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“Somos más de 120 alumnos en clase. Necesitamos más profesores”

Cuatro universitarios de Salamanca opinan sobre sus inquietudes de cara al 28-A

Manuel Viejo
Los estudiantes Numidia, Diego, Aitana y Jesús, en un piso universitario de Salamanca
Los estudiantes Numidia, Diego, Aitana y Jesús, en un piso universitario de Salamanca

Se informan a través de Twitter, de WhatsApp, de diarios online. Cuentan que, de vez en cuando, escuchan la radio por herencia de sus padres. Son cuatro universitarios de entre 19 y 21 años. Forman parte de los jóvenes —1.786.641, según el CIS— que irán a las urnas por primera vez dentro de dos domingos. Son de Toledo, Zamora, Valladolid y Alhucemas (Marruecos). Son Jesús, Diego, Aitana y Numidia. Y estudian en Salamanca, la capital por excelencia de los estudiantes.

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"Todos vemos con peligro estas elecciones por lo que pueda salir", cuenta el futuro historiador zamorano Diego Bueno, de 19 años. "Votaré a la izquierda, pero no sé a qué parte [ríe]". Estos cuatro jóvenes se han juntado una tarde en la casa de alquiler del toledano Jesús Flores, de 20. Su piso, un segundo sin ascensor, cuenta con una habitación con cama doble —las pesquisas dicen que recién hecha—; un baño con bañera muy limpio, impoluto; un salón acogedor con tele donde irrumpe una lavadora, coqueta, junto a un sofá de dos plazas; una pequeña cocina—que ahora no cuenta con vasos ni platos que fregar—, y una minúscula nevera blanca con una cerveza, una botella de vino tinto, un tarro de mantequilla, un bote de mermelada de melocotón, un cartón de leche, un chorizo, un tomate, unos huevos y unas setas que, o se cocinan esta noche, o irán a un museo arqueológico. "Como con 10 euros al día", dice este historiador venidero. Pura vida universitaria.

Los padres de Jesús pagan por el piso de alquiler de su hijo unos 450 euros al mes. Los de Aitana y los de Diego, de 18 y 19 años, más de 600 por un dormitorio en una residencia. "Con todo incluido", aclaran. Y Numidia, de 20, vive en casa de su madre. Están hartos de que en precampaña solo se hable de banderas. "Nosotros en Biología somos casi 120 por clase. El profesor no puede hacer magia", cuenta la vallisoletana Aitana Belloso. Sus inquietudes electorales pasan por el plan Bolonia. "Necesitamos más profesores. Solo se premia memorizar. Luego, muchos de los compañeros tienen que ir a academias, que también se pagan". Su matrícula cuesta 1.500 euros al año. "No puede ser que un profe tenga que evaluar la creatividad, la participación, los trabajos y los exámenes de tanta gente. Tengo amigos en Medicina que tienen profesores que dejan temarios sin dar. Y son los futuros médicos de este país, ¡deberían darlo todo!".

Hay compañeras que piensan que las estructuras de poder se cambian solas. Y no lo creo. Hay que protestar, que nos escuchen Numidia El Hattachi, 20 años

Numidia El Hattachi está en tercero de Historia. Vive en España desde los 5 años: "Tampoco se apuesta por la investigación. Apenas hay becas —dos de los cuatro cuentan con la del ministerio—. Si quiero ir a una prospección arqueológica a cualquier parte de España, me la tienen que pagar mis padres". En su clase también está Jesús, el único que tiene decidido el voto: "No hay una nueva generación de líderes políticos, hay políticos que se cuecen a fuego lento dentro de un partido. En España se vive del enchufismo".

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Cuentan que en los últimos días se ha hablado mucho de política en los comedores universitarios, donde un menú cuesta poco más de cinco euros. "Tengo un amigo que votará a Vox porque dice que hay que acabar con el chollo de la sanidad gratis", cuenta Diego. A ellas, sin embargo, les preocupa que en 2019 se hable del aborto. "Es alucinante. Que lo diga Pablo Casado vale, pero que haya gente que lo apoye… El aborto existirá sí o sí", dice la futura bióloga Aitana. "La diferencia es que sea seguro o no”. Numidia, que ya votó en las pasadas elecciones, opina: "El movimiento feminista está creciendo, pero todavía hay compañeras que piensan que las estructuras de poder se cambian solas. Y no lo creo. Hay que exigir, protestar, que nos escuchen. Tenemos que luchar". Las dos hicieron huelga el 8 de marzo.

A los jóvenes nos echan en cara que no nos independizamos, pero ¿cómo lo vamos a hacer si después de estudiar tenemos que hacer un máster?

En la Facultad de Historia también se ha debatido sobre la exhumación de Franco. "Para que exista una reconciliación hace falta sacarle de allí", opina Jesús. "Hay abuelos que dejaron de ver a sus padres con seis años años y todavía no los han enterrado. Es una vergüenza", dice Aitana. Diego cree que la solución no consiste solo en exhumar al dictador del Valle, sino que habría que ilegalizar la fundación.

Ninguno ha comprado un periódico en su vida. Dicen que no tienen Netflix, que se las ingenian para ver las series gratis. Que hacen deporte: padel, baloncesto, atletismo. Que están hartos de los horarios dispersos: de clases a las 9.00, a las 12.00 o las 18.00. Que ya no entran a la web del Rincón del Vago porque prefieren la bibliografía de Wikipedia para documentarse en los trabajos. Que todavía, algunos, toman los apuntes a mano. Que alguna vez han ido de empalmada a clase. Y que saben que son el futuro. O no: "A los jóvenes nos echan en cara que no nos independizamos, pero ¿cómo lo vamos a hacer si después de estudiar tenemos que hacer un máster para poder trabajar? O esto cambia o también recaerá en nuestros padres el peso de emanciparnos". 

La Plaza Mayor de Salamanca.
La Plaza Mayor de Salamanca.Getty Images

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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