Un oasis para personalidades en apuros

El minúsculo Qatar está logrando que su nombre ocupe titulares como si fuera grande. Además de atraer competiciones deportivas y conferencias internacionales de alto nivel, el rico emirato del golfo Pérsico también se está convirtiendo en un refugio para personalidades en declive o que atraviesan apuros. El último de ellos, Iñaki UrdangarIn, quien ha aceptado una oferta para trabajar con el equipo catarí de balonmano. Urdangarín ya ha comunicado al Rey su decisión de aceptar la propuesta de Valero Rivera para trasladarse a Doha, la capital de Qatar. El hasta ahora seleccionador español de balonmano ha invitado al yerno del monarca a que sea su ayudante al frente del equipo catarí.

Al margen de que finalmente Urdangarin y su familia se instalen en Qatar, el mero hecho de que el emirato haya ofrecido esa posibilidad dice ya mucho del empeño de su emir, el jeque Hamad al Thani, por poner a su país en el mapa. No se trata (solo) de petrodólares, o más exactamente gasodólares, sino de lo que Christopher M. Davidson ha descrito como una estrategia de supervivencia a través del poder blando. Catar, que en 2022 va a acoger el Mundial de Fútbol, tiene apenas 250.000 habitantes nacionales, a pesar de que casi dos millones de personas viven y trabajan en la actualidad allí.

Pocas semanas antes de que se conociera la invitación de Valero a Urdangarin, el diario económico británico Financial Times afirmaba que Qatar había pedido al expresidente francés Nicolás Sarkozy que se pusiera al frente de un fondo de inversiones del emirato. La información, que no fue desmentida por el entorno de Sarkozy y que tuvo un gran eco en Francia, hablaba de la gestión de 500 millones de euros para invertir en países emergentes o apoyar empresas en apuros “españolas o marroquíes”. No está claro si el marido de Carla Bruni va a aceptar o considera la posibilidad de volver a la política activa.

También el ex primer ministro británico Tony Blair parece gozar de los favores del emir Hamad. Según la prensa de su país, Blair intervendría a menudo como intermediario y consultor para la familia real catarí, lo que le habría reportado recientemente un millón de dólares en comisiones.

Resulta difícil verificar esos datos. Sin embargo, es un hecho que el exministro Miguel Ángel Moratinos se instaló en Doha el año pasado como consejero diplomático del Programa Nacional de Seguridad Alimentaria, un proyecto del príncipe heredero de Qatar, el jeque Tamiz Bin Hamad. Moratinos recibió esa oferta tras ser derrotado en su intento por ser elegido al frente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Pidió entonces una excedencia del cuerpo diplomático, en el que tiene plaza por oposición y donde alcanzó la categoría de embajador.