El Solitario en el juicio: "Soy culpable de algunos delitos"
Jaime Giménez Arbe denuncia en su alegato final que vive un "régimen de tortura" en la cárcel El fiscal pide para él 12 años por el robo en una caja de ahorros en Zamora en 2007
Fiel a su extravagante estilo, El Solitario ha utilizado hoy su alegato final para acusar más que para defenderse. Ante el tribunal que le juzga por su último atraco, Jaime Giménez Arbe, el que fue el delincuente más buscado del país y al que la policía atribuye una treintena de robos, ha invertido su derecho a la última palabra en acusar a los Gobiernos de Portugal y España de sus malas condiciones en prisión, que ha llegado a describir como "régimen de tortura". En su particular defensa, El Solitario ha acabado reconociendo que no es totalmente inocente de los "100.000 delitos" que según él se le atribuyen: "Soy culpable de algunos", ha dicho esta mañana, exceptuando precisamente por el que se le juzgaba, el atraco en una caja de ahorros de Toro (Zamora) en 2007. De ese ha precisado que no tiene "nada que ver".
"Mis funciones mentales han sido dañadas", ha asegurado Giménez Arbe, que se enfrenta a una petición de pena de 12 años y medio de cárcel por su último atraco con éxito, en el que resultó herido un cajero. El fiscal le acusa de robo con violencia con la agravante de disfraz, tenencia ilícita de armas y lesiones. La acusación particular ha pedido para él seis años de prisión y su defensa ha solicitado la libre absolución. El juicio, que comenzó ayer en la Audiencia Provincial de Zamora, ha quedado hoy visto para sentencia.
"Es un cachondeo de juicio", defiende su abogado, que solicita la absolución
Giménez Arbe, que cumple condena en Portugal por el asesinato de dos guardias civiles en 2004 en Castellón, ha explicado que pasa "21 horas al día encerrado en un agujero negro sin hablar, sin recibir visitas y sin ser persona". "Me están dañando el cerebro. Lo que hacen conmigo es una canallada", ha asegurado ante los jueces. En la sesión de ayer también defendió su inocencia en este caso: nunca ha estado en Toro, dijo, y solo conocía la localidad "por los álbumes de geografía". Al atraco se refirió como "expropiación bancaria".
En la jornada de hoy las partes han expuesto sus informes de conclusiones. El fiscal ha defendido que las declaraciones de los testigos y la grabación de vídeo de la sucursal bancaria no dejan lugar a dudas de que El Solitario es el autor del atraco. El representante del ministerio público ha hecho referencia al hecho de que un pastor lo identificó en las inmediaciones de Toro cuando conducía una furgoneta Renault Kangoo como la que era propiedad de Jaime Giménez Arbe, y ha aludido a que los informes de los peritos han ratificado que los restos del proyectil que disparó en el atraco se corresponden con un revólver intervenido al acusado.
Su defensa ha basado su petición de absolución en las "contradicciones" de los testigos y en los defectos de forma del proceso. El abogado Marcos García Montes ha utilizado un informe del FBI para rechazar que el arma intervenida coincidiera con la que se efectuó el disparo al cajero, y ha insistido en que los registros practicados en la vivienda madrileña de El Solitario y en una nave en la que se encontaron algunas de las pruebas carecían, a su juicio, de las garantías legales.
García Montes ha defendido que en realidad Jaime Giménez Arbe no ha sido identificado por ninguno de los testigos como el atracador de la caja de ahorros de Toro (Zamora). “A él no lo reconoce nadie porque lo que reconocen es a un señor con peluca”, explica en conversación telefónica. El atracador iba disfrazado con una peluca y barba falsa, como recogieron las cámaras de seguridad de la sucursal. El letrado afirma que, en su opinión, el fiscal cometió ayer un fallo grave: “No preguntó a los testigos: ¿El atracador es este hombre o no? Podía haberlo hecho, se pueden hacer reconocimientos en la sala y le hubieran hundido, pero no lo hizo y ese no es mi problema”.
En el atraco objeto del juicio, Giménez Arbe se apoderó presuntamente de unos 6.000 euros e hirió de un disparo de revólver al cajero Luis Alonso Medina. “Me dijo: o me das más dinero o te pego un tiro”, relató ayer el empleado ante el tribunal. No era una advertencia retórica: ni le había dado tiempo a reaccionar cuando ya había recibido un disparo en una pierna. Estuvo 15 meses de baja. En el juicio declararon ayer también una decena de testigos.
El Solitario ha sido entregado temporalmente por las autoridades de Portugal, donde cumple condena. La justicia portuguesa le condenó a siete años y medio de cárcel por una tentativa de atraco en 2007: fue detenido cuando iba a asaltar un banco en Figueira da Foz (Portugal), a 140 kilómetros de Oporto. En España, la Audiencia de Navarra le impuso la pena más grave: 47 años de prisión por el asesinato a tiros de dos guardias civiles en junio de 2004 en Castejón (Navarra).
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