Iglesias admite los “enormes riesgos” de presentar una moción que no va a prosperar
El líder de Podemos reconoce ante su dirección que la iniciativa puede no salir bien
Felipe González o Antonio Hernández Mancha. Pablo Iglesias tiene muy presentes los dos precedentes de mociones de censura en la democracia española. Ambas fracasaron en el Parlamento, como ocurrirá con la que registró ayer el grupo parlamentario de Unidos Podemos, pero la suerte de los líderes que las impulsaron fue muy dispar: el socialista supo aprovecharla para catapultar su figura y arrasar en las siguientes elecciones, mientras que el líder de Alianza Popular enterró su carrera. El secretario general de Podemos ha reconocido este sábado en la reunión de la dirección del partido que su iniciativa puede no salir bien. "Sabemos que la moción de censura no va a prosperar. Sabemos que no voy a ser presidente y presentarla conlleva enormes riesgos", ha admitido.
Podemos aspira como máximo a sumar a su moción de censura a Mariano Rajoy el apoyo de los independentistas catalanes, toda vez que el PSOE, Ciudadanos y el PNV se opondrán. Esto es, en el mejor de los casos, si ERC y el PDeCAT se avienen a respaldarla, contará con 90 votos a favor: los de los independentistas más los 71 de Podemos y su aliado electoral Compromís, así como los dos de EH Bildu. En contra, la iniciativa tendrá una mayoría absoluta pero, a diferencia de los dos precedentes históricos —que se presentaron contra mayorías absolutas del partido en el Gobierno— en este caso el principal partido de la oposición y la cuarta formación en la Cámara también estarán en frente.
"España es mejor que su Parlamento", argumenta Pablo Iglesias. El líder de Podemos ve un "fraude democrático" en el sostenimiento del PP en el poder, porque considera probado que los populares se financiaron irregularmente y porque tres partidos "mintieron a sus electores", acusa a PSOE, Ciudadanos y PNV, ya que dijeron que no harían presidente a Rajoy. Sin apoyo parlamentario, la estrategia de Podemos será representar un Congreso que da la espalda a la sociedad. "Sabemos que lo más probable es que la moción no reciba el apoyo mayoritario del Congreso y eso significara que el Congreso se parecerá muy poco a la calle y al pueblo español, porque estará votando diferente de lo que votaría la ciudadanía si tuviera ocasión de votar", ha apuntado el secretario de Organización, Pablo Echenique.
A pesar del relato, Podemos es consciente del riesgo de que su iniciativa no salga bien. Iglesias se ha presentado como candidato a presidente del Gobierno y tendrá que defender desde la tribuna una moción que sus adversarios políticos tachan de "circo" y estudian cómo ningunear. En el debate, que aún no tiene fecha, el presidente no tiene obligación de dar la cara y Rajoy podría eludir el cuerpo a cuerpo.
Los tiempos también pueden jugar en su contra si la presidenta del Congreso, Ana Pastor, retrasa mucho el debate. El partido ha convocado esta tarde en la Puerta del Sol de Madrid una concentración de apoyo a la moción con la que quiere darle impulso —ha fletado medio centenar de autobuses de todo el país para asegurar el éxito de afluencia— pero el impacto podría mitigarse si el debate parlamentario no se celebra hasta dentro de varias semanas. Iglesias quiere seguir el ejemplo de González, pero también le acechan los riesgos de Hernández Mancha.
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