Un brote racista y el discurso mutilado del alcalde
Vecinos exaltados atacan en Pedrera (Sevilla) los coches de ciudadanos rumanos y la “irónica” reacción del alcalde en una asamblea se vuelve viral
En tiempos fugaces de redes sociales, los políticos deben medir sus palabras con una prudencia extrema. Sobre todo ante multitudes con los ánimos encrespados por incidentes callejeros y los móviles prestos a grabar. Y con habilidad para editar y manipular discursos.
Hace una semana en Pedrera (Sevilla, 5.200 habitantes), un leve accidente de tráfico entre dos españoles y tres rumanos devino en una pelea en la que resultó herido con una contusión el conductor español. Tras la detención de los tres ciudadanos rumanos, unos 200 vecinos salieron a las calles y volcaron tres coches de rumanos. Tras el primer episodio xenófobo, al día siguiente la turba renació con más fuerza y por la noche volcó otros siete coches de dueños rumanos. Además, los exaltados hostigaron y gritaron frente a las casas de algunos de ellos y la del párroco, que ha ayudado a las familias más necesitadas y acoge a una de ellas.
Entre un ataque y otro, el domingo por la mañana se improvisó una asamblea a las puertas del Ayuntamiento y el alcalde, Antonio Nogales (IU), micrófono en mano, intentó calmar los ánimos de los vecinos. Durante una hora, Nogales tiró de ironía para rebajar la agresividad y el odio que destilaban los gritos de los vecinos. Pero se pasó de frenada:
—¡Matadlos, echadlos!, gritaba la horda.
—¿Y cómo se les echa? ¿Vamos a las casas y los sacamos?, replicaba el alcalde.
—¡Sí!, gritaron a coro los vecinos.
—Pues ya está, hablad con el comandante [de la Guardia Civil, presente en la asamblea] y que encabece la avalancha y los vais sacando. Por mi parte, ningún problema. ¿Os parece bien? Pues ya podéis empezar…
Más adelante intervino el comandante: "Nosotros no podemos echar a nadie así. A ese tipo de personas hay que enseñarle que estamos en una sociedad y deben cumplir las leyes igual que nosotros. Pero nosotros hacemos cosas como ellos y somos tan culpables como ellos".
Durante la asamblea, el alcalde explicó: "Al que se salta la ley se le aplica la ley y los jueces (…) Si no le pasa nada, también hay gente que le gustaría que fusilaran ¿Cómo queréis que os lo diga ya? ¿Eso es lo que queréis escuchar? A mí también me gustaría ver a gente fusilada, me gustaría verla. ¿Queréis que os lo diga más? A mí me gustaría ver a gente fusilada. Ea, pues ya está. ¿Pero entonces qué hago yo?".
Poco después un vecino le dijo al regidor: "El problema no es que haya que fusilar a nadie”. Y este respondió: “Esos son bromas, hombre, son maneras de hablar".
Pero el vecino que grabó la asamblea con su móvil editó la escena para que solo aparecieran los 39 segundos en los que repite las frases sobre los fusilamientos. Y el vídeo se hizo viral y ha tenido miles de reproducciones. El PSOE pidió su dimisión por unas declaraciones "incendiarias" y Nogales pidió disculpas por no haber medido "el tono irónico" de sus palabras.
Rifirrafe político en un pueblo con solo dos colores
La polémica por las palabras del alcalde de Pedrera, Antonio Nogales, llevó al PSOE a pedir su dimisión, mientras que el regidor rechazaba dejar el cargo mientras admitía el error de contestar con ironía a una multitud enervada.
"Mis declaraciones fueron desafortunadas. Es curioso que Verónica Pérez [presidenta del PSOE sevillano] me pida la dimisión porque dice que quiero fusilarlos y el PSOE local me pida la dimisión porque dicen que protejo a los ciudadanos rumanos, que les doy comida, les pago la luz y la casa y que les digo a la Policía Local que no les moleste (…) Los concejales socialistas han llegado a decir que yo saco a los delincuentes de la cárcel".
Pérez ha insistido en que "sin ironía o con ella", "el papel que tenía que jugar el alcalde era calmar la tensión, y la frase es suficientemente grave como para exigir su dimisión". La presidenta de los socialistas sevillanos declinó opinar sobre la presencia de ediles del PSOE en las marchas, "porque no tengo constancia de que hayan asistido".
Para intentar pasar página, Nogales ha pedido "aislar a esos violentos anímicamente" y una reflexión común de los vecinos. "Yo asumo mi culpa porque tal vez no hayamos valorado que esa integración [de los vecinos rumanos] se ha hecho de la mejor manera".
Mientras, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH) ha criticado que "unas cuantas personas, aprovechándose de unas circunstancias puntuales, hayan atizado el odio al diferente y propagado mensajes de carácter claramente racista y xenófobo entre la población". Sobre el rifirrafe político, ha matizado: "Hay que estar en guardia contra la demagogia política que utiliza las fracturas sociales para alcanzar el poder y aplicar políticas que atentan contra los principios más básicos de los seres humanos, que somos todos, no unas personas más que otras".
La polémica por las frases del alcalde casi se ha comido el problema de fondo, un racismo que ha brotado tras una década de convivencia. Los primeros rumanos llegaron a Pedrera con el boom del ladrillo, cuando muchos temporeros se fueron a la Costa del Sol para trabajar en la construcción y el campo se quedó sin mano de obra. Desde entonces, unas 15 familias viven en el pueblo y en sus tierras trabajan como jornaleros unas 200 personas que cada año llegan desde Rumanía.
Ionut Bizga llegó a Pedrera con 16 años y ahora trabaja la aceituna junto a su mujer, Gabriela Cocilnau. Su coche fue uno de los destrozados. "Nunca he tenido problemas y ahora pagamos justos por pecadores. Lo único que quiero es ganarme la vida y dar de comer a mis cuatro hijos. Ahora las niñas ya no quieren ir al parque", relata. Bizga explica que no pudo identificar a los jóvenes que volcaron su coche porque iban encapuchados.
A pocos metros de su casa Francisco, que evita dar su apellido, explicaba los hechos con una sonrisa y admitía que acudió a ambas manifestaciones, del sábado y el domingo: "No somos racistas, pero es que en todos lados van liándola. Los rumanos molestan muchísimo y hacen trompos con los coches y se ponen a pelearse". A su lado, su pareja Fátima matiza de manera contradictoria: "Está justificado lo que pasó el sábado, pero no veo bien el volcado de coches indiscriminado. En Casariche y Aguadulce [pueblos vecinos] ya no quedan rumanos, no sé cómo lo han hecho".
En un supermercado cercano de la calle Primero de Mayo las vecinas, que rechazan dar sus nombres, consideran “una lástima” los episodios racistas, que han sido "fomentados" en Facebook. "Ahora esconden la mano", dice una, "aunque es una minoría”.
La Guardia Civil ha detenido a cuatro personas por participar en el vuelco de vehículos y ha denunciado a siete vecinos por participar en los incidentes y a un octavo por incitación al odio a través de las redes sociales. "Lanzo este mensaje para que sepa todo el mundo que no sale gratis, no vale esconderse entre el grupo, entre la masa o en las redes sociales para estimular el odio y la xenofobia", ha aclarado el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Ricardo Gil-Toresano.
Entre los más tristes por el brote racista está el cura, Enrique Priego, en Pedrera desde 1969 para estar junto a los jornaleros, en paralelo al también sacerdote Diamantino García. "Acabado el boom esta gente ya no era tan necesaria en el campo y se pensaba que estorbaban. Y cuando pasaba algo, sin pruebas, siempre eran responsables los rumanos, ése y algún accidente han sido el caldo de cultivo. Y este fin de semana fue la gota que colmó el vaso".
"El domingo por la tarde estaba el ambiente caldeado e hice un llamamiento a los dirigentes del PSOE porque sus concejales estaban allí todo el tiempo y porque siendo de izquierdas no podían estar a la cabeza de una movida tan racista y xenófoba. Y después de estar allí, algunos de la cofradía vinieron por el belén, pero no me pude aguantar y les dije que era incompatible y anticristiano".
El portavoz de los socialistas, Luis Fernando, asegura que los ediles del PSOE se retiraron "desde que surgió el primer altercado y dijeron que no eran maneras". Por si acaso, avisa: "No todos los rumanos son malos. No ha sido un altercado concreto, ha sido la inseguridad, el malestar por la rápida circulación de los coches, el incivismo, los ruidos y los malos olores".
La Guardia Civil permanecerá en Pedrera de momento para evitar que la violencia rebrote. Nogales dirige una corporación con solo dos colores (7 ediles de IU, 6 del PSOE) pero no exenta de tensiones. "Estoy muy defraudado, después de tantos años nos ha salido el tiro por la culata. Ahora espero que las aguas vuelvan a su cauce", afirma con esperanza y sabor amargo el cura Priego.
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