Afíliame más
Lo que queda de la izquierda ve con horror cómo la presidenta está arropada ―o se supone que lo está― por personajes impresentables que lo menos que tienen son acusaciones de saqueo

La campaña de afiliación de Morena se ha convertido en una mezcla del Arca de Noé y la cueva de Alí Babá. Uno no sabe cuándo es una y cuándo es otra, aunque se pueden apreciar facetas de las dos al mismo tiempo. El partido oficial se entretiene en grillas de autodestrucción mientras la presidenta vive la máxima tensión con los desplantes trumpianos.
En lugar de ayudarle a mantener la casa en orden, el ambiente tranquilo, la unidad nacional a disposición, todo parece indicar que en Morena habitan un mundo paralelo donde la realidad se trata de ellos y que nada más importa. A la presidenta se le apoya echando vivas a la soberanía y señalando traidores a la patria. Claro, independientemente de si le gusta la grilla partidista o no, Sheinbaum no tiene tiempo para andar grillando cuestiones internas. Por supuesto que la concentración presidencial es aprovechada por los listillos que quieren ganar terreno mientras nadie se ocupa de poner orden. Lo cierto es que Sheinbaum está políticamente sola en su enfrentamiento con Trump. A la oposición la trata como si fuera poderosa, la insulta y la ningunea (es perfectamente ninguneable, de eso no hay duda), así que ni cómo acercarse. Y a los de Morena les importa un pepino lo que pasa en el ámbito internacional o con los aranceles, ahí lo que es relevante es la diputación, la alcaldía, la candidatura, bajar recursos de programas sociales, repartir becas, moverle el piso al gobernador o gobernadora para quitarle poder, amafiarse en el Senado, hacerse amigo de Pedro Haces para conseguir dinero y, por supuesto, tomarse una foto con Andy.
El objetivo de la campaña no es cualquier cosa: conseguir 10 millones de militantes. Es una barbaridad, pero en eso están enfocados los esfuerzos locales y nacionales, los presupuestos del partido y los de los gobiernos que tienen que cumplir cuotas. Para eso se marca el ejemplo y el señor Andy se dedica a viajar y tomarse fotos para aumentar su popularidad y conocimiento entre la población. Mientras Andy se toma una foto con Rocha Moya y le da la credencial de militante, Trump dice que los carteles de la droga gobiernan el país.
La cereza del pastel fue la afiliación de Miguel Ángel Yunes. Si la indignación había corrido con el nombramiento que se le dio de presidente de la Comisión de Hacienda senatorial, con la fotografía de su ingreso a Morena ―flanqueado por el líder de Morena en el Senado y por el presidente de esa cámara― verdaderamente colmó el plato del cinismo en ese partido. El escándalo no es para menos. Los Yunes han sido señalados de corruptos por los del PRI, los del PAN y ¡los de Morena! En los últimos años nadie se dedicó a difundir las tropelías de los Yunes como López Obrador, ahora flamante compañero de partido.
Las reacciones no se han hecho esperar. La gobernadora de Veracruz amenazó con poner acusaciones de corrupción y lavado de dinero contra Yunes ―un delito federal, por cierto― y el comité de Morena en ese estado ha enfatizado que el sujeto en cuestión representa “el abuso de poder, la corrupción y la traición a los principios de la Cuarta Transformación”. De la misma forma ha reaccionado el gobernador de Oaxaca ante el registro del ex priista Alejandro Murat ―que también se tomó foto con credencial con la líder del partido―, a quien acusa de representar lo contario al movimiento. Hay por supuesto más priistas. Javier Corral, panista durante cuatro décadas, comentó desde la nadería política y la soberbia en que habita, que él no iba a hacerse militante de Morena. Ni para la foto les sirvió.
Lo cierto es que el agravio es nada más para los de Morena y para la presidenta Sheinbaum, pues gobierna un país bananero en el que el partido en el poder se divide entre criminales y corruptos. Y claro, lo que queda de la izquierda mexicana ve con horror cómo “la científica” está arropada ―o se supone que lo está― por personajes impresentables que lo menos que tienen son acusaciones de saqueo.
@juanizavala
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