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Opinión
Columna
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¿Está México en recesión?

La economía del país está estancada. Si queremos corregir el rumbo sería prudente darnos cuenta de que el verdadero choque no se debió a la pandemia

Recesión económica en México
Una vendedora pesa verduras en un mercado al aire libre en la Ciudad de México, en enero de 2022.LUIS CORTES (REUTERS)

La economía mexicana acumuló dos trimestres consecutivos con tasas de crecimiento negativas en la segunda parte de 2021. Durante los últimos seis meses del año pasado, año de la recuperación, la producción del país se contrajo. En ese semestre el PIB del país se encogió 0.53%.

La pregunta que ronda los medios es si estamos en recesión. La respuesta que me parece más clara es que más allá del término, la economía mexicana, en el año que tendría que estar creciendo vigorosamente después de la caída de 8.4% que tuvo en 2020, está estancada.

La definición técnica de recesión no es trivial. El National Bureau of Economic Research de Estados Unidos -NBER- considera que una recesión implica “un decrecimiento significativo en la actividad económica, a lo largo de la economía, que dura más que unos meses”. La propia definición es ambigua. NBER añade que una recesión debería cumplir con tres criterios: duración, difusión y profundidad, pero que cada uno de estos criterios debe de cumplirse en cierto grado. Para agregarle complejidad, hay un comité de fechados de ciclos económicos que decide, a posteriori, si se estuvo o no en cierta etapa de un ciclo, siendo uno de ellas la recesión. Lo dicho, definir una recesión no es trivial.

En México, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas y el INEGI lideran un comité similar que aún no se ha pronunciado. En ese comité, un grupo de expertos está definiendo cada etapa del ciclo económico para saber donde se ubica la economía en diferentes momentos. Todavía no se han pronunciado. Además, este instituto tiene un “reloj” de los ciclos económicos que nos muestra que la economía mexicana está por debajo de la tendencia y en el cuadrante decreciente considerando el Indicador Global de la Actividad Económica, la actividad industrial y el indicador coincidente de la actividad económica.

Pero mientras discutimos los detalles obviamos lo evidente. México está estancado, repito. El crecimiento de 2021 fue 5% respecto al del año previo. Para ubicarnos donde estábamos en 2019, el crecimiento del PIB tendría que haber rebasado 9%. La economía mexicana también se contrajo precisamente ese año, sin covid, sin pandemia, sin problemas en las economías de nuestros socios comerciales y sin ningún problema interno heredado de la transición sexenal. La economía mexicana es hoy 3.8% más pequeña de lo que era hace más de tres años.

La excusa --o el contexto dirán algunos-- radica en la pandemia. Pero al observar el comportamiento previo a que el covid llegara a México y el posterior en otras partes del mundo, en la etapa donde tendría que haber habido recuperación, el rezago mexicano es evidente.

En 2019 la economía mexicana decreció ligeramente. La inversión fija bruta se contrajo durante ese año 8.6%. Repito: sin covid y con socios comerciales creciendo. Sin inversión no hay crecimiento a mediano y largo plazo. La inversión es el mejor indicador de confianza que existe. No toma en cuenta los discursos, ni la narrativa, no considera tampoco lo que la gente dice o lo que cree que va a pasar en el futuro. La inversión fija bruta muestra lo que los inversionistas hacen; revela con claridad sus expectativas. La última medida de inversión correspondiente a octubre de 2021 muestra una caída de 9.3% respecto a diciembre de 2018. La caída es mayor frente al primer mes de 2019, 14.7%. ¿Se debe al covid? No. Por lo menos no en su totalidad.

El crecimiento que el país observó durante el 2021 se debe, además, a la demanda externa. El único sector que mostró dinamismo fue el relacionado con las exportaciones y con las cadenas productivas del norte del país. Estados Unidos, cuya economía se contrajo 3.4% en 2020, creció 5.7% durante 2021. Su PIB es 3% mayor de lo que era durante el cuarto trimestre de 2019. La producción de México es, en pesos mexicanos, 3% menor de lo que era en 2019. Si hacemos la comparación en dólares -usando el tipo de cambio publicado en el Diario Oficial de la Federación- la economía mexicana fue 10% menor al cierre de 2021 que lo que fue en 2019.

Podemos seguir siendo muy estrictos con las definiciones. Es más, deberíamos de serlo. Esperemos al 25 de febrero para que el INEGI nos dé el dato definitivo de crecimiento del PIB, tal vez mejore unas centésimas. O tal vez empeore. Pero la realidad es la misma bajo todas las lupas. La economía mexicana está estancada. Si queremos corregir el rumbo sería prudente darnos cuenta de que el verdadero choque no se debió a la pandemia. Es el desdén al estado de Derecho, a la competitividad, a la certidumbre en las condiciones de inversión lo que nos ha hecho rezagarnos. ¿Cuánto tiempo más puede perder el país para lograr una senda de mayor crecimiento? Yo diría que ni un minuto.

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