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Las glorias de Mario Conde

Al terminar de ver el primer capítulo de la miniserie Los días de gloria, (Telecinco, jueves 4 de julio), la primera asociación que te surge es la de Alicia. Sí, la de Lewis Carroll. En Alicia a través del espejo, hay un famoso diálogo que invita a ser reproducido aquí.

--Aquí tienes una gloria --dijo Humpty Dumpty.

--No sé que quiere decir una "gloria"-- dijo Alicia.

--Por supuesto que no lo sabes a menos que yo te lo diga. He querido decir "aquí tienes un argumento bien apabullante"--sonrió Humpty Dumpty.

--¡Pero "gloria" no significa "argumento bien apabullante"! –-repuso Alicia.

--Cuando yo utilizo una palabra esa palabra significa exactamente lo que yo decido que signifique ni más ni menos--dijo Humpty Dumpty.

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--La cuestión es si puedes hacer que las palabras signifiquen cosas tan diferentes--dijo Alicia.

--La cuestión es, simplemente, quién manda aquí. 

En este mismo estudio de Telecinco al que acudí el pasado jueves por la noche para analizar las materias del primer capítulo de la miniserie, basada en el libro homónimo de Mario Conde, estuve hace ahora casi veinte años. El periodista Fernando Jáuregui nos convocó entonces, los primeros días de octubre de 1994, para debatir en su programa Mesa de Redacción, con el ex banquero de cuerpo presente.

En aquellos días Conde sacaba punta en los medios de comunicación al pago de la misteriosa factura de 600 millones de pesetas (3,7 millones de euros) a una sociedad llamada Argentia Trust domiciliada en el paraíso fiscal de Saint Vincent, Antillas Holandesas, para amenazar al PSOE en el Gobierno. Era evidente su intento con este chantaje dirigido al PSOE de prevenir una querella criminal contra él por operaciones irregulares en el caso Banesto, que entonces estudiaba el fiscal Florentino Ortí en la fiscalía de la Audiencia Nacional.

 

Era, pues, imprescindible saber si decía la verdad. Conseguí el acta de la reunión y la llevé al programa. Como quiera que el ex banquero insistía en que el pago había sido autorizado en la reunión del 10 de julio, saqué el acta de la misma, y le pedí a Conde que lo mirase para ver si lograba indicarme dónde estaba la autorización de la que él tanto hablaba, porque yo no la encontraba. Dijo que era grave que yo tuviera el documento. Pero ni siquiera le echó una ojeada. Sabía que la pretendida autorización no existía. 

Pero ahora, éste jueves 4 de julio de 2013, no íbamos a tener debate alguno parecido al de antaño. No podría exhibirle ningún papel. Llevaba conmigo el acta de la Fundación Melvin de Liechtenstein. Pero no se lo podría mostrar a Conde como hacía veinte años lo había hecho con el acta de la comisión ejecutiva del 10 de julio de 1990.

Metáfora de los tiempos que corren, los periodistas permanecimos en una sala, alejados de la estrella que celebraba La noche de Mario Conde, relegados al papel de comentaristas en la retransmisión de un partido de fútbol.

  Nuestros gobernantes se comunican por plasma; ministros y políticos suelen convocar ruedas de prensa en la que no admiten preguntas; ex banqueros, condenados por la justicia, como es el caso de Conde, quieren tener la fiesta en paz, aún cuando ya no hay causa sub júdice, y simplemente se trata de sentarse a hablar de la historia más o menos reciente. Están en su derecho. Pero, entonces, que no se quejen por la ausencia de debate y de explicaciones.

Se lamenta Conde de que un libro como el suyo, que, dice, ha vendido 300.000 ejemplares, no haya sufrido ninguna respuesta.

Por la boca suele morir el pez y también Mario Conde. ¿Ha vendido 300.000 ejemplares? Hoy día ya no es un dato secreto. La respuesta es: no. MC ha inflado nada más que en un 100% la cifra. Las ventas de En días de gloria son muy buenas. Pero exactamente, a día de ayer jueves 4, último informe Nielsen, son 152.000 ejemplares. No está nada mal, no.

¿Es que ha habido alguna respuesta a su libro? Sí. La Editorial Espasa me encargó en el otoño de 2012 que rehiciera mi libro Vendetta, publicado en 1996, e incorporara algunas partes de El Farol, la primera condena de Mario Conde, para lanzar una edición antes de las Navidades de 2012. El libro, una versión que prácticamente lo convierte en una nueva obra, fue publicado en noviembre de 2012 con el nombre de Sed de poder, la verdadera historia de Mario Conde.

El prólogo se abre con la pregunta: "Aquellos chicos que tenían once años en la España de 1993, ¿saben hoy, con treinta años, qué pasó en el Banco Español de Crédito el 28 de diciembre de aquel año? A ellos y a todos los que, a raíz de la catástrofe de la burbuja financiera de crédito e inmobiliaria y su secuela en curso, la Gran Depresión española, evocan los antecedentes de otra crisis, la de la fuerte recesión de 1992-93, está dirigido este libro".

En la entrevista con Ana Rosa Quintana del pasado jueves, día 4, empero, Mario Conde omitió la simple existencia de esta obra, en la que se ofrece al lector por primera vez, como anexo documental nada menos que una reproducción del acta de constitución y los estatutos de la Fundación Melvin, domiciliada en el paraíso fiscal de Liechtenstein. Esa fundación nace el 7 de junio de 1989. Se funda en Triesenberg, municipio de Liechtenstein próximo a la ciudad de Vaduz. El encargado de crearla y gestionarla es el abogado Paolo Gallone, con bufete en aquellos días en la rue d'Etraz, Lausana, Suiza.

Forman parte de ella Mario Conde, Arturo Romaní, Mariano Gómez de Liaño y Francisco J. Sitges. Sus firmas de puño y letra figuran en los márgenes del documento de constitución.

Esta fundación del grupo de los cuatro, actuó en conexión con sociedades creadas más tarde en Suiza, entre ellas Kaneko, que es transformada después en holding, Kaneko Holding, para Mario Conde, en octubre de 1990, a fin de canalizar su patrimonio oculto en el exterior.

Aunque en el primer capítulo de la miniserie la realidad de las maniobras de Conde y su gestión bancaria aventurera y temeraria de Banesto, ténicamente y profesionalmente hablando, brilla por su ausencia, algunos rasgos de su personalidad más cercanos al mundo de la mafia se filtran, casi como quien no quiere la cosa.

Su relación con Fernando Garro, su alter ego, el hombre de los trabajos sucios, entre los que cabe mencionar la intoxicación sistemática de los medios de comunicación y el engrase de la prensa, a través de los presupuestos de publicidad, cuando no de la compra directa de profesionales. Los encuentros con Garro y con el periodista Antonio Navalón, a quien Conde conocía desde 1977, pertenecen a ese género mafioso.

Algo que salta también cuando Navalón llama a Garro a su teléfono del banco para exigirle que le paguen el dinero acordado. Y Garro le susura qué cómo se le ocurre llamarle al banco, dando a entender que le pueden estar escuchando, algo que, por cierto, ocurría en los los días de gloria.

Y, ya fuera de la serie, el relato del protagonista, durante la entrevista, de cómo un hombre muy rico, Conde, es traicionado por su virtual mayordomo, Garro, quien se habría unido a Navalón en la rapiña consentida, todo por "lentejas", remata al personaje.

El esfuerzo de la redacción de Telecinco por localizar a Fernando Garro en Madrid, cosa que finalmente consigue, y la grabación de imágenes de este hombre metiéndose en el coche, en la oscuridad de un garaje, completan la sórdidez de los personajes y de la trama.

Es un tiro por la culata en la cuidadosa escenificación de La noche de Mario Conde.

En estos días de gloria, además de preparar sus vehículos en Liechtenstein y en Suiza, Mario Conde también hizo otras operaciones. Ya actuaba como si Banesto fuera de su patrimonio.

El 2 de febrero de 1989, convoca a su despacho al director general Martín Rivas. Le había anticipado a finales de enero que debía encargarse de un "asunto my confidencial": la entrega de 300 millones de pesetas (1,8 millones de euros) destinados, asegura, al ex presidente Adolfo Suárez.

Ahora, este 2 de febrero de 1989 tendría lugar la primera entrega, 150 millones, en metálico. Rivas, después de hablar con Conde en su despacho, en el madrileño paseo de la Castellana, introdujo el dinero en una bolsa de deporte color azul. Pol, Apolonio Paramio Andrés, el chico-para-todo de Mario Conde se encarga de llevar la bolsa a una dirección, en la Avenida de Felipe II de Madrid.

Un par de meses más tarde, el 2 de abril de 1989 se repite la operación de entrega. Otros 150 millones. Rivas, cauteloso, hace todo esto con testigos. Bancario de toda la vida, que el presidente del banco en persona te confiara este tipo de trabajos era demasiado.

También en estos días de gloria, Conde ordena el pago de los famosos 600 millones de pesetas a Argentia Trust. El 2 de agosto de 1990, cuando se ejecuta su instrucción de pagar a través de un banco suizo, Conde ya está de vacaciones. Su yate de entonces, el Whitefin, ha fondeado en el puerto de Bonifacio, Córcega.

Allí tiene noticia de que está a punto de estallar la primera guerra del Golfo. La operación de ingeniería financiera, la Corporación Industrial y Financiera Banesto, depende de la situación de los mercados.

Ese proyecto de afloración de plusvalías latentes mediante exenciones fiscales sustituye a su fusión fracasada con el Banco Central. Por tanto, en caso de guerra, su Corporación está tocada del ala. No podrá salir a Bolsa. Es la nueva conjura contra MC. No es el Banco de España ni el Gobierno. Son los mercados. En efecto, la colocación en el mercado bursátil se suspende.

Pero ni los pagos en efectivo de 300 millones, ni la transferencia de 600 millones son las únicas operaciones de estos días de gloria. En marzo de 1990, se consuma la cadena de trasvases que culminan con la llamada operación Cementeras, que reportan a Mario Conde y Arturo Romaní 1.556 millones de pesetas (9,7 millones de euros).

Y, por la misma época, Conde y Romaní elaboran la ingeniería financiera en colaboración con Jacques Hachuel para quedarse con 1.344 millones de pesetas ( 8,4 millones de euros) en la venta de una opción del 5% del capital de la empresa Carburos Metálicos, a la multinacional norteamericana Air Products. Una operación que termina con el envio del dinero a la Fundación Levis, domiciliada en Liechtenstein, en medio de una pelea por el botín entre Hachuel y Conde. Todo esto ocurre el 6 de abril de 1990. 

Estas operaciones, y varias más, se realizan en el umbral mismo del nacimiento de la Corporación Industrial.

Precisamente, las posibilidades de hacer operaciones dinerarias a gran escala es lo que más interesa a Mario Conde. En un pasaje de la primera parte del biopic, al informar de que se han obtenido las exenciones fiscales para crear la Corporación, el entonces presidente de Banesto exclama con una sonrisa potente que ahora va a entrar muchísimo dinero en el banco. En sus ojos brilla el signo de la peseta.

Tanto en la operación cementeras como en la retirada de caja de trescientos millones, fraguadas en sus días de gloria (hay otras del periodo posterior como la Esquina del Bernabéu y Oil Dor, por valor conjunto de 1.880 millones o 11,7 millones de euros), Conde será condenado por sentencia de la Audiencia Nacional el 31 de marzo de 2000. No así por Carburos Metálicos, donde lo serán sus colaboradores Romaní, Rafael Pérez Escolar y más tarde, por el Tribunal Supremo Jacques Hachuel. 

¿Gloria? Alicia diría ¿qué gloria? Mario Conde respondería: "Esa palabra significa lo que yo decido que signifique". Y Alicia, erre que erre: "La cuestión es si puedes hacer que las palabras signifiquen eso".

Y, Mario Conde: "La cuestión es, simplemente, quién manda aquí".

Sed de poder.

P.D La vuelta a octubre de 1994, finalmente, tiene lugar a altas horas de la madrugada del jueves 4 al viernes 5 de julio pasado, cuando se celebra la mesa redonda, sin Conde, claro. Ana Rosa Quinta proyecta totales de aquel duelo con Mario Conde sobre el acta de la comisión ejecutiva de Banesto del 10 de julio de 1990. Es la ocasión para mostrar al público los papeles de la Fundación Melvin de Liechtenstein formada "en los días de gloria". 

Comentarios

Pues deje para otro día la "movida" del fondo Corsario (anda que el nombrecito se la traía) y la buena de Violy McCasuland saliendo por piernas para Barajas. Es increíble que este hombre pose todavía de víctima. Y que haya quuén se lo crea. Buen artículo Sr. Ekáizer.
El señor Conde, se pasea por los platos de television como si fuera una victima .Se paso de listo y pago las consecuencias.El ansia de poder le salio caro
El Conde de las Finanzas creyó que su condado era intocable. Tuvo la osadía de enfrentarse al Duque de España, es decir, al poder político. De nada le valió jugar al pin pon de la política, ni su infiltración en la Logia Vaticana. Le faltó la astucia de Maquiavelo y la habilidad de Mariano, no la de Mario Sincondado.
El decia que ninguno de los protagonistas le rebaten su relato. No habla de los periodistas. Igual que El sr. Conde, tergiversa usted.
El hombre más joven en ser abogado del estado, resultó ser, un pobre hombre.! Que desperdicio de hombre!
Buen artículo, pero lo que muestra es sólo la punta de un gran iceberg. Me da pena porque la gente, inclusive la prensa, no tiene ni idea de lo que hay detrás de todo...
Me hace mucha gracia todos esos periodistas de izquierdas tipo Ekaizer que tienen muy fácil establecer su veredicto sobre Mario Conde porque claro, queda muy bien atacar a un rico puro como un banquero pero luego no se les ve el mismo ahínco y claridad de criterio para atacar a otros tantos que siempre se van de rositas, ex-presidente González, Solchaga, Botín, Serra, Rubio, Polanco, etc..., que utilizaban el poder a su antojo con las mismas prácticas fuera de la ley que Conde. ¿Aquí ya no es tan fácil verdad? Y esa es la realidad: se machacó a Conde porque desestabilizaba el poder, a toda una burocracia de mandamases que ya tenían sus privilegios y hacían (muchos siguen ahí) lo que se les sale del forro. Ahora bien, Mario Conde era un mafioso que se quedaba todo lo que se ponía a tiro (no lo legítimo, sino lo perteneciente a otras personas: a eso se llama robar) aprovechando la mera inercia de la fuerza que da ir sumando capital y poder, un sinvergüenza vamos.
Pero Mario Conde ha pagado su condena cosa que otros no. Le faltaría reconocer sus malas prácticas también y olvidarse de batallas que se perdieron.
Conde, el ladrón...merece el respeto de algunos torpes imitadores...sin embargo, no es difícil descubrir lo SATISFACTORIO que es, ser solidario y unirse a algunas personas con corazón que apoyan a un pobre desahuciado...y pasar de estos ASQUEROSOS AVAROS.
Habria que ilegalizar cadenas de Tv como telecinco por ser profesionales de la telebasura. Sólo en telecinco es posible enaltecer a delincuentes de cuello blanco, narcos, fascistas y otras escorias de esta enferna sociedad que es la española.
Lo que el Sr. Ekaizer debería concretamente es si los 600 millones de pesetas para Argentia Trust lo cobraron Navalón, Garro, y uno de ElPaís, periódico para el que Ekaizer escribe. Esto se supo por la justicia suiza. Conde no se llevó ese dinero pero lo metieron a la cárcel por esto ¿es cierto o no Sr. Ekaizer? Y no se vaya por las ramas.
Lo más inquietante no es que a Mario Conde se le condene por autorizar un pago sin consultarlo en el consejo de administración. Lo verdaderamente inquietante es que tras ese pago, inmediatamente, el gobierno conceda (autorice, no sé cuál es el término exacto) unas exenciones fiscales.Me parece que todo lo que escribe Ekáizer es cierto e interesante, pero lo más grave del asunto no es que un tal Mario sea un pirata... Fue a la cárcel y le embargaron propiedades (25000 millones en acciones. Incluso este año 2013 varias fincas le fueron embargadas, coincidiendo con su presentación a las elecciones gallegas: curioso). Lo grave es lo otro.Me sorprende que alguien del nivel de Ekáizer se obsesione tanto con un pirata y calle ante lo más grave del asunto.
El pirata como dice "Bowie" quiere prosperar en sus negocios, ha estudiado y trabaja fuerte, conspira, difama, se escabulle como una serpiente y hasta puedo entender que tenga que utilizar malas armas para hacer frente a un poder político-financiero de cloacas corrupto. Y roba (Conde), con esa forma típica del capitalismo: yo esto me lo quedo y tú si quieres pleitea que te dejaras años y tu dinero en el esfuerzo. Pero lo que más me llama la atención es como el periodista Ekaizer se le ven las ganas de lanzarse a degüello exclusivamente hacia Conde y no va a lo más sórdido, obsceno que es la evidencia de que el Banco de España de Mariano Rubio estaba corrupto, y el poder político también. Y además salta a la vista que tienen ese poder cuando deciden mandarlo a la cárcel, pudiendo ir a la cárcel miles otros como Conde que no van porque no molestan. Cuando un periodista sólo enfoca su atención en la anécdota (Conde, y que es seria también, pero anécdota comparada con el todo), entonces me parece una hipocresía total, y encima intentando dar imagen del periodista honrado que descubre al corrupto.
Sorprende su obsesión sobre el personaje...el 60% de su producción literia versa sobre él!.Una pregunta... Si fue cierto que, para que un Banquero de los 90 pudiera reunirse con el Presidente de Gobierno para solicitar unas exenciones, tenia que pagar 1200 millones a un "conseguidor", ¿ no parece cuando menos dudoso el que ese Presidente pillara su parte?. Si tu sabes que cobran a gente para reunirse contigo...no pedirías tu porcentaje?Por variar un poco su monotema, podría abrir una línea de investigación sobre el patrimonio de Felipe González... creo que hasta NIELSEN le citaría a usted como un gran vendedor de libros!
Ekaizer, a ud, en su empresa, le dieron la orden de atacar a Conde y Ud se dedico y se dedica a cumplir dicha orden. Lógicamente, la orden se la dio su jefe... Polanco?
Sugerencia: Leerse la aportacion de datos de D Mario Conde en la rueda de prensa 11 enero 1994. Ekaizer, es ud un cuentacuentos; quiere hacernos creer que los enmierdaos le contaban sus historias, pelin escabrosas, asi como asi? Por su cara bonita de Ud? Era UD su psiquiatra personal, ahora llamado coach? Ud se hizo con el acta de...? Sabe un dicho que me dijo Iker Casillas, en el 2002, Hotel costa Vasca, san sebastian? "Compra un argentino por lo que vale y véndelo por lo que dice que vale". Le suena, Ekaizer?

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