Pedro Reyes, artista: “La Inteligencia Artificial aumenta el riesgo de una guerra nuclear”
El escultor y activista estrena en la plataforma Mubi el documental ‘Bajo la nube’, una investigación sobre los estragos de la energía nuclear en poblaciones indígenas de Estados Unidos
El escultor mexicano Pedro Reyes (Ciudad de México, 1972) afirma que el contacto con pueblos originarios de Estados Unidos lo radicalizó. El también activista, con una larga trayectoria en la lucha por el desarme nuclear, estrena este jueves en la plataforma Mubi el documental Bajo la nube, una investigación que revela los estragos del extractivismo del uranio, básico en la energía nuclear, y las consecuencias de los residuos nucleares en territorios indígenas estadounidenses. “El contacto con estos pueblos originarios me hizo ver que las mismas compañías que producen la energía atómica también hacen las armas nucleares. La extracción de uranio hace que en todos los lugares en donde se hace este tipo de minería los acuíferos queden radioactivos y las comunidades que están ahí ya no puedan vivir en sus territorios”, explica el creador.
El compromiso de Reyes a favor del desarme comenzó desde hace 15 años, cuando desde su práctica artística decidió generar conciencia política sobre la violencia que generan las armas. Reyes desarrolló una serie de trabajos en los que utilizó armas de fuego para construir instrumentos musicales. Revólveres, rifles de cacería, escopetas y armas de asalto se convirtieron gracias a las manos del artista en guitarras, flautas y marimbas, cambiando su sonido de muerte en música. Su propuesta no solo pretende generar una reflexión sobre la poderosa industria de las armas, sino la importancia del activismo a favor del pacifismo.
Esa experiencia lo llevó a involucrarse en el desarme nuclear, en momentos cuando los equilibrios diplomáticos son frágiles y hay al menos cinco potencias nucleares en permanente tensión, incluido Estados Unidos con la llegada de Donald Trump al poder y su incierta política de seguridad. “Es una persona que después de haber sobrevivido al atentado no podemos saber su estado mental”, aclara el artista. “Hay otros países muy inestables, como el conflicto entre India y Pakistán, todo lo que está pasando en Ucrania”, acota. El trabajo de Reyes comenzó en 2020, cuando The Bulletin of the Atomic Scientists lo invitó a realizar una campaña sobre el riesgo nuclear. Esta es la organización de científicos que a través del llamado ‘reloj del fin del mundo’ fijan el tiempo que falta para una catástrofe nuclear. El ‘reloj’ marca en estos momentos 90 segundos para llegar a la medianoche infernal, el momento más cercano desde que los expertos hacen su recuento. De la relación con el Bulletin surgió la exposición Amnesia atómica, compuesta por 20 piezas que ayudan a reflexionar sobre la importancia del movimiento antibélico mundial. Una de esas piezas es monumental escultura inflable que recuerda al hongo de la bomba atómica.
“Empecé a trabajar el tema de las armas nucleares y entré en contacto con la Campaña Internacional para la Prohibición de las Armas Nucleares, me convertí en miembro de la organización, y a raíz de eso empecé a conocer a muchos activistas, entre ellos, por ejemplo, Leona Morgan, que aparece en el filme, y me radicalizaron, porque entendí que la extracción de uranio y el desarrollo de la energía nuclear está conectada con la fabricación de las armas nucleares. Había problemas que no había visto, como el daño a los acuíferos. Al hacer este documental fui a visitar estos lugares en donde hubo estos derrames. Son lugares deshabitados, a los que ya no se puede penetrar. Los territorios donde pasa la minería de uranio se convierten en inhabitables por cientos de miles de años”, explica Reyes.
El resultado de esa inmersión es el documental Bajo la nube, disponible desde este jueves en Mubi. Así ha definido la plataforma este trabajo de Reyes: “Una investigación sobre la historia en desarrollo de las pruebas nucleares, la minería de uranio y el desecho de residuos nucleares en territorios indígenas en Estados Unidos. Se levantan las voces de quienes atestiguaron y experimentaron las consecuencias del colonialismo nuclear y quienes aún resisten”. La investigación se centra en las comunidades de Nuevo México, afectadas no solo por la extracción de uranio, sino por los desechos radiactivos que las compañías envían allí.
La experiencia con este trabajo alertó a Reyes de otro problema que considera grave: el uso de la Inteligencia Artificial, que no solo demanda más energía, el uso de todo tipo de fuentes energéticas, sino que cada vez es más utilizada en la industria de la defensa (y, por tanto, la guerra). “Estamos viendo una nueva carrera armamentista en donde trillones de dólares se están usando para hacer nuevas armas nucleares controladas por Inteligencia Artificial, que pueden ser llevadas por un dron y, entonces, ahora hay una mayor tentación de usar estas armas, más los riesgos agregados en que el poder de decisión se está delegando mucho en IA”, advierte Reyes. Desde el Bulletin of the Atomic Scientists están preocupadísimos porque ven que el uso de IA está incrementado todos los riesgos de una confrontación nuclear”, advierte el escultor mexicano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.