El pueblo que comparte el sol
Paneles fotovoltaicos instalados en el tejado de un colegio público generan energía para los vecinos y los comercios pequeños que se ubiquen en un radio de 1.000 metros y les procuran un ahorro de hasta el 20% en su factura. Así se conforma una comunidad solar
Chiclana de Segura (Jaén) ha encontrado la manera de enganchar a sus habitantes. Se ha sumado al nuevo club de las comunidades solares. Un modelo energético de proximidad por el que vecinos y comercios pequeños reciben energía renovable de unos paneles instalados en el colegio de este pueblo de la comarca de El Condado. El Ayuntamiento, propietario de la hasta entonces infrautilizada azotea de la escuela, percibe una renta por la cesión del espacio. La comercializadora asume el coste de la instalación y su mantenimiento y asegura el suministro de energía con independencia de las horas de sol. Estas comunidades solares, que siempre se ubican en núcleos urbanos, bien sea en pueblos como Chiclana de Segura o en grandes ciudades, contribuyen a reducir las emisiones de dióxido de carbono. Un sistema tan redondo como el modelo de economía circular que representan.
El Condado ha sido pionera en el desarrollo de este modelo de autoconsumo compartido. Esta comarca está formada por ocho municipios muy cohesionados, habituados a emprender iniciativas de forma conjunta. El Ayuntamiento de Chiclana de Segura (1.119 habitantes, según el padrón de 2021) instaló hace un año paneles fotovoltaicos en el tejado del colegio público Santa María de Nazaret, que generan energía para 55 usuarios. En otros municipios de El Condado las placas solares se ubican en un centro de salud, un mercado de abastos, un hogar del jubilado o en otros edificios públicos de diferente índole.
Santiago Rodríguez, el alcalde de Chiclana de Segura, reconoce la ilusión del pueblo por generar su propia energía. “Las familias ahorran dinero en la factura y se reducen las emisiones de CO₂”, afirma el regidor de este pueblo jienense que vive del olivar. “Viene bien para los vecinos y para las arcas municipales”, añade Rodríguez, que apunta un beneficio colateral al encontrarse los paneles en el colegio: “Pedagogía”, resume. “Los profesores enseñan que hay que cuidar el planeta a los niños”, describe.
Alfonso Flores es uno de los responsables de negocio de Repsol Solmatch, la empresa que ha creado la comunidad solar en Chiclana de Segura y en el resto de municipios de El Condado, y que ya cuenta con más de 300 repartidas por toda España. Flores señala la necesidad de que se sigan produciendo estas colaboraciones público-privadas: “Las administraciones cuentan con muchos edificios en propiedad”, afirma. Los paneles solares se han ubicado en el colegio, pero podrían instalarse en la casa de la cultura o en un centro de salud, como sucede en Navas de San Juan.
Joaquín Requena es el alcalde de este municipio de 4.473 habitantes que también vive del olivar. Destaca, como su homólogo de Chiclana, el beneficio para el planeta y para los vecinos, que han visto cómo su factura de la luz se contenía en tiempos de crisis energética. Requena asegura que la energía que obtienen de los paneles instalados en el centro de salud tiene un precio de un céntimo por kWh, lo que explica que los miembros de la comunidad solar paguen hasta un 20% menos.
Las diferencias entre irradiación solar
Las comunidades solares tienen cabida tanto en El Condado, una región con muchas horas de sol, como en un concello de Galicia. Solo conviene tener en cuenta que en comarcas como la de Jaén, la misma cantidad de paneles permite engancharse a más usuarios que en una zona con menos irradiación solar. Pero la viabilidad de esta forma de obtener energía renovable y de proximidad está demostrada en todo el territorio.
Las empresas encargadas de la instalación de los paneles y el suministro de la energía obtenida no solo llegan a acuerdos con la Administración para el aprovechamiento de azoteas infrautilizadas. También se firman colaboraciones con entidades privadas, como la institución educativa La Salle, que ha permitido la creación de comunidades solares en 30 de sus centros. El sistema es el mismo. Las placas ubicadas en el tejado de uno de estos colegios permiten suministrar energía renovable y de cercanía a las viviendas y comercios pequeños que se encuentren a no más de 1.000 metros, sin tener que realizar ninguna obra ni instalación.
La media de usuarios que se benefician en cada comunidad solar es de 70. Depende de la radiación solar y de la superficie del tejado. Si se toma como referencia el consumo medio de un hogar en España, al menos el 15% de la energía obtenida procede de esos paneles solares, mientras que el resto se suministra de fuentes renovables que cuentan con un certificado de origen. Para garantizar que cada usuario recibe su porcentaje de energía solar, no puede haber infinitos clientes enganchados a la comunidad. Se trata de ir creando nodos cerca de los consumidores para “dejar de depender de una gran central y avanzar hacia un modelo de energía de generación distribuida”.
¿Qué tiene que hacer el usuario?
Nada y todo. “No provoca ningún impacto en tu vida. Pero tu vida cambia de un día para otro”, resume Flores para referirse a que no se requiere ninguna obra ni instalación en los hogares, solo hay que comprobar que existe una comunidad solar con plazas disponibles y apuntarse. La comercializadora se encarga de las gestiones y, una vez activado el autoconsumo, la energía con la que se enciende el horno procede de las placas solares instaladas en el tejado de un centro comercial, por poner otro ejemplo real.