‘Ahora y Entonces’
La nueva-última canción de The Beatles es el entrañable saludo que encierra una despedida, donde dos de los magos y los sobrevivientes sobrellevan el latido de su ausencia con música intacta
Ahora y aquí –con Inteligencia Artificial o Sensibilidad Natural— la voz de Lennon se escucha nítidamente viva. Como siempre, aquí y ahora porque hubo un entonces en que nuestra propia voz parecía de niño. La voz de los muertos congela el tiempo en los sueños y se filtra como murmullo de madrugada el milagro de que aquí están todos los que supuestamente se han ido, porque de aquí no se va nadie mientras alguien lo recuerde… y escuche. Nos hablan en silencio y en viejas grabaciones que se tatuaron en la memoria intacta; advierten de lo por venir y recuerdan el pretérito: aquí se queda la voz de John que parecía confundirse con un piano y la guitarra que llora de George envueltas nuevamente en un oleaje de cuerdas sinfónicas que dirige a través de su hijo el espectro de George Martin, con Ringo siempre como siempre en la batería aquí mismo y ahora que hay tantas cajas de ritmo robóticas que hasta parece cosa de encantamiento volver a ver el alargado olfato de un genio rodeado de bombo y tambores. Ahora y aquí el bajo de Paul y la guitarra que se clona con las de sus gemelos y el tino de esperar a que la tecnología permitiera agudizar y limpiar del polvo y amnesia la voz intacta de John, tal como se había logrado hace ya tantos años con Real Love y Free as a Bird… así se acaba Now and Then todo eso que se llamó el siglo XX.
Sesenta y un años después de nacer me parece que aquí y ahora mismo la primera década de vida empieza en blanco y negro con una agitada y urgente exclamación del Amor que se alargaría psicodélicamente a lo largo de un tramo trascendental que se cerró simbólicamente el día que cuatro genios graban juntos y vivos por última vez The End y se acabó la primera década del Amor en todos los colores y cambió para siempre la cultura, las primeras letras y libros, los seis años de educación primaria que hoy mismo, Now and Then siguen siendo el interminable campo de fresas en flor de la música de todos los días que son un solo día porque cada anochecer vuelve a ser la primera madrugada serena de una vida que resucita con una estrella instantánea e insólita que no aparecía ayer en el espacio, cuyo brillo viene brillando desde hace millones de años.
La nueva-última canción de The Beatles se une entonces al soundtrack íntimo de cada oyente, con la incandescencia inmóvil de cada una de todas las canciones signadas por el recuerdo fiel de la primera y cada vez que las hemos escuchado u oído de lejos. La última-nueva canción de los profetas de Liverpool es el entrañable saludo que encierra una despedida, donde dos de los magos a tiempo que trascendieron y los sobrevivientes sobrellevan el latido de su ausencia con música intacta. La nueva-última canción lleva una letra casi murmullo de John Lennon que a la primera escucha es una celebración del hombre que volvía a enamorarse con gratitud y corazón renovado de la mujer que lo hipnotizó al pie de una escalera, ambos con un hijo como Sol amarillo en un inmenso espacio de blancura donde de lejos parece llegar el olor a pan recién horneado. Masa madre, pan de cada día; pero la última nueva-canción lleva también por una sola frase como espejo una confirmación de que la amistad es también una elevada forma del amor del hombre que le dice a cada uno de los otros tres, particularmente al gemelo con el que firmó cien canciones y varias vidas, la celebración de una auténtica hermandad.
Now and Then también se traduce como De vez en cuando. Es desde Entonces y Ahora Mismo que De vez en cuándo te extraño teniéndote siempre a mi lado y es Aquí y Ahora que te digo lo que soñaba desde Entonces, porque en el Amor de todas las Ondas y en el amoroso trapecio de la amistad el Ayer es Hoy que ayuda a esperar que Mañana nunca llega. Entre Lennon y Yoko había hilos de una sola palabra que explican perfectamente el Universo, sílabas a gritos y una semana entera metidos en la cama y entre Lennon y McCartney hay versos enteros asociados a una sola imagen que resumen toda la andanza quijotesca desde el cuero negro en Hamburgo y los bajos de Liverpool hasta la última ocasión en que se vieron. Hay parejas que comparten ya para Ahora y Entonces una sola palabra que encierre secretamente el inmenso milagro que los une, universo derretido como chocolate en los labios y las miradas de ambos se proyecta la vida misma que comparten, así con Yoko como con Paul, así con George como con Ringo. Así nosotros mismos.
Paul y John se vieron por última vez en el edificio Dakota de Manhattan. Dicen que tocaron guitarras y que hornearon pan mientras un niño dormía una siesta alargada; que vieron en la televisión la broma Beatle de Saturday Night Live (cuando Lorne Michaels el productor de Belushi y los demás juglares cómicos, ofreció nada menos que 2.000 dólares en efectivo para que se volvieran a reunir los cuatro arcángeles de Liverpool para tan solo tocar tres canciones de las de Entonces, Ahora mismo) y dicen que John y Paul hablaron de la posibilidad de Volver a lo que Siempre ya era un Jamás.
Sin imaginar que se despedían en el umbral del portal donde Lennon entraría a su eternidad, McCartney ha grabado hoy mismo con Ringo y los fantasmas de John y George el sello mágico con el que se despiden de este mundo para quedar ya para siempre en el Tiempo cuatro jóvenes con lo que Entonces era pelo largo, de corbatines y botitas que florecieron en amapolas oscilantes, largas greñas y barbas interminables… Conste en el Evangelio que John le dijo a Paul: Think about me every now and then, old friend.
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