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Los pesos pesados del viejo PRI calientan una campaña de oposición al margen del partido

Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones o Pedro Joaquín Coldwell preparan la creación de una organización civil para dar la batalla contra Morena sin romper con la agrupación política

Pedro Joaquín Coldwell, Manlio Fabio Beltrones y Dulce María Sauri.
Pedro Joaquín Coldwell, Manlio Fabio Beltrones y Dulce María Sauri.EL PAÍS/ CUARTOSCURO
Elia Castillo Jiménez

Un grupo de pesos pesados priistas y expriistas insurrectos han encendido los motores para la creación de una organización civil que dé voz a la oposición. Sin renunciar a su militancia en el histórico partido, en el caso de los que aún son parte de las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), buscan dar un golpe de timón para crear esta nueva plataforma. El objetivo, dicen, es construir un bloque de contención ciudadano a Morena. Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa, son los exdirigentes que junto con otro puñado de correligionarios, como Aurelio Nuño, han sostenido un encuentro en el que además de hacer un recuento de los daños, han puesto sobre la mesa su participación en la vida pública fuera del partido controlado por Alejandro Alito Moreno, avalado por los tribunales tras su polémica reelección por cuatro años más.

“Hay un invierno priista, pero puede llegar la primavera”, dice Sauri sobre la situación que permea en el partido que dirigió durante una de las etapas críticas, cuando perdió el poder frente al candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox, y al que se resiste a renunciar. Por el momento, dice, se encuentra en un estado de hibernación partidista, pero busca contribuir con su experiencia desde otras trincheras donde pueda ejercer su libertad de opinión y construir análisis críticos sobre la situación del país. La idea comenzó a cocinarse desde diciembre y tras el encuentro de este martes, comienza a tomar forma.

Los priistas han descartado la posibilidad de crear un nuevo partido tradicional. Consideran que las condiciones actuales del país, sumadas al debilitamiento del Instituto Nacional Electoral (INE), no son las idóneas para el surgimiento de una nueva organización política. “Para mí lo más importante es ver que, aunque casi todos somos parte de una generación que dio lo mejor de su contribución a la vida política del país, podemos contribuir de manera positiva a construir esos caminos que ahora parecen cerrados ¿Qué oposición necesita México?”, dice Sauri.

Los políticos, que en ningún caso quieren perder el paraguas de seguridad que supone eel fuero parlamentario, han hecho una división entre las oposiciones partidistas y las no partidistas. La segunda es el objetivo del proyecto que se han propuesto y que convocará a la sociedad civil. “Hay una energía social que se desató en la campaña electoral y en el proceso de la elección del 2 de junio, que es necesario tomar en cuenta a la hora de construir la oposición que necesita México”, refiere la exgobernadora de Yucatán. Retomar la fuerza que alcanzaron movimientos sociales como la Marea rosa es la idea que gira en rededor de la apuesta de los priistas.

Ochoa coincide en la necesidad de crear espacios plurales en los que tengan cabida las opiniones críticas y se busquen soluciones a los problemas que enfrenta el país bajo el Gobierno de Morena. “Por eso la necesidad de crear espacios de discusión, análisis y trabajo paralelamente al PRI. La institución hoy no es ese espacio de discusión abierta a nivel nacional, municipal y estatal que fue durante muchas décadas”, subraya el exdirigente.

La expulsión de los críticos

Alejandro Alito Moreno ha cumplido el amago de expulsión contra sus críticos. Enrique Ochoa es el primero del grupo de exdirigentes que el año pasado buscaron impugnar el proceso que llevó a la reelección del campechano por cuatro años más, con posibilidad de perpetuarse hasta 2032. “Es la crónica de una expulsión anunciada”, refiere el priista, que en diciembre fue notificado por la Comisión Nacional de Justicia Partidaria de su expulsión del partido en el que ha militado 33 años. Poner en riesgo la unidad del partido y la deslealtad han sido la base de los argumentos para echarlo de la agrupación política. El dictamen refiere que sus declaraciones afectaron la unidad ideológica, programática y organizativa; provocaron divisiones, perjudicaron la imagen pública del partido y contribuyeron a la calumnia, el hostigamiento y ataques a la reputación y la honra de Moreno.

Ochoa ha interpuesto de manera paralela una solicitud de expulsión en contra de Alito con las mismas bases, ha presentado una copia exacta del juicio partidista en su contra, únicamente cambió el nombre y las citas. El recurso legal no ha tenido entrada en la instancia. El exdirigente ha emprendido paralelamente una batalla ante el Tribunal Electoral para defender su militancia. El caso está en manos del magistrado Felipe de la Mata y apela a que esta vez, dice, sí se actúe conforme a la ley. “Yo confío en que los argumentos jurídicos me dan la razón. Es una oportunidad para algunos magistrados para que en esta resolución sí se apeguen a la ley. Ha habido otras resoluciones de muy bajo nivel jurídico y espero que este no sea el caso”, lanza Ochoa.

El exdirigente también ha decidido mantener su militancia con la esperanza de que el partido pueda ver la luz en algún momento tras la dirigencia de Alito. “Cuando un amigo comete un error, el amigo continúa siendo el amigo y el error continúa siendo el error. El PRI es una institución valiosa en la vida del país, histórica y la dirigencia actual es un error, pero las dirigencias son pasajeras, por más malas y autoimpuestas que estas sean mi convicción es contribuir a que esa institución se pueda rescatar, que esa institución pueda salir del maleficio en el que hoy está”, sostiene Ochoa.

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Sobre la firma

Elia Castillo Jiménez
Es periodista mexicana, está especializada en temas de política: Congreso de la Unión, partidos y elecciones. Ha trabajado en distintos medios como Milenio, Radio Centro y El Heraldo de México. Es licenciada en Periodismo y Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México.
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