Sánchez descoloca a sus afines con sus nuevas opiniones
Un amplio sector de sus seguidores no comparte las aproximaciones a Podemos
El desconcierto se ha apoderado del sector crítico del PSOE, contrarios a la abstención en la investidura de Mariano Rajoy, tras la nueva actitud del exsecretario general Pedro Sánchez, tanto por su comportamiento personal como por sus pronunciamientos políticos. La mayoría de sus seguidores, con responsabilidades de partido en provincias y autonomías, no comparten sus aproximaciones a Podemos ni la definición de España como nación de naciones.
La mayoría ha optado por dejar pasar unos días para decidir qué harán tras los hechos traumáticos vividos en su organización. Sánchez también se ha impuesto un periodo de silencio. Los críticos siguen pensando que los socialistas no debían haberse abstenido el pasado 29 de octubre en la investidura de Rajoy o que la gestora debería haber aceptado la propuesta de que solo lo hicieran los 11 diputados —había voluntarios— que necesitaba el PP. Con ello querían evitar que se agrandara la división del partido. Pero no se aceptó. Mantienen también la petición de que la comisión gestora convoque cuanto antes un congreso y que, en ese marco, se debata sobre el proyecto político del partido o se convoque una conferencia política inmediatamente después de que ese congreso elija una nueva dirección.
Sin embargo, la actitud de Sánchez tras su dimisión ha sumido en el desconcierto a importantes miembros de este sector crítico. El exsecretario general no pudo satisfacer a todos sus seguidores: hubo quién le recomendó que votara no y dejara el escaño; otros, que no acudiera al Congreso y algunos, que dejara el acta de diputado antes que desacatar una decisión del comité federal. Esta última era la opción de Sánchez y fue lo que hizo.
Las discrepancias casi unánimes son con algunos de los comentarios que realizó en su despedida y de las valoraciones políticas que hizo en La Sexta el 30 de octubre. “La discusión en el partido debe darse en torno a proyectos políticos pero no en torno a personas”, han objetado algunos dirigentes afines al discurso del exlíder socialista.
Un proyecto de mayorías
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, cree que hay que “redefinir” al PSOE como un partido de “amplias mayorías” para así recuperar la confianza perdida de los ciudadanos. “No es el momento de proyectos personalistas, sino el momento del PSOE. El PSOE tiene mucha fuerza y es mucho PSOE”, ha insistido este miércoles.
Para lograr la confianza de los votantes, los socialistas deben hallar el equilibrio entre el PP y Podemos, según Díaz. “Un buen ejemplo es Andalucía. Aquí tenemos a la derecha en la oposición y a Podemos como tortolitos del PP haciéndole también oposición al Gobierno”. J. M.-A.
A los electores
Quizás lo más preocupante para quienes defendieron a Sánchez contra viento y marea fueron sus pronunciamientos políticos, alejados de lo que hasta ahora había manifestado. Hablar de “tú a tú a Podemos” no es criticable, pero sí les parece improcedente que el PSOE tenga que ir “codo con codo” con la formación de Pablo Iglesias. “Se dirigió a la cúpula, a los dirigentes de Podemos, cuando los socialistas debemos dirigirnos a los electores, que es lo que ellos hacen”, señala otro dirigente afín.
España “como nación de naciones”, tampoco es una expresión que habían escuchado de Sánchez y en él sonó impostado: “Pareció que la única fórmula posible en España es rendirse a Podemos y a los independentistas”, afirman algunos con desagrado. Todos recuerdan su discurso duro contra el partido de Iglesias, compartido por la mayoría. Con estos supuestos políticos, la gestora tiene mucho camino ganado, lamentan.
Este miércoles el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha parafraseado algunas de las declaraciones de Sánchez para reafirmarse en la decisión del comité federal de no darle la razón. Sin embargo, quienes le conocen bien señalan que no debía haberse expuesto a una entrevista cuando aún estaba en un grado de postración anímica muy intensa. Él mismo está dejando pasar unos días antes de empezar a llevar a cabo sus planes.
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