_
_
_
_

México vislumbra una revisión más ríspida del TMEC de la mano de Trump

Los analistas advierten de que la evaluación del acuerdo comercial, prevista para junio de 2026, será mucho más radical en materia automotriz y energética

Donald Trump firma órdenes ejecutivas en la oficina Oval en Washington, el 20 de enero de 2025.
Donald Trump firma órdenes ejecutivas en la oficina Oval en Washington, el 20 de enero de 2025.Anna Moneymaker (Getty Images)
Karina Suárez

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene prisa. En menos de una semana ha firmado decenas de órdenes ejecutivas, ha anunciado proyectos y compromisos de inversión. Desde el despliegue de soldados en la frontera con México a la declaración de emergencia energética y el amago de imponer aranceles generalizados del 25% a las importaciones mexicanas y canadienses, el mundo atiende a un alud de nuevas disposiciones dictadas desde el Despacho Oval de la Casa Blanca. El tratado comercial entre México, Canadá y Estados Unidos, el TMEC, no ha quedado fuera de su mirilla. El primer día de su mandato, Trump pidió ya un informe detallado sobre los beneficios del acuerdo para su país y, de acuerdo con el diario The Wall Street Journal, el republicano está utilizando la amenaza arancelaria como palanca para acelerar la revisión del acuerdo comercial. La evaluación del acuerdo entre los tres países firmantes está agendada, hasta ahora, para junio de 2026.

Las fuentes consultadas por The Wall Street Journal afirman que una de las motivaciones del presidente de EE UU para agilizar esta revisión es su intención de cambiar las reglas sobre el sector automotriz y así, promover el regreso de las armadoras estadounidenses afincadas en México a su país. Aunque oficialmente no se ha solicitado una nueva fecha para la evaluación del acuerdo comercial, en su primer día de mandato, Trump instruyó a su Gobierno a iniciar su propio análisis sobre los beneficios del TMEC para Estados Unidos. Ese mismo día, horas después, el mandatario declaró en una improvisada rueda de prensa que podría aplicar las nuevas tarifas arancelarias a las importaciones mexicanas y canadienses a partir del próximo 1 de febrero. Desde su campaña, el republicano advirtió de que no dudaría en solicitar, incluso, una renegociación del TMEC, si lo consideraba pertinente. Además del sector automotriz, otros de los puntos de interés para EE UU apuntan a las cláusulas en materia laboral y energética.

El asunto de una revisión más ríspida del TMEC no es menor. Bajo el amparo del TMEC, México se ha convertido en el principal socio comercial de EE UU, desplazando a China y Canadá. El país latinoamericano exportó al mercado estadounidense bienes valuados en más de 466.000 millones de dólares de enero a noviembre de este año, según cifras oficiales. Además de vehículos terminados y autopartes, las empresas mexicanas proveen a EE UU de aparatos mecánicos, equipo médico, bebidas, licores y vinagre, frutas comestibles, enseres eléctricos, muebles, entre otros.

En respuesta a los amagos arancelarios y migratorios hechos por Trump, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha llamado a “mantener la cabeza fría” y a evitar la confrontación. La mandataria ha apostado, desde los primeros mensajes sobre un posible “muro arancelario” contra México, por un mensaje de cooperación entre Norteamérica. Sheinbaum y su gabinete han exaltado en estas últimas semanas los beneficios que el TMEC han traído para los países firmantes en materia de inversión, empleo y exportaciones. La presidenta ha enfatizado que el comienzo de una guerra arancelaria no convenía a nadie y solo generaría un espiral de inflación para los propios consumidores de EE UU

Gabriela Siller, directora de Banco Base, advierte que el primer paso con miras al TMEC ya se ha dado con la solicitud de Trump de un informe para ver qué tan benéfico ha sido el tratado para Estados Unidos. “Trump quiere utilizar el comercio para lograr otros objetivos como los migratorios y que dejen de cruzar sustancias ilícitas a su país y también quiere disminuir el déficit comercial. No creo que el TMEC se vaya a terminar de ninguna manera y tampoco creo que quiera sustituir lo que importa desde México, más bien, tiene el objetivo de recaudar más dinero y que tiene todo el poder para imponer aranceles del 5% al 10% en productos seleccionados”, indica.

En un reporte hecho por Banco Base, la especialista ahonda en los miles de millones de dólares en importaciones y exportaciones que unen a México desde hace años y se han apuntalado con el TMEC, antes TLCAN. Siller reconoce que a concentración de las exportaciones hacia Estados Unidos deja abierta la puerta a que sean utilizadas para presionar al gobierno mexicano en temas que podrían no estar relacionados con comercio, como podría ocurrir durante el segundo mandato de Donald Trump para lograr objetivos de control migratorio, seguridad fronteriza y freno del flujo de narcóticos.

Para México, el acuerdo ha sido un balón de oxígeno para el sector manufacturero, con su consecuente atracción de inversiones y generación de empleos. No obstante, tampoco ha permitido el desarrollo económico equitativo para los tres países, por ejemplo, aunque se triplicaron las exportaciones mexicanas, también se vulneró la política industrial local y se dejó de lado el impulso de desarrollo de innovación y patentes.

Para el analista, Pedro Tello, el escenario más probable es que EE UU sí respete el calendario original del TMEC, sin embargo, lo haga con una postura mucho más radical, con miras a obtener mayores cambios en su beneficio. “Estados Unidos ahora está jugando cartas políticas a través de instrumentos económicos para tratar de sentar a México en la mesa de negociaciones y obtener concesiones importantes en materia de migración, narcotráfico y seguridad fronteriza, pero en la eventualidad de que Estados Unidos decida imponer aranceles del 25% contra México estaría tomando una decisión muy peligrosa para su propia economía debido a que muchas empresas estadounidenses dependen de las importaciones mexicanas y, con nuevas tarifas, tendrían que alterar sus planes de inversión y empleo, y tendrían pérdidas importantes”, zanja.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_