La oposición prepara las impugnaciones para arañar posiciones en el Congreso y los Estados
El panista Marko Cortés asegura que su ciclo como dirigente está por terminar, aunque no pone fecha a su salida. El priista ‘Alito’ Moreno afirma que no va a renunciar y que permanecerá en el cargo hasta octubre
La oposición ya prepara una ola de impugnaciones para reclamar supuestas irregularidades y una “elección de Estado” tras el fracaso en las votaciones del pasado domingo. Así lo confirmaron este martes el priista Alejandro Alito Moreno, el panista Marko Cortés y el perredista Jesús Zambrano, después del anuncio que hizo un día antes la candidata presidencial Xóchitl Gálvez. Pese al amplio margen de derrota que arrojan los resultados preliminares, la coalición Fuerza y Corazón por México tiene la mira puesta en el cómputo oficial que arranca este miércoles, el inicio de un largo camino para llevar la elección a los tribunales y arañar algunas posiciones en el Senado, la Cámara de Diputados, los congresos estatales y las gubernaturas que estuvieron más cerradas. “Tenemos que buscar que las diferencias se acorten”, reconoció Cortés. El líder del Partido Acción Nacional (PAN) aseguró que su ciclo está por terminar porque así lo dictan los estatutos partidistas, pero no puso fecha a su salida de la dirigencia. Alito Moreno eludió los cuestionamientos de los medios sobre si iba a presentar su renuncia y adelantó que planea quedarse al frente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al menos hasta octubre, cuando concluye su mandato.
Desde hace días se ha barajado la posibilidad de que las votaciones más reñidas sean definidas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la máxima autoridad para calificar los resultados, como ha sucedido en otras elecciones. “Vamos a impugnar porque esta fue una elección de Estado en la que el presidente intervino directamente, violentando de forma reiterada la Constitución y la ley electoral”, adelantó el PAN en un comunicado. La tesis central de la oposición es que la intervención de Andrés Manuel López Obrador fue definitiva en la contienda y en dar a Morena, su partido, una victoria aplastante en la presidencia y la batalla por el Congreso, donde está cerca de tener una mayoría calificada con sus aliados. Varios seguidores de Gálvez han compartido imágenes en las que las llamadas sábanas, los pliegos donde se registran los resultados de cada casilla, no coinciden con la información capturada en el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). La oposición seguirá la misma estrategia: cotejará que las cifras de cada casilla sean las mismas que se registren en el cómputo distrital, los números definitivos y vinculantes para definir quién ganó.
El PREP, con un 95% de las actas computadas, señala que la oficialista Claudia Sheinbaum ganó con más del 59% de los votos, una diferencia de más de 30 puntos sobre Gálvez. La candidata opositora reconoció su derrota al concluir la elección, pero insistió en que es importante dejar constancia de las irregularidades que ha denunciado. Horacio Vives, académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México, subraya que parte de los esfuerzos de la oposición se explican por un interés de que la interferencia del presidente en la elección quede asentada en la sentencia del Tribunal Electoral sobre la elección. “Es una apuesta para que cuando se escriba la historia o la verdad jurídica de lo que ocurrió, se documenten estas intervenciones indebidas”, afirma. El politólogo recuerda que en las elecciones de 2006 se usó una estrategia similar, sólo que en esa ocasión quien denunció una participación ilegal del panista Vicente Fox, entonces mandatario, fue el propio López Obrador. Los papeles se invirtieron 18 años más tarde.
Los especialistas y los propios dirigentes opositores anticipan que la probabilidad de que el Tribunal Electoral anule el triunfo de Sheinbaum es prácticamente nula. “Veo muy difícil que se atrevan a declarar esta elección como ilegal, pero lo fue”, dijo Cortés a la periodista Azucena Uresti. Alito Moreno siguió esa misma línea y adelantó a Ciro Gómez Leyva que los recursos se presentarán “indistintamente que los resultados del PREP y el conteo rápido han arrojado una diferencia grande”. Los dirigentes del PAN y el PRI, dos de las figuras más cuestionadas tras el naufragio de Gálvez y el frente opositor, han concentrado sus esfuerzos en las impugnaciones en un intento por cambiar la idea de que la oposición fue un “desastre”, levantar la moral tras la derrota y empujar la narrativa de que son “la resistencia” frente a la nueva hegemonía de Sheinbaum, que llegará con más poder que cualquier otro de sus predecesores en la era democrática. “Somos la resistencia”, dijo para muestra Gálvez, en su primer mensaje en redes tras la elección. “Espero que haya resistencia y valor en la próxima legislatura”, recalcó Cortés.
Más allá de los intentos de cambiar la tragedia por la épica, hay un reconocimiento de que merece la pena pelear cualquier posición que se pueda ganar tras un fallo del Tribunal Electoral. El cálculo de Alito Moreno es que el PRI tenga al menos 17 senadurías y 34 diputaciones federales, el de Cortés son 23 senadores y 74 diputados, a la espera de que se confirme si sus rivales tendrán la mayoría calificada o no. “Buscan rescatar algo en el margen”, comenta Vives, “mandan la señal de que no se quedaron pasmados y de que están haciendo algo”. López Obrador utilizó ese mismo adjetivo en La Mañanera de este martes. “Están pasmados, sorprendidos, no esperaban esto”, dijo sobre sus adversarios.
“Los números apenas nos darían, con la disciplina de todos, para contener la destrucción”, reconoció Cortés, que llegará al Senado como primero en las listas de los candidatos plurinominales del PAN. Es el mismo caso que el priista Moreno, que tiene asegurada una curul sin haber hecho campaña por una cuota de representación en la Cámara Alta.
Para el PRD, el socio minoritario de la coalición, se juegan otras cosas. Jesús Zambrano reconoció que su partido alberga una última esperanza de que los cómputos distritales, que ya incluyen todos los votos, les permitan conservar el registro. Los perredistas necesitan llegar al 3%, el PREP los coloca en torno al 2,5% de la votación nacional. “Hay que dar la lucha por todos los frentes”, dijo Zambrano y aseguró que 80.000 paquetes electorales no fueron considerados en los resultados preliminares. Otros, como el senador Emilio Álvarez Icaza, han hecho público su desmarque de la coalición. “El Frente Cívico Nacional será partido político, ha terminado el proceso de hacer alianzas con el PAN, PRI y PRD”, aseguró.
Ninguno de los tres dirigentes del frente opositor, surgido como una amalgama de partidos tradicionales para frenar el avance electoral de López Obrador, ha puesto su renuncia sobre la mesa. “Todos somos responsables de la elección”, concedió Moreno. El dirigente del PRI dijo que hubo una reunión el lunes con el Comité Ejecutivo Nacional y sus líderes estatales para analizar los próximos pasos a seguir, pero señaló que una reforma en los estatutos le permite quedarse hasta octubre y que se convocará a una asamblea para perfilar la renovación del partido. No dijo cuándo serán. “Nos faltó organización, propuestas más contundentes, muchas cosas”, admitió Cortés, quien adelantó que el proceso para nombrar a un nuevo dirigente en el PAN puede iniciar en “unas semanas”. Tampoco precisó una fecha.
Un Tribunal incompleto
El fallo final sobre los resultados de las elecciones puede tomar semanas o incluso meses, si se toma como punto de referencia otras votaciones. Vives apunta que una novedad es que se han acotado los plazos que se tenían antes. Los diputados y senadores de la próxima legislatura tomarán posesión el próximo 1 de septiembre y la presidenta, el 1 de octubre. La lógica indica que la calificación de estos comicios tendría que llegar antes que en otras ocasiones, cuando el nuevo Gobierno llegaba al poder en diciembre, apunta el especialista. “Vendrán días y semanas cruciales”, afirma.
Hay, sin embargo, otra novedad. El Tribunal Electoral tiene sólo cinco de sus siete integrantes. El Senado no concretó los dos nombramientos de los magistrados faltantes. “Para hacer la declaración de validez y de Presidenta o Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, o para declarar la nulidad de tal elección, la Sala Superior deberá sesionar con la presencia de por lo menos seis de sus integrantes”, se lee en la ley orgánica del Poder Judicial.
Existen mecanismos para cubrir esas vacantes. La norma establece que cuando no ha concluido la elección de los integrantes pueden ser suplidos por “el magistrado o la magistrada de Sala Regional con mayor antigüedad, o, en su caso, de mayor edad, si existen asuntos de urgente atención”. “Es desafortunado porque calificar la elección es una de las atribuciones más importantes del Tribunal”, señala Vives. En caso de empate entre los seis magistrados, el presidente del Tribunal tendrá el voto de calidad. La resolución será definitiva e inatacable.
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