Sexo telefónico
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1Virginia habla de madrugada desde el salón de su casa.Lorena atiende a sus 'sumisos' cuando sus hijos están en el colegio. Esta es la historia de varias mujeres que se ganan la vida en la línea caliente. Ellas mantienen millones de minutos de consumo erótico por teléfono. ALFREDO CÁLIZ -
2Tras infinitos intentos con numerosas empresas, Woman Extreme nos dio acceso a su cuartel general. Cada empleada - había cuatro a las diez de la mañana - charlaba de sexo desde su cubículo. ALFREDO CÁLIZ -
3"No somos una empresa de gemidos. Vendemos fantasías. Explicad cómo os gusta el sexo", les pide la formadora a las teleoperadoras. ALFREDO CÁLIZ -
4Cuando la entrevistamos y fotografiamos, Virginia Rodríguez tenía 27 años, dos hijos y esperaba el tercero. Madre separada, recibía llamadas de una a cinco de la madrugada. Una de sus presentaciones: "Hola, me llamo Alicia. Soy morena, con el pelo largo, mido 1,70, peso 62 kilos, tengo una 115 de pecho y los pezones gorditos como guindas". ALFREDO CÁLIZ -
5Ana (nombre supuesto de esta madrileña) comenzó con el sexo telefónico en 1999. Hoy tiene 40 años y dirige un 'call center' en el que aún se atienden llamadas eróticas. "Mi personaje Lissete Vega era los sueños de cada uno. Una actriz. En línea erótica, tu trabajo es complacer a la persona que se encuentra al otro lado". ALFREDO CÁLIZ -
6Lorena tiene 41 años. Lanzó su propia línea erótica en febrero. Probó con varios personajes, como Marta, una chica morbosa de 24 años, y Mistress Ginebra, una dominátrix que mezcla severidad y dulzura. Se quedó con la última. "Lo único que quiere el sumiso telefónico es acatar órdenes. Muchos son ejecutivos, tienen responsabilidades en la vida real y lo que buscan es liberarse de eso, obedecer". ALFREDO CÁLIZ