La izquierda ‘abertzale’, más fuerte que nunca con ETA más débil que nunca
Martín Garitano, candidato de la coalición, acude con un pin con el número de recluso de Otegui Dirigentes de Batasuna, como Etxeberria o Permach, acuden al pleno de las Juntas Generales
Los independentistas de Bildu se colocaron ayer en la cima del poder institucional en Euskadi, adonde nunca antes había llegado la Batasuna original, ahora ilegalizada, tras la elección de Martín Garitano como diputado general de Guipúzcoa. La coalición abertzale asume el control de la principal institución de esta provincia precisamente cuando la banda terrorista ETA, en tregua desde enero, se encuentra más arrinconada social y políticamente que nunca y cada vez más debilitada por la actuación policial.
Garitano salió en segunda votación con 23 sufragios, los 22 de Bildu más uno de Aralar. El resto de partidos se votó a sí mismo: PNV (14) PSE (10) y PP (4). En total, 51 junteros.
Garitano manifestó poco antes de su nombramiento que “la paz está cada vez cerca”, aunque evitó en todo momento exigir a ETA su disolución, como le reclamaron el resto de los partidos, y optó por dejar en manos de la organización armada y el Gobierno español la solución del conflicto “a través del diálogo”.
Pero sus primeras palabras tras ser investido mandatario guipuzcoano fueron para ensalzar a los ilegalizados de Batasuna, a quienes puso como “ejemplo para todos”, por su “ansia de democracia”. Garitano estuvo arropado durante el pleno de investidura por destacados miembros de la izquierda abertzale, como Rufi Etxeberria, Joseba Permach, Miren Legorburu e Iñigo Balda, además de Peio Urizar (EA) y Oskar Matute (Alternatiba).
Bildu, la unión de independientes, EA y Alternatiba a la que ahora apoyan sin disimulo los dirigentes de la ex-Batasuna, ha logrado sacar el máximo rédito electoral y político al repliegue de ETA, superando con creces la cota lograda por Euskal Herritarrok (EH) en la etapa de Lizarra, antes de que ETA rompiera la tregua en 2000.
Entonces, con una fórmula electoral semejante —HB aglutinó a Batzarre, Zutik y Abertzaleen Batasuna—, la izquierda abertzale sumó casi 230.000 votos en el País Vasco en 1999 (679 concejales), pero no consiguió las 101 alcaldías que ostenta ahora Bildu con los cerca de 280.000 sufragios recibidos el pasado 22-M.
Garitano pone a los ilegalizados de Batasuna como “ejemplo” por su “ansia democrática”
Bildu ya gobierna sobre una población de 707.263 personas y manejará presupuestos que se acercan a los 2.000 millones de euros en el total de las instituciones que ha pasado a gobernar. El éxito de los soberanistas culminó ayer con la consecución de la Diputación guipuzcoana —también preside las Juntas Generales de esta provincia y gobierna en 59 de los 88 Ayuntamientos—, una institución que ha estado gobernada ininterrumpidamente por el PNV desde el año 1991 y anteriormente por Eusko Alkartasuna tras la escisión en aquel partido. La diputación era su pieza más preciada, por tratarse de la mayor institución del territorio donde el sector radical es más poderoso. Garitano se coloca al frente de un gobierno foral que ingresará este año 4.287 millones de euros, de los que podrá gestionar 840 millones.
El nuevo diputado general, elegido con los votos de su formación y el único de Aralar, proclamó durante su discurso el inicio de una “nueva era histórica” en Euskadi y se comprometió a trabajar en favor de una “solución del conflicto político” en la que “todos salgan ganando”. Sabedor de que va a gobernar en minoría, tuvo un tono conciliador con el resto de los partidos, a los que tendió la mano para alcanzar “acuerdos puntuales”, aunque mostró su “preferencia” por entenderse con el PNV en la defensa del “derecho a decidir”. A los socialistas, en cambio, les invitó a lograr un entendimiento en materia social y la fiscalidad. También anunció que Aralar (una escisión de la antigua Batasuna) participará en su equipo de gobierno.
Bildu consigue la presidencia tras el intento fallido de alcanzar un cuerdo global entre PNV y PSE
La elección de Garitano fue posible por la incapacidad de los socialistas vascos y el PNV de llegar a un acuerdo, al que estaba dispuesto a sumarse el PP, para impedir que Bildu se hiciera con la Diputación guipuzcoana. Los candidatos del PSE y el PNV, Rafaela Romero y Markel Olano, respectivamente, se emplearon ayer a fondo para reprocharse mutuamente la oportunidad perdida y evidenciaron que las relaciones entre estas dos formaciones están muy deterioradas.
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