Pepe Aguilar: “Estoy creando mi propia inteligencia artificial para seguir siendo un artista soberano”
El cantante mexicano invierte su capital personal en la creación de nuevas tecnologías que impulsen a la industria de la música


A Pepe Aguilar lo que más le interesa es su independencia como músico. Hace más de 20 años dejó el mundo de las disqueras, fundó su sello discográfico —Equinoccio Records— y montó su propio estudio de grabación. “Siempre he sido muy rebelde”, confiesa. Saliéndose de los márgenes, ahora, el intérprete de música mexicana incursiona en la carrera por el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) para la industria musical. Aguilar (San Antonio, Texas, 57 años) ha visto de reojo el desarrollo de esta nueva tecnología y no tiene temor a utilizarla en sus videoclips o presentaciones. Mientras los miembros de las industrias creativas debaten su uso, el cantante mexicano se adelanta y dobla la apuesta: ha creado su propia IA para componer música.
“Lo que quiero es tener soberanía y ofrecer soberanía. En el caso de las IA generativas de música, se está haciendo una tremenda revolución, pero al mismo tiempo se están cerrando más las oportunidades para creativos como yo. Y no me dejan otra opción más que crear mi propia tecnología para seguir siendo un artista soberano”, cuenta a EL PAÍS minutos antes de salir al escenario, aunque esta vez no es para cantar. Aguilar ha viajado a la ciudad de Cuernavaca para formar parte del jurado de Mentes en Acción, un programa de la Secretaría de Economía para emprendedores de los sectores tecnológico y científico, similar al del popular programa de televisión Shark Tank.
El cantante, ganador de nueve premios Grammy, entonces muestra una de sus facetas menos conocidas: como fundador e inversionista. Observa debajo de sus gafas oscuras de Versace los proyectos que los emprendedores le presentan y hace alguna pregunta o suelta un sorpresivo halago. Al escenario sube un robot humanoide y Aguilar no puede evitar quitarse las gafas para mirarlo con detalle. “Estás haciendo ingeniería inversa y esa sería tu secret sauce. Qué chido”, le comenta al creador del androide. Después mira con curiosidad una propuesta médica para evitar la diseminación del cáncer en el cuerpo humano. “Tanto mi madre como mi padre murieron de esta enfermedad, así que el tema toca cerca de casa”, dice conmovido. Finalmente, llega una propuesta de nanotecnología para la distribución de fertilizantes en los campos de cultivo. “Al campo mexicano se le tiene que ayudar”, proclama convencido y con conocimiento de causa, ya que es dueño de un rancho en Zacatecas. Muchos de sus intereses convergen en la presentación, pero ninguno como el que él mismo está emprendiendo.
Aguilar está muy lejos de ser un novato en el sector tecnológico. Empezó en su adolescencia como aficionado a los videojuegos y cuando arrancó su carrera musical se obsesionó con los novedosos equipos de producción musical. Puede decirse que el intérprete de Por mujeres como tú maduró en paralelo con el avance de la tecnología y por eso está seguro de que el siguiente paso es integrar la IA a la industria musical desde su raíz. “La estaba esperando con ansias después de casi tres décadas de estarme preparando. Cuando llega, haz de cuenta que éramos dos viejos amigos que no nos habíamos conocido”. Con un bajo perfil se ha acercado a los expertos del sector y ha aprendido de primera mano a usarla. El también compositor tiene en la mira tres proyectos que desarrolla en tres ciudades —Seattle, Austin y Ciudad de México—: un chatbot conversacional, una inteligencia post mortem –”para que sigas viviendo después de que te mueras y tus familiares sigan interactuando contigo”–, y la inteligencia artificial para la composición de música.
¿Cómo la vislumbra? “Quiero que todo el mundo sepa esto, no quiero llevar ninguna ventaja”, advierte. Para el cantante, la IA es un miembro más en su banda. La alimenta con todo su conocimiento y gusto por la música y le asiste en la creación de versos y compases sin tomar como referencia a nadie más que él mismo. “Respetando la propiedad intelectual ajena”, añade. El resultado acaba siendo dirigido y ejecutado siempre por él. “Soy un usuario que empezó a usar las IA actuales por necesidad y con esa necesidad me di cuenta de que estaban muy lejos todavía para poder trabajar con una persona como yo. Alguien tan exigente, que está acostumbrado a trabajar con músicos de verdad, que produce a la vieja usanza, que necesita control de cada compás y eso no existe ahorita”.
El debate sobre el uso de IA en industrias creativas no le agobia, aunque reconoce que es necesaria una regulación que fije nuevos estándares para la industria y cuide la propiedad intelectual de los autores. El mismo objetivo que buscó dos décadas atrás cuando abandonó a las disqueras y se independizó. “Estoy creando mis propias inteligencias porque no me gusta que me cierren las puertas sin avisarme. No me gusta que me quiten posibilidades que ya existían sin avisarme. Y eso es lo que hacen las grandes tecnológicas”. ¿Le preocupa la burbuja por las inversiones en IA? “Estoy listo para eso, por eso estoy creando una IA propia”, responde.
Aguilar va contra corriente y sabe que los grandes sellos discográficos ya están en la carrera de la IA. “También están en el juego de crear artistas virtuales que no les cueste y para que no haya ningún tipo de atadura o problemas legales”, señala. Uno de los representantes más destacados de la música ranchera ha apostado su capital personal en una competición en la que busca ser pionero. No es su primer emprendimiento y conoce de riesgo. Casi al cierre de la sesión con los emprendedores, Aguilar cuenta que alguna vez invirtió en el sector agroindustrial. Tenía un invernadero de tomates que no fue rentable y terminó fracasando. “Ahí lo dejé en el rancho para acordarme de no volverlo a hacer”, confiesa. Al calor del entusiasmo por los nuevos inventos y el optimismo de sus creadores, el cantante hace una pausa y suelta: “A lo mejor me vuelvo a hacer agricultor”.
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