La prole de Errejón o la ilusión de la suma progresista
Los militantes de Más País viven la noche electoral sin derrotismos por el modesto resultado y con esperanza de contribuir al desbloqueo
La sede de campaña de Más País es la noche de este domingo un cuadro de austeridad y tensión expectante. En un pequeño local de planta baja, pertrechados de unos simples snacks y unas sillas plegables, los militantes del partido de Íñigo Errejón vivieron la velada electoral entre la ilusión de contribuir a un posible Gobierno progresista y su pavor incrédulo ante el auge de Vox. “Hemos venido aquí a sumar y vamos a sumar con lo que tengamos. Eso lo tenemos clarísimo”, decía Beatriz Blanco, de 30 años. “Mi mayor miedo era no tener representación parlamentaria y no poder aportar nada al bloque de izquierdas, pero eso no ha pasado. Así que todo bien”, añadía María Escaño, de 27 años. En la televisión, el portavoz de Vox hablaba de “la España viva” y algunos se rieron.
—Pues a mí no me hace ninguna gracia, intervino Carlos Olmedo.
Olmedo tiene 18 años y es estudiante de Filosofía. Recordó cuando el partido ultraderechista era “una cosa irrisoria con mil seguidores en Instagram”. Ahora, dijo, le da “miedo”, y le suscita una reflexión filosófica: “Que nos creemos que la sociedad siempre avanza y progresa, y eso no es cierto. También retrocede. Por eso yo me he afiliado a un partido, para poder luchar políticamente contra eso”.
Todos se lamentaban de la repetición electoral. “El PSOE y Unidas Podemos tuvieron en la mano un pacto progresista y no cumplieron. La culpa pesa sobre sus hombros”, comentó Ibon Gutiérrez, de 26 años. “Por muchas diferencias que tuvieran, debían llegar a un acuerdo. Tenían la llave para formar un Gobierno y lo que hicieron fue tirar la llave para que la pudiera coger cualquiera”, criticó Blanco. Javier Montero, de 43 años, también les atribuía la responsabilidad a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias: “Por ellos ha tenido la oportunidad de ascender Vox, y estamos ante una situación peligrosa. La gente se está acostumbrando a la extrema derecha, la está normalizando”.
Pese a que el escrutinio dejaba a Más País en tres escaños, frente a los 15 que había fijado como objetivo, el ambiente no era de decepción y se hacía énfasis en el valor que puede tener el partido a la hora de ayudar a fraguar un pacto del bloque de izquierda. “Se tiene que llegar a un acuerdo como sea”, decía Montero. Alejandra, otra militante, de 32 años, creía en la capacidad de Más País para ser una especie de bisagra entre el PSOE y Unidas Podemos: “No importa solo la cantidad de escaños que se tenga, sino la capacidad para tejer alianzas entre los partidos de progreso”. Mientras hablaba, en la televisión, sonaba un pasodoble en la sede de Vox y Alejandra saltó: “Yo también puedo cantar un pasodoble. ¡Esta gente se cree que se puede apropiar de la idea de España!”.
“Errejón debe tomar ahora la voz cantante para que se establezca un diálogo entre todos los partidos dispuestos a llegar a un punto y permitir que haya un Gobierno progresista. Tiene que apostar por ser la cara de la moderación”, decía el joven Olmedo. “Si no hay un acuerdo, perderé totalmente mi esperanza en la política”.
—¿A los 18 años?
—Sí, a los 18 años.
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