Hacer carrera con lo que todos tiran
La aplicación de la economía circular en la industria ofrece crecientes oportunidades laborales y demanda profesionales cualificados. Ejemplo de ello son Mario, Adrián y Jorge, tres jóvenes ingenieros que se han instalado en Cartagena (Región de Murcia) para trabajar en una planta pionera en la producción de combustibles renovables a partir de residuos orgánicos
La economía circular y su aplicación en la industria ya no es un mero postulado teórico. En la actualidad, la reutilización de lo que hasta ahora era un residuo –en detrimento del canon del usar-tirar– es una de las fuentes de empleo con más potencial en España. Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, durante la próxima década se crearán 70.000 puestos de trabajo relacionados con la economía circular en España, un sector que hoy aglutina el 2% de los empleos nacionales y que, según los expertos, no deja de demandar profesionales.
Mario Pérez, Adrián Casas y Jorge Fernández, los protagonistas del vídeo que encabeza este artículo, son ingenieros, tienen 34, 30 y 27 años respectivamente y se cuentan entre estos nuevos profesionales. Los tres trabajan en la puesta a punto de una planta en Cartagena (Región de Murcia) en la que se fabricará, a partir de finales de año, combustible renovable con aceite vegetal usado, la primera de este tipo en la península Ibérica.
Guillermo Martínez, gerente ejecutivo de LHH, la consultora de selección del Grupo Adecco, afirma que, el ámbito de la economía circular, y en específico el de las industrias de las energías renovables, vive un “auténtico bum” laboral: “No hablamos de ocupación total, pero sí de una gran cantidad de empleos y una altísima colocación del candidato”. Las empresas, además, necesitan “muchos más trabajadores de los que existen: estamos viendo cómo algunos jóvenes salen de la carrera y ya tienen un trabajo sólido”.
Perfiles cualificados y jóvenes
Jorge Fernández, Adrián Casas y Mario Pérez, los dos primeros ingenieros químicos y el tercero ingeniero industrial, forman parte de las mil personas que se dedican a la construcción y puesta en marcha de la planta de combustibles renovables de Cartagena de Repsol. Como ellos, la mayor parte del equipo se mueve en las diversas ramas de la ingeniería y los grados de Formación Profesional. El objetivo es procesar al año unas 300.000 toneladas de residuos con los que fabricar cerca de 250.000 toneladas de combustibles renovables. Unos carburantes que ya están presentes (en un porcentaje del 10%) por ley en las gasolinas y gasóleos que repostamos, son cero emisiones netas y compatibles con los motores de los vehículos actuales, explica Emilio Mayoral, responsable de la puesta en marcha de la planta.
El trabajo de los tres ingenieros consiste en preparar la planta para la producción a gran escala de combustible renovable, que se fabricará principalmente con aceite vegetal usado. El reto reside en que una buena parte de los procesos son nuevos, sin antecedentes. “Trabajamos muchísimas disciplinas juntas: ingenieros eléctricos, ingenieros de construcción, mecánicos, químicos, industriales… Es necesario que nos pongamos de acuerdo y hablemos el mismo idioma”, prosigue Pérez.
Atractivo personal y laboral
Según la Agencia Internacional de las Energías Renovables, 55.400 personas trabajan hoy en el sector de la energía renovable en España y se prevé que sean 468.000 durante la próxima década.
“Tenemos mucho potencial de empleo en este segmento y cada vez más estudios específicos en este campo. Quien curse estudios relacionados con estas energías, tanto técnicos como de ingeniería, prácticamente tiene empleo asegurado, sea en España o fuera. La demanda y la oferta es bestial”, retoma Guillermo Martínez, de LHH.
El de Cartagena es uno de los cientos de proyectos industriales que proliferan en España relacionados con la economía verde. Mario Pérez, de 34 años, nació en Lorca (Región de Murcia), estudió en la Universidad Politécnica de Cartagena y, tras varias experiencias en el mundo de la energía, se incorporó hace seis meses a esta planta: “Es algo muy innovador desde el punto de vista tecnológico. Para una persona que se dedica a la ingeniería resulta muy atrayente. Te sientes realizado en lo profesional”.
Adrián Casas dejó hace dos años Galicia para instalarse en Cartagena y trabajar en la planta. Jorge Fernández, el único de los tres que nació en Cartagena, vivió y trabajó varios años en Francia y Hungría antes de retornar a su ciudad natal. A ambos les atrajo la magnitud tecnológica y profesional del proyecto, en el que colaboran más de 240 empresas auxiliares, pero también la naturaleza del mismo: “Me enorgullece saber que damos una segunda vida a lo que tiramos, por así decir, y que ese material va a volver a ser útil”, sintetiza Casas.
Una idea que refrenda el experto Guillermo Martínez: “Igual que muchos compramos productos en base a su sostenibilidad, también tenemos este factor en cuenta en nuestras decisiones profesionales. La gente lo valora y apuesta por este camino en el terreno laboral”, cierra.