La obesidad infantil en Europa y España: un reto complejo y urgente
España presenta los datos más graves con prevalencias de sobrepeso y obesidad cercanas al 40%, cuando en Dinamarca o la República Checa es la mitad
Liljana tiene nueve años y es divertidísima. De origen serbio, vive en Viena con su familia, que da mucha importancia a la alimentación y al deporte. Liljana está encantada con su colegio, amistades y profesorado, pero ha tenido mala suerte. La comida no le gusta. Todo son platos precocinados, la fruta le sabe a nada y es siempre la misma. El profesor de Educación Física, un poquito chapado a la antigua, les tiene todo el día compitiendo, fomentando la exclusión del alumnado menos habilidoso y a ella lo que le gusta es jugar al básquet, saltar y encestar.
Tomasso tiene ocho años y es un niño estudioso, le gusta leer y aprender. Vive en la periferia de Milán, en un barrio desfavorecido, y su sueño es llegar a ser astronauta. ¡Hay una astronauta italiana ahora mismo en la NASA! Tomasso sabe que para conseguirlo tiene que cuidarse mucho física y mentalmente. Sin embargo, en cada esquina de su barrio hay un establecimiento de comida basura. A su familia no le gusta que pase tiempo en la calle, le repiten la importancia de estudiar para llegar a las estrellas. El único espacio agradable para jugar en el barrio es un parque pegado a un polideportivo que está más allá de dos carreteras con mucho tráfico.
Xisca tiene 13 años, vive en Palma de Mallorca y es una adolescente llena de energía que está pasando una mala época. No acaba de entender por qué tiene que hacerse mayor y todos los cambios que le ha traído la pubertad. Su familia anda siempre de arriba a abajo y las amigas le dicen que se deje de tonterías y disfrute de la vida. Xisca tiene la sensación de que nadie la entiende, ni siquiera sus compañeras de balonmano, y ha decidido no empezar la temporada con el equipo. Ella envidia a su prima, que tiene una familia estupenda y está siempre colgando fotos de su fantástica vida. En su colegio tienen tenis y piscina como extraescolares… Alucinante… ¡Cómo vive su prima!
Los ejemplos de Liljana, Tomasso y Xisca son realidades de una infancia y una adolescencia europea con alto riesgo de presentar sobrepeso y obesidad.
Los últimos datos de la OMS Europa, con 33 países, y la Iniciativa Europea de Vigilancia de la Obesidad Infantil (COSI por sus siglas en inglés), mostraron que el 29% de los niños de siete a nueve años presentaron sobrepeso y obesidad. Menos de la mitad (43%) de los niños de seis a nueve años consumían fruta fresca diariamente y el 7% la consumían menos de una vez por semana o nunca. Con respecto a la actividad física, casi la mitad (47%) de los niños pasaban menos dos horas a la semana haciendo deporte o bailando. En España, el 39% de las niñas y el 38% de los niños de 7 a 9 años presentaron sobrepeso y obesidad. Junto con Grecia e Italia, España presenta los datos más graves de toda Europa, con prevalencias de sobrepeso y obesidad cercanas al 40%, mientras que en países como Dinamarca o la República Checa es la mitad.
Dada la preocupante situación en Europa y especialmente en el sur de Europa, es fundamental reconocer que la obesidad tiene un origen complejo y multicausal en el que intervienen factores biológicos, psicosociales, comunitarios y ambientales. La obesidad conlleva la aparición precoz de enfermedades crónicas, causando un importante deterioro de la calidad de vida y un aumento de la morbilidad y mortalidad prematura. La obesidad tiene por tanto un alto impacto negativo tanto en los niños, adolescentes o adultos afectados como en el bienestar de nuestras poblaciones.
La epidemia de la obesidad infantil muestra un clarísimo gradiente socioeconómico en Europa y de manera muy clara y mantenida desde los primeros estudios, en España. La situación socioeconómica en la que crece el niño, niña o adolescente, determina la posibilidad de presentar obesidad infantil. Resultados del estudio PASOS 2019 de la Gasol Foundation, que se realizó en una muestra nacional y representativa de toda España, muestran que los niños, niñas y adolescentes que viven en un entorno más favorecido tienen un 72% menos de probabilidad de presentar obesidad y un 80% menos para la obesidad severa.
En este sentido es importante destacar la Garantía Infantil Europea cuyo objetivo es romper el ciclo de la pobreza infantil garantizando el acceso de todos los niños, niñas y adolescentes a seis derechos o servicios básicos relacionados con la obesidad infantil: educación y cuidado infantil, asistencia sanitaria, vivienda adecuada, educación y actividades extraescolares, al menos una comida saludable al día en el colegio y una alimentación saludable.
Según el informe PASOS 2022 de la Gasol Foundation, se han deteriorado los estilos de vida saludables con respecto al 2019, sobre todo en la población desfavorecida. En tan solo tres años ha crecido en un 12,4% el porcentaje de niños, niñas y adolescentes que declaran sentirse tristes, preocupados/as o infelices, hasta alcanzar a casi un tercio de esta población. Ese incremento se eleva a un 17% para el género femenino y a un 16,5% en los barrios con una menor renta. Además, el uso excesivo de pantallas ha incrementado en general, especialmente en familias desfavorecidas.
La relación entre la inseguridad alimentaria y la obesidad es una pregunta relevante en la actualidad. El estudio sobre obesidad infantil y entorno urbano (SUECO por sus siglas en inglés) muestra que, en 2017, el 18% de los menores de entre tres y 12 años de la ciudad de Madrid vivía en un hogar con algún tipo de inseguridad alimentaria y el 8% con inseguridad alimentaria severa, mostrando un aumento de riesgo de obesidad del 15%. El riesgo fue mayor en niñas que en niños. Otros análisis han mostrado que el entorno urbano también es injusto: de los niños y niñas que residen en entornos con una mayor concentración de tiendas de alimentación no saludables en Madrid, el 61% se clasifican como clase social baja, frente a un 4% de clase social alta (datos no publicados hasta la fecha).
Con respecto al entorno urbano y la actividad física de niños/as y adolescentes, se observa que el diseño de los espacios destinados a la actividad física infantojuvenil no tiene en cuenta las necesidades de sus usuarios. La inmensa mayoría de estos espacios son canchas deportivas —generalmente fútbol o baloncesto—, y esto no responde necesariamente a los intereses de los niños y niñas, sino a cómo la población adulta diseña la actividad física, fuertemente condicionada por los clubes deportivos. Los patios de los centros escolares siguen este mismo patrón, generando un espacio poco atractivo para la población infantil, especialmente para las niñas.
Los niños, niñas y adolescentes pasan una parte importante de sus días en la escuela, lo que la convierte no solo en un lugar para aprender, sino también para comer, jugar y socializar. El proyecto europeo School Food For Change (SF4C), en el que participamos junto con 43 organizaciones de 12 países de la UE, propone definir e impulsar lo que significa comer de manera saludable y sostenible en los centros educativos, al mismo tiempo que aborda la educación alimentaria en varios niveles incluyendo a familias, profesorado, profesionales de cocina, empresas proveedoras de catering y compradores públicos a nivel de ciudad.
España tiene un plan de ruta en el que participan agentes institucionales, científicos y sociales. Desde el ámbito de la investigación europea seguimos proporcionando la mejor evidencia posible. Por ejemplo, este noviembre empezamos un proyecto de prevención de la obesidad de cinco años y 10,5 millones de euros de presupuesto, llamado OBCT, en el que colaboramos y que incluye una mirada de desigualdades y métodos epidemiológicos para entender el riesgo de obesidad durante todo el curso de la vida.
Desde la administración central, en verano del 2022 se presentó el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil: En Plan Bien, un paquete de 200 medidas dirigidas a que el entorno familiar, educativo, sanitario, de ocio y deporte, urbano-pueblos y ciudades, digital y audiovisual, sean cada vez más promotores de la salud de la actual y próximas generaciones de niñas, niños y adolescentes.
Liljana, Tomasso y Xisca tienen un alto riesgo de presentar sobrepeso y obesidad dados sus contextos en la Europa actual. Niñas y niños que merecen todos los esfuerzos, todas las garantías para vivir y crecer de forma saludable, en igualdad de oportunidades y que puedan desplegar su pleno potencial. Desde una perspectiva de salud y derechos podremos asegurar los mayores niveles de salud y bienestar para todas las personas que vivimos en Europa.
Manuel Franco es profesor e investigador en Epidemiología y Salud Pública en las universidades de Alcalá, España y Johns Hopkins en Baltimore, EE.UU. Sus proyectos de investigación se centran en la Salud Urbana y la Epidemiología Social.
Santi Gómez es director de programas e investigación de la Gasol Foundation. Psicólogo, máster en salud y bienestar comunitario, máster en salud pública y con una tesis doctoral centrada en el análisis de la prevalencia, determinantes e intervenciones preventivas de la obesidad infantil.
Paula Berruezo es coordinadora técnica de investigación y programas de la Gasol Foundation. Dietista-Nutricionista, Máster en actividad física y salud y estudiante de doctorado de la Universidad de Alcalá de Henares.
Luis Cereijo es Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Doctor en Epidemiología y Salud Pública. Es investigador de la Universidad de Alcalá y RMIT University. Su trabajo se centra en las desigualdades en la práctica de actividad física y su influencia en la salud.
Revisión de contenido por Laura Lorenzo, responsable de Comunicación y Marketing de Gasol Foundation.
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