Viejas heridas políticas y la crecida del narco en Tabasco: los motivos del choque entre el gobernador May y Adán Augusto
La acusación del mandatario morenista contra su antecesor, peso pesado del partido, por presuntos vínculos con el crimen, agrava aún más la crisis en el Estado, azotado por una ola de violencia
El gobernador de Tabasco, Javier May, lanzó hace dos meses una acusación que en su momento pasó más o menos inadvertida pero que, a la luz de los hechos de violencia que azotaron el Estado sureño en las semanas siguientes, fue adquiriendo gravedad. May, que tomó posesión del cargo apenas en octubre, afirmó que sus antecesores habían encumbrado a La Barredora, uno de los grupos criminales detrás de la escalada de terror en Tabasco. Aunque no lo mencionó por su nombre, la acusación recayó con todo su peso sobre el exgobernador Adán Augusto López, cuyo secretario de Seguridad, Hernán Bermúdez Requena, fue señalado por el Ejército como líder de La Barredora. May rompía así con la tradición política de que el mandatario en turno ha de cubrir las espaldas de su antecesor, más aún tratándose de dos miembros del mismo partido, Morena. El conflicto evidencia una vieja y profunda rivalidad entre May y López, el primero formado en el PRD, el histórico partido izquierdista; el segundo, surgido del viejo PRI. El río revuelto de la política agrava aún más la crisis en el Estado. La Barredora ha librado una guerra contra el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que ha dejado una estela de balaceras, ataques a establecimientos, quema de vehículos, desapariciones de personas y asesinatos.
Sería un error decir que la pugna entre May y López es un pleito local. Ambos personajes son dos pesos pesados en el escenario nacional que no han querido airear más el asunto después de esa primera polémica. López fue mandatario de Tabasco entre 2018 y 2021, año en que solicitó licencia para convertirse en secretario de Gobernación del presidente Andrés Manuel López Obrador, también tabasqueño. Ese cargo le dio enorme proyección y le sirvió como plataforma para disputar en 2023 la candidatura de Morena a la presidencia de la República. No logró su objetivo, pero se convirtió en coordinador de la bancada morenista en el Senado. Allí, Adán Augusto, como se le conoce, se ha vuelto el operador todoterreno para sacar adelante las reformas del oficialismo.
May, por su parte, fue secretario de Bienestar de López Obrador y tuvo a su cargo la administración de los programas de apoyo a los pobres. López Obrador luego le pidió dirigir el Tren Maya cuando necesitó de un operador político para destrabar la construcción de su megaproyecto, ante el cúmulo de recursos judiciales promovidos por ambientalistas y las resistencias de las comunidades indígenas. Tanto May como Adán Augusto cumplieron con la encomienda presidencial. Ambos tenían la confianza de López Obrador, su paisano. Pero en el horizonte estaba la sucesión en Tabasco y los dos tenían una agenda distinta.
Distancia histórica
“Los tabasqueños somos rehenes de una disputa político-partidista y de las mafias, y es gravísimo. Hay una disputa al interior del gobierno de Tabasco y dentro de Morena entre el grupo de Adán Augusto y el Javier May, que obviamente nos repercute”, sostiene Lorena Beaurregard, excandidata de la alianza PRI-PAN a la gubernatura del Estado en los pasados comicios de 2024. Con una larga trayectoria política en Tabasco, Beaurregard habla de los vaivenes en la relación de May y López, en un relato en el que cada personaje parece tener la meta de menoscabar al otro.
Para decidir a su candidato a la gubernatura, Morena levantó una encuesta entre los electores. May era un claro favorito, pero Adán Augusto había apostado por Yolanda Osuna, que fue su secretaria de Cultura y luego se convirtió en alcaldesa de Villahermosa, la capital estatal. Bearregard afirma que el grupo de Adán Augusto “se la puso muy difícil a May” y “jugó en su contra” en el proceso electoral tabasqueño, hasta que López Obrador intervino y “puso orden”. “Fue así que hubo una aparente reconciliación entre ambos bandos”, cuenta. Otro escenario de pugna fue la contienda morenista para la candidatura presidencial, en la que May, desde el Gobierno federal, apoyó a Sheinbaum, en detrimento de las aspiraciones de Adán Augusto.
Beaurregard afirma que la fractura es añeja y se remonta a los comienzos de López Obrador como opositor en las filas del PRD, el principal partido de izquierda en México antes de que el dirigente creara Morena. “Adán Augusto representaba al neoperredismo, y May pertenece al grupo de los históricos. May, siendo muy joven, desde los noventa comienza a trabajar con López Obrador, mientras que Adán Augusto era priista”, expone. En la elección estatal del 2000, cuando el PRD estuvo a punto de arrebatarle la gubernatura al PRI, May y Adán Augusto estaban en bandos opuestos: el primero formaba parte del equipo de Manuel Ojeda, el candidato perredista; el segundo coordinaba la campaña del abanderado oficialista, Manuel Andrade, que finalmente ganó en los comicios estatales, asestando un duro golpe a la izquierda tabasqueña. Dos décadas después, May y su “grupo de históricos” dio su apoyo a Sheinbaum, en un gesto que fue interpretado como un espaldarazo directo de López Obrador.
Una vez en el poder, May comenzó a desmantelar la estructura del gobierno formada por Adán Augusto —y heredada a Carlos Merino, quien lo sustituyó en la gubernatura para concluir el sexenio—. “Llegaron a barrer funcionarios de todos los niveles, nadie que estuviera vinculado a Adán Augusto se quedó en alguna secretaría”, afirma Beaurregard. Agrega que el nuevo gobernador colocó en los lugares vacíos a sus colaboradores, traídos en su mayoría de administraciones municipales (May fue dos veces alcalde de Comalcalco). “Eso ha provocado la parálisis del Gobierno, la ineficacia total, porque quienes llegan no tienen idea de cómo funciona una secretaría estatal. La inestabilidad, la ingobernabilidad, viene de la falta de liderazgo y de conocimiento”, comenta.
No es la única manera en que May ha marcado distancia de Adán Augusto. También, a través del secretario de Gobierno, José Ramiro López Obrador —hermano del expresidente—, ha anunciado que esta vez no habrá pactos con criminales y que el Estado irá a la caza de los integrantes de las bandas delincuenciales. Esta semana fue capturado Carlos Tomás “N”, El Lic o El Tomasín, uno de los cabecillas de La Barredora.
Los saldos del narco
Adán Augusto López nombró a Hernán Bermúdez Requena secretario de Seguridad en diciembre de 2019, a un año de asumir el gobierno de Tabasco. Uno de los documentos del Ejército filtrados por Guacamaya en 2022 señaló que Bermúdez Requena, alias Comandante H, pertenecía a la estructura de La Barredora y había facilitado el dominio del grupo delictivo en varios municipios del Estado. El documento, elaborado por áreas de inteligencia militar, citaba conversaciones entre delincuentes que afirmaban que el gobernador López era aliado de La Barredora. A pesar de las advertencias, Bermúdez Requena permaneció al frente de la Secretaría de Seguridad hasta enero de 2024, con el consentimiento, primero, de Adán Augusto y, después, del gobernador sustituto, Merino.
La Barredora se instaló en Tabasco al menos desde 2011, de la mano de Los Zetas. Tras la paulatina merma de este último cártel, formó una alianza frágil con el CJNG, que se rompió en 2023, de acuerdo con la plataforma de inteligencia sobre seguridad Lantia. A partir de entonces comenzó una disputa entre La Barredora y el CJNG por los negocios ilícitos: narcotráfico, robo de combustible, tráfico de migrantes, tráfico de armas y extorsión. A la narcoguerra se han sumado otras organizaciones criminales vinculadas al Cártel de Sinaloa o al Cártel del Noreste (antes Zetas), según Lantia.
La pulverización criminal ha traído un repunte de varios delitos. De acuerdo con datos oficiales, en 2024 hubo 707 asesinatos, más del 250% que el año anterior. Es la mayor cifra en al menos una década. La desaparición de personas es otro delito grave en ascenso, con un amento del casi el 100% en apenas dos años. Según una encuesta del INEGI, la cantidad de tabasqueños que se sienten inseguros creció 12 puntos, hasta rozar el 80%.
Tras la salida de Bermúdez Requena de la Secretaría de Seguridad, hace un año, el exgobernador Merino designó en el cargo al general Víctor Hugo Chávez, que ha sido ratificado por May. Pese al retiro del Comandante H y la llegada del militar, la incidencia delictiva no dejó de subir lo largo de 2024, lo que demuestra la dificultad de afrontar al crimen organizado cuando está entrelazado con las instituciones gubernamentales, afirma Víctor Manuel Sánchez, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila especializado en temas de seguridad.
“Las declaraciones de May [contra Adán Augusto] hacen pensar que la red que construyó el exsecretario Bermúdez sigue presente en los cuerpos de Seguridad de Tabasco. Es decir, el nuevo mandatario está batallando para erradicar las redes de complicidad y protección hacia La Barredora”, afirma. El académico señala que May también está intentando arrebatarle “los hilos del poder” al senador López. “Significa que, a pesar de ya no estar en el gobierno, Adán Augusto sigue teniendo un pie adentro y está estorbando al nuevo mandatario. Las declaraciones públicas de May son un intento por debilitar la influencia de su antecesor”, observa. Con los cárteles cebándose sobre el Estado, los tasbasqueños aguardan a que May termine de sacudirse a Adán Augusto, su enemigo en casa.
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