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“Dedicaré todas mis fuerzas a servir a España, una nación unida y diversa”

Don Felipe pronuncia su primer discurso tras la abdicación de su padre Alude a su gran reto, Cataluña, en el primer discurso tras la abdicación

El Príncipe Felipe asegura que afronta "con esperanza e ilusión" su próximo reinado.Foto: atlas
Natalia Junquera

El Príncipe pidió ayer permiso para pronunciar sus primeras palabras como futuro rey. Lo hizo en el monasterio de San Salvador de Leyre (Navarra), acompañado por la futura reina, doña Letizia, algo nervioso y muy emocionado. “Es evidente que el día de hoy tiene una significación especial... Permitidme que, respetando el procedimiento parlamentario iniciado, reitere mi empeño y convicción de dedicar todas mis fuerzas, con esperanza y con ilusión, a la apasionante tarea de seguir sirviendo a los españoles, a nuestra querida España: una nación, una comunidad social y política unida y diversa que hunde sus raíces en una historia milenaria”, dijo.

España. Nación. Unida y diversa. Las primeras palabras del inminente Felipe VI hablan de la que va a ser su primera preocupación como rey: el desafío soberanista catalán. Don Felipe ha viajado seis veces a Cataluña este año —en febrero, por primera vez, permaneció cuatro días seguidos en esa comunidad— para intentar tender puentes y favorecer el diálogo. Previamente, preparó cada una de esas visitas con el Monarca y ambos han intensificado en estos meses los encuentros y charlas privadas con políticos y empresarios catalanes. La gestión de esa crisis ha sido la primera asignatura de la transición que empezó a fraguarse en enero, cuando don Juan Carlos tomó la decisión, anunciada el pasado lunes, de ceder el trono a su hijo, y que culminará en dos semanas, con la proclamación de Felipe VI.

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El Príncipe ha brindado este año cuatro veces en público con el presidente de la Generalitat, Artur Mas; es decir, cuatro veces más que Mariano Rajoy, que evitó coincidir con él el pasado abril en un acto en Barcelona. A Mas fue a una de las primeras personas a las que el Rey llamó el lunes para comunicarle su decisión de abdicar. La Corona, según fuentes de La Zarzuela, se ha volcado en intentar que los puentes de diálogo no se derrumben del todo. Mide mucho el lenguaje y la estrategia es siempre en positivo: aludiendo a las ventajas de permanecer juntos, sobre todo las económicas, en lugar de amenazar con las consecuencias de que Cataluña se separe de España.

Con esa filosofía y una referencia a la otra gran preocupación de la Corona, la crisis, según las mismas fuentes, don Felipe aprovechó ayer su discurso en el acto de entrega del premio Príncipe de Viana al historiador capuchino Tarsicio de Azcona para hacer un llamamiento a la unidad. “En periodos de dificultades como los que atravesamos, la experiencia de tiempos pasados plasmada en la historia nos enseña que solo uniendo nuestros afanes, anteponiendo el bien común a los intereses particulares e impulsando la iniciativa, la investigación y la creatividad de cada persona, lograremos avanzar hacia escenarios mejores. Ese es ánimo que todos, responsables institucionales, agentes sociales y económicos, entidades y ciudadanos, debemos tener para afrontar con decisión el futuro y ampliar el campo de esperanza que se abre ante nosotros”.

El público, en pie, aplaudió al inminente rey durante un minuto y diez segundos. Don Felipe tenía los ojos llorosos. Durante toda la ceremonia, doña Letizia, también algo nerviosa, le susurraba misterios al oído. En el monasterio hacía frío y el orfeón pamplonés acababa de interpretar un fragmento del oratorio Elías: “Quien resiste hasta el final será salvado”.

El premiado, de 90 años, autor de una reconocida biografía de Isabel la Católica, deseó a los futuros reyes “los mayores aciertos en su difícil y honrosa tarea” y terminó su discurso con un sentido “¡Aúpa, Navarra!”. Previamente, don Felipe había elogiado su “actitud valiente y laboriosa, tan navarra y tan española”. “Será decisiva para superar los obstáculos y alcanzar las metas de progreso y prosperidad que nos hemos fijado el conjunto de hombres y mujeres de España”, añadió.

La presidenta de la comunidad foral, Yolanda Barcina (UPN), protagonista de varios escándalos este año, como el de las irregularidades en Hacienda, se extendió en elogios para los inminentes reyes. “Os deseo de corazón la máxima audacia y templanza para que la Monarquía vuelva a contribuir a reforzar la convivencia de los españoles”, dijo. Y frente a quienes reclaman un referéndum en el que los españoles puedan decidir la forma de Estado, declaró, tajante: “Afrontamos una época histórica repleta de importantes retos sociales, políticos y económicos, en la que es fundamental la estabilidad de las instituciones. (...) El pueblo de Navarra va a ser testigo con total serenidad de esta histórica sucesión en la jefatura del Estado”.

Entregado el premio, escuchado el himno nacional y el navarro, y visitada una exposición que mostraba la reconstrucción del órgano de la iglesia, y atendido a la homilía del arzobispo de Pamplona, los Príncipes, como cada año, se dispusieron a homenajear a los primeros reyes de Navarra, allí enterrados. Pero alguien había cometido un error: la leyenda de la corona de flores que iban a depositar sobre el sepulcro tenía una errata. El nombre de la princesa de Asturias estaba escrito con c y no con la z de Letizia. Ella se lo tomó con humor. Ambos se rieron y se relajaron al fin.

El arzobispo de Pamplona anticipó que el año que viene, en la 26 edición de los premios, será la infanta Leonor quien esté allí. La hija mayor de los Príncipes, como ayer recordó su padre, asumirá todos sus títulos —princesa de Asturias, de Girona y de Viana—, en cuanto el rey firme la ley de abdicación, pero aún no está decidido si los premios que llevan el nombre de esos títulos cambiarán de nominación, como sus fundaciones. Don Felipe, en cualquier caso, quiso terminar su intervención de ayer con un guiño a su hija, “la próxima princesa de Viana”.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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