Un paso más en la batalla contra el dolor crónico
El dolor es un problema de salud pública que afecta a uno de cada tres españoles adultos. La lucha contra esta enfermedad invisible tiene visos de esperanza con el nuevo tratamiento que lidera la investigadora bioquímica María del Carmen Ruiz Cantero, y que acaba de recibir 300.000 euros de apoyo
Apenas había cumplido 30 años cuando Gemma Fernández Bosch (Menorca, 1980) empezó a padecer fuertes dolores cervicales y de columna. Al principio no le prestó mucha importancia: “Los dolores crónicos son de gente bastante mayor”, pensó. Al tiempo, le diagnosticaron una cervicalgia, una lesión que afecta a los nervios de la médula espinal y que condiciona completamente la vida de quien la padece. Los síntomas son fuertes dolores musculares y de cabeza, e incluso disfunciones neuronales: “El dolor es una enfermedad invisible porque nadie, salvo la propia persona, sabe cuánto dolor está sufriendo”, apunta Fernández, que hoy preside la Asociación Sine Dolore, una entidad que promueve la concienciación social sobre el dolor.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el 32% de los españoles adultos padecen algún tipo de dolor de diferente origen. La lucha contra esta enfermedad se libra desde muchos frentes, como diferentes especialidades médicas -medicina interna, anestesiología, neurología, fisioterapia, psicología-, pero también en otros campos fundamentales como la investigación.
Una de esas batallas se concentra en un laboratorio de Barcelona. Desde la Fundació Bosch i Gimpera, un centro de investigación asociado a la Universitat de Barcelona, se trabaja concienzudamente para lograr un nuevo fármaco que logre reducir el dolor y mejorar la calidad de vida a las personas que lo padecen. La investigadora María del Carmen Ruiz Cantero y el resto del equipo están detrás de este innovador tratamiento, inscrito en el proyecto de investigación ‘Moléculas de acción dual como estrategia innovativa frente al dolor’, y que ha merecido ser uno de los ganadores de la última convocatoria de innovación CaixaResearch Consolidate, de Fundación La Caixa, que apoya iniciativas biomédicas como esta.
Una investigación con resultados prometedores
Uno de los primeros aspectos que llama la atención a la hora de abordar el problema es la eficacia de los tratamientos actuales. Según la SEN, solo entre el 40% y el 60% de los pacientes con dolor siente alivio con ellos. Entre esto y las limitaciones que supone el dolor crónico, personas como Fernández Bosch han tenido que modificar sus hábitos de vida: “Afecta físicamente, pues hay cosas que ya no puedes hacer; puedes incluso modificar tus relaciones sociales. Y también psicológicamente. De hecho, hay gente que cae en depresión porque vivir con dolor es muy duro”. Ruiz Cantero lo ratifica: “Además de tener una eficacia limitada, los analgésicos tienen importantes efectos secundarios”, afirma esta bioquímica.
Además de Ruiz Cantero, el equipo de Fundació Bosch i Gimpera al cargo de la búsqueda de este nuevo tratamiento lo componen Eugenia Pujol y Santiago Vázquez. Los investigadores han descubierto que la combinación de dos fármacos que actúan sobre dos dianas farmacológicas (dos proteínas) distintas, muy importantes en la aparición y el mantenimiento del dolor, produce un efecto analgésico mucho más potente, que cada uno de ellos por separado. “Nunca antes se había identificado que el uso de estos fármacos en conjunto produzca este mayor efecto analgésico contra del dolor, pero los resultados son prometedores”, celebra Ruiz, que añade que no pueden desvelar el nombre de las dos proteínas porque acaban de registrar la patente.
Llevar una investigación así al mercado implica tiempo y financiación. El proyecto ha sido apoyado por Fundación La Caixa con 300.000 euros para los próximos dos años, lo que les permitirá seguir investigando sobre el potencial de esta interacción farmacológica. De momento ha mostrado resultados de éxito en dolores crónicos ocasionados por cirugías y por artritis, inflamación de las articulaciones de los huesos: “Nuestro objetivo es probarlo en otros tipos de dolor”, apunta la investigadora.
La investigación está aún en fase preclínica, es decir, en pruebas con modelos animales para conocer la actividad farmacológica y su toxicología: “Normalmente, los tratamientos empiezan en pequeños laboratorios y acaban siendo puestos en el mercado por las farmacéuticas que compran la patente y son las que cuentan con la financiación para seguir con la investigación en la fase clínica, con personas”, explica Ruiz Cantero.
Más incidencia en mujeres de mediana edad
El diagnóstico médico del dolor se concentra en personas entre 45 y 54 años, y con mayor prevalencia en mujeres (60%), según datos de la SEN. Como explica María Madariaga, médica anestesióloga y presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED): “El dolor es algo muy común en la sociedad, no solo en edad geriátrica, sino también entre la población joven. De hecho, el perfil del paciente más habitual en consulta es el de una mujer de 46 años”.
Como apunta la facultativa, esta diferencia entre hombres y mujeres tiene una causa biológica: “Por los estudios que se realizan, sabemos que las mujeres perciben el dolor de manera más intensa que los hombres, pero su umbral del dolor es más alto. También sabemos que las mujeres responden peor a los fármacos que los hombres por una cuestión del sexo de los modelos animales que se solían utilizar para los ensayos, siempre machos, aunque esto ya está cambiando”, aclara.
Madariaga explica que la mayoría de los dolores que se dan en consulta son de origen musculoesquelético y pueden producirse por varias razones. “Son agudos cuando es una respuesta adaptativa del organismo, cuando el cuerpo ha sido lesionado de alguna forma. Es un dolor intenso pero que se pasa rápidamente, a veces con un tratamiento”, pone de ejemplo la anestesióloga, que también dirige la unidad del dolor del Hospital Universitario HM Torrelodones, en la Comunidad de Madrid: “En cambio, si el dolor es de origen degenerativo, no se puede curar, solo se puede paliar”, añade.
También es común en consulta el dolor neuropático, que copa hasta un 25% de los casos en Atención Primaria. El doctor Alan Luis Juárez-Belaúnde, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología (SEN), lo explica: “Es un dolor causado por una lesión o enfermedad del sistema somatosensorial, a nivel central (cerebro y médula espinal) o periférico (nervios), que hace que el sistema nervioso interprete como dolorosos ciertos estímulos que, en realidad, no lo son”.
Los mecanismos que originan este tipo de dolor no son del todo conocidos, aunque se asocian con frecuencia a enfermedades como la diabetes, el herpes zóster, los ictus, el párkinson o el cáncer, y a procesos posteriores a cirugías o ciertos tratamientos médicos (por ejemplo, la quimioterapia). Los síntomas se traducen en sensación de hormigueo, quemazón, adormecimiento o acolchamiento de partes del cuerpo. Este tipo de dolor afecta hasta el 10% de la población adulta, según la SEN.
Por todas las implicaciones que puede tener el dolor, su tratamiento, como explica Juárez-Belaúnde, debe abordarse de manera multidisciplinar. “Desde medicina interna, anestesiología, y neurología, hasta fisioterapia y rehabilitación y psicología. Y, por supuesto, la investigación es clave para seguir luchando contra el dolor”, concluye.
Impulsando la investigación para que llegue al mercado
La convocatoria de innovación CaixaResearch Consolidate, desarrollado por Fundación La Caixa en colaboración con Caixa Capital Risc, apoya proyectos innovadores y maduros en biomedicina para que puedan seguir desarrollándose y atraer la inversión necesaria para comercializarlos. Además del tratamiento dual contra el dolor del equipo de María del Carmen Ruiz Cantero, en esta última convocatoria han sido premiados dos proyectos más. El primero, basado en el desarrollo de nuevos dispositivos médicos para mejorar la monitorización de señales eléctricas cerebrales en recién nacidos y adultos, de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, pretende mejorar el diagnostico de anomalías cerebrales como la falta de riego sanguíneo, que pueden causar daños irreversibles. En el segundo, desde Fundació Institut d’Investigació en Ciències de la Salut Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) están profundizando en el estudio de un anticuerpo monoclonal en el tratamiento del cáncer y en el desarrollo de una nueva inmunoterapia.