La Marina de México busca en aguas internacionales a un superviviente de las presuntas narcolanchas atacadas por Estados Unidos

El único superviviente del último de los ataques extrajudiciales de Estados Unidos contra cuatro embarcaciones en el Pacífico Oriental, está siendo buscado a 740 kilómetros de Acapulco para ser rescatado por la Secretaría de la Marina de México (SEMAR). El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, ha informado en su cuenta de X que a bordo de las supuestas narcolanchas viajaban 14 tripulantes que fueron asesinados en la operación, a los que el titular acusa de pertenecer a “organizaciones terroristas designadas”. La presidenta, Claudia Sheinbaum, ha pedido a la SEMAR y a la Secretaría de Relaciones exteriores que se aborden estas operaciones en una mesa de trabajo con Washington. “No estamos de acuerdo con estos ataques, con cómo se dan”, ha subrayado este martes en conferencia de prensa.

La SEMAR mantiene activa la operación de búsqueda y rescate a 400 millas náuticas (unos 740 kilómetros) al suroeste de Acapulco, según ha informado en un comunicado. “En cumplimiento del Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS) y tras la solicitud de Guardia Costera de Estados Unidos, la Armada de México atiende una operación de búsqueda y rescate marítimo”, ha publicado la dependencia. En la operación, que tiene por objetivo “salvaguardar la vida humana en la mar”, están participando un buque patrulla oceánica y un avión de patrulla marítima.

La presidenta ha recibido la noticia del rescate en su reunión con el gabinete esta mañana. En un primer momento, ha confirmado el rescate desde Palacio Nacional, pero un miembro de su equipo le ha aclarado que todavía no se había producido. “Parece ser que quedó un sobreviviente y la Marina, por razones humanitarias y dentro de los tratados internacionales, decidió rescatar a esta persona”, ha detallado la mandataria. De momento, el tripulante no ha sido hallado y la búsqueda sigue en marcha, según ha aclarado SEMAR y han confirmado fuentes diplomáticas en Washington a este periódico.

Sin embargo, Sheinbaum ha solicitado que se aborde la situación dentro del marco de acuerdo de seguridad que tiene México con Estados Unidos. “Es importante, yo le hice el planteamiento hoy al secretario de Marina con el secretario de Relaciones Exteriores que estos temas se vean en una mesa, porque nosotros queremos que se cumplan todos los tratados internacionales”, ha añadido Sheinbaum, quien rechaza las formas de efectuar estos ataque por parte de Estados Unidos, sin pruebas y asesinando a civiles.

Juan Ramón de la Fuente, secretario de Relaciones Exteriores, y al almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, titular de la Secretaría de Marina, deberán abordar con el embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, cómo proceder ante estos incidentes que se están repitiendo en el Caribe y, desde la semana pasada, también en el Pacífico. Uno de los últimos se dio frente a las costas colombianas y murieron cinco personas, lo que escaló las tensiones entre Washington y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien calificó los ataques de asesinatos que rompen las normas del derecho internacional. “Hoy mismo suspendimos todos los pagos a Colombia. Que [Petro] tenga cuidado o tomaremos medidas muy severas contra él y su país”, respondió contundente Trump.

Desde inicios de septiembre, la cruzada del presidente estadounidense contra los narcotraficantes le ha servido para justificar 14 ataques sin la aprobación del Congreso. Los primeros se llevaron a cabo en las aguas del Mar Caribe, donde Washington ha desplegado una flotilla de barcos y ha enviado su mayor portaviones, aumentando la presión sobre Venezuela y alargando la sombra del intervencionismo de Washington en el Gobierno de Nicolás Maduro. El ataque de este martes se realiza sobre una de las rutas de entrada por mar más activas para introducir drogas a México desde Colombia.

En total han sido asesinados 57 civiles, y hay tres supervivientes. Uno de ellos, Jeison Obando Pérez, un colombiano de 34 años que fue repatriado por Estados Unidos tras sobrevivir al ataque a un supuesto narcosubmarino el pasado 16 de octubre en el mar Caribe, fue deportado a Colombia con traumas en el cerebro, sedado, dopado y respirando con ventilador.