Se buscan profesionales en economía circular
Los estudios sobre este nuevo modelo productivo sostenible y transversal crecen en escuelas y universidades. La demanda de estos perfiles aumenta en todos los sectores
La economía circular generará 24 millones de empleos en 2030 en el mundo, según la Organización Internacional del Trabajo. La propia Unión Europea (UE) ha calculado, para ese mismo periodo, un crecimiento anual del 0,3% de la ocupación relacionada con esta materia, lo que se traducirá en cerca de 700.000 nuevos puestos de trabajo. Constituirán una nueva fuerza de profesionales al servicio de un canon que rompe con la cultura del usar y tirar y propone que los residuos se transformen.
En este cambio de paradigma emergen nuevos roles y tareas nunca vistas. Es cada vez más frecuente pedir que un empleado sea capaz de calcular la huella ambiental de un producto o que lo diseñe para extender su ciclo de vida y aumentar su reciclabilidad. Pero, ¿cómo y dónde formarse en economía circular, una materia que, destacan los expertos, es más una filosofía transversal a la actividad empresarial que una serie de conocimientos aislados? ¿Qué estudios existen y dónde se imparten? ¿A quiénes se dirigen? ¿Hay mercado y salidas para esta formación?
Un perfil variado e intergeneracional
La economía circular está en boca de ciudadanos, políticos, medios de comunicación y empresas. Ha ido colándose en el imaginario popular y resuena cuando se habla de la lucha contra el cambio climático o la transición energética. En consecuencia, los planes de estudio en torno a esta materia han proliferado. Uno de los primeros centros en impartirlos fue la Escuela de Ingeniería de Bilbao de la Universidad del País Vasco (UPV) que, allá por 2002, enseñaba a sus estudiantes a ecodiseñar un producto: cómo concebir un artículo para minimizar su huella ambiental.
Desde entonces, la oferta de esta universidad, y la de otros muchos centros, ha crecido y se ha diversificado. En la actualidad, la UPV imparte un máster, Economía Circular: Aplicación a la Empresa, que nació como posgrado y celebra ya su tercer curso consecutivo. Rikardo Mínguez, su director, explica que cuentan con 25 alumnos por promoción con perfiles muy diversos: “Tenemos profesionales que son directores de sostenibilidad o responsables de RSC en sus empresas. Vienen de sectores como la construcción, la alimentación o la automoción. Quieren reubicarse y formarse de nuevo con conocimientos en economía circular. Y en clase se mezclan con recién graduados. Hay mucha sinergia entre ellos. Se da un ambiente de estudio e intercambio de información muy bueno”. En paralelo, el centro educativo y la Fundación Repsol impulsan una cátedra para difundir la economía circular y estudiar su impacto en la cadena de valor.
Así como esta universidad vasca lleva dos décadas hablando de estos conceptos, otros centros, como ESCI-UPF, la escuela de negocios de la Universitat Pompeu i Fabra (Barcelona), ofrece estudios pegados a la actualidad y muy específicos, como un posgrado en Gestión de la Transición Sostenible y la Emergencia Climática, enfocado a la creación de negocios en tiempos de calentamiento global y cuyo segundo curso comenzará en septiembre. Lela Mélon, su directora, afirma que el espíritu es abierto y práctico: “Es un cambio enorme en la manera de enseñar. Venimos de sistemas viejos con mucha teoría densa. Lo que enseñamos aquí es aplicable, desde la primera lección, al mundo empresarial”.
En su primer curso se matricularon 15 alumnos, entre los que se contaban varios estudiantes de grado, de Economía, Derecho o Comunicación, y profesionales consolidados mayores de 50 años: “De aquí salen consultores de sostenibilidad que pueden trabajar para una empresa o montar la suya propia. Auditores especializados en la elaboración de informes de compromiso contra el cambio climático, por ejemplo, o en compra pública verde. El empuje de la UE está creando una gran demanda”, añade Mélon. La UE estima en un 0,5% el crecimiento anual de su PIB en 2030 gracias a la profesionalización y desarrollo de la economía circular.
Una filosofía más que una carrera
Recalcan los expertos que esta economía es una filosofía que lo empapa todo, no una carrera en sí. Las empresas están transformando su ser y su estar. Lo hacen desde lo técnico, pero también desde lo cultural. La basura ya no es basura: ahora son residuos, unos recursos que se pueden transformar en materia prima e ingresar una y otra vez en la cadena productiva. Ignacio Fresneda, del área de Personas y Organización de Transformación Industrial y Economía Circular de Repsol, explica que lo característico de este nuevo orden es la transversalidad: “A los másteres en economía circular acceden desde un ingeniero químico hasta un grado en Derecho o Económicas, o un ingeniero de agroforestal. Las prácticas, sean en la industria de la moda o en la energética, pueden diferir entre sí, pero se regirán por los mismos principios”.
Esa mezcla de perfiles, donde conviven neófitos y veteranos, redunda en equipos diversos y polivalentes. Fresneda describe un caso práctico: “Los científicos se encargan de seleccionar las tecnologías más eficientes. Suelen ser químicos, ingenieros, biólogos que, junto con ingenieros industriales o de procesos, las adaptan e integran en nuestros procesos actuales”. Después hay que aprender a comunicar esta transformación en un tablero con unas reglas de juego diferentes. Para ello también se prepara al alumnado: “En un cambio de modelo tan grande, el reto también está en la manera de contarlo. Hay que motivar y explicar para implicar. Resaltar no solo lo bueno, sino también lo malo o complejo, sin maquillajes empresariales”, recalca Fresneda.
Nuevos negocios
Rikardo Mínguez, de la UPV, asegura que en su máster, por el momento, hay más alumnos que prácticas disponibles. Una buena parte de sus estudiantes acaba hallando trabajo en pequeñas y medianas consultoras ambientales. Es uno de los nichos de negocio más pujantes. “Cada vez hay más compañías de este tipo que son subcontratadas por las grandes empresas para que les midan la huella ambiental. También pueden asesorar en el cumplimiento de normativas de residuos y reciclaje o la adecuación al Pacto Verde Europeo –un programa continental contra el cambio climático– o ayudar en el cálculo de la huella hídrica o de carbono, entre otros”.
“Los perfiles de las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) son clave. Y no solo me refiero a la formación universitaria; la Formación Profesional es fundamental en nuestro sector”, tercia Ignacio Fresneda, de Repsol. Por ejemplo, la llegada de los fondos europeos abre una rendija a especialistas jurídicos en subvenciones verdes, duchos en su solicitud y requerimientos: “Y a negocios en torno al hidrógeno renovable, los nuevos materiales, las nuevas energías o el big data”, añade el experto.
Hacia el economista circular ‘puro’
A la espera de estos roles, las tareas propias de esta nueva realidad, como conseguir que una empresa encaje en la solicitud de ayudas verdes, o cuadrar los números para que un cambio de abastecimiento energético salga rentable, las absorben una amalgama de profesionales que se forman y expanden sus habilidades sobre la marcha. Sin embargo, una figura inédita está al caer: la del economista circular puro, es decir, profesionales nativos en esta materia, no expertos tangenciales. Así lo cree Luis Salvatella, director del máster en Economía Circular conjunto entre la Universidad de La Rioja, la Universitat de Lleida, la Universidad de Zaragoza y la Universidad Pública de Navarra: “Todavía no hay un responsable de Economía Circular en cada empresa, como sí hay uno de Riesgos Laborales, pero probablemente empiecen a aparecer pronto”.
La figura acabará emergiendo. Mientras, la demanda de profesionales circularizados no deja de crecer. Empresas y gobiernos, acuciados por el cambio climático, aprietan cada vez más las tuercas de sus obligaciones medioambientales. La economía circular empapa todas estas exigencias: “Es un gigantesco desafío para la sociedad que trasciende a todos los sectores y todos los niveles. Los más evidentes son los relacionados con el aprovechamiento de materias primas renovables, así como los basados en la reutilización, la reparación y el reciclaje. Afecta a muchos aspectos de las empresas, como la digitalización, la logística o la gestión contable. Es difícil encontrar un sector ajeno a esta revolución necesaria”, explica el catedrático Salvatella.
El alumnado del máster que dirige refrenda la necesidad de que ese reto lo afronte un ejército heterogéneo y muy preparado. En sus aulas estudian licenciados en Química, Derecho, Economía, ADE y diversas ingenierías. Ellos son los profesionales que cubrirán los aspectos científicos, técnicos, legales, sociales y económicos de un cambio imparable. Los potenciales economistas circulares del futuro.