El feminismo recibe al Gobierno de Sheinbaum con esperanza renovada y cautela
El movimiento de las mujeres confía en que se restauren los canales de comunicación y se otorguen atribuciones y presupuesto suficientes a la estrenada Secretaría de la Mujer
Tener a una mujer presidiendo un país por primera vez después de 200 años y 65 antecesores masculinos no puede sino despertar esperanzas entre las feministas y eso que ya acumulan experiencias diversas con otras mandatarias del mundo. Así recibe a Claudia Sheinbaum el feminismo mexicano, con ilusión y cautela. Mucha cautela antes de ver en qué se concretan los primeros anuncios de la presidenta electa, por ejemplo, que el sistema nacional de cuidados empezará por atender las necesidades de las jornaleras y maquiladoras, un toque de clase para paliar la discriminación y desigualdad que sufren las más pobres, o las pensiones para las de 60 a 64 años. El gran gesto, sin embargo, llegó este lunes, cuando se supo que se creará por primera vez una Secretaría de la Mujer cuya titular, Citlalli Hernández, podrá manejar estas políticas con el mismo rango que los demás titulares del gabinete.
Hernández no proviene del feminismo independiente, es una mujer de partido. Eso también tiene dos caras: puede ser una eficaz operadora con sus pares o escorarse hacia el clientelismo. Todo está por verse. Mientras tanto, la esperanza se abre camino después de un sexenio que ha dejado la tarea hecha en el terreno legal, en materia de paridad y en el diagnóstico, con una potente estadística de género. “Sheinbaum tiene la mitad hecha, el desafío será poner en práctica toda esa normativa”, dice Patricia Olamendi, integrante de Mujeres en Plural y Todas México. “Las feministas no iniciamos prejuzgando, no pelearemos antes de ver lo que ocurre. Esperamos que todo vaya bien. Tenemos esperanza”.
El sexenio de López Obrador, en efecto, ha dejado un corpus legal avanzadísimo y muchas de las luchas feministas para implantar la paridad y combatir la violencia han tenido eco en la normativa. Pero el feminismo no es el fuerte del presidente, quien ha exhibido severos encontronazos con las activistas por sus declaraciones y por la austeridad que “ha desmantelado toda la estructura ya avanzada”, critica Olamendi. A todo ello hay que sumar la cultura machista mexicana: “Solo dos de cada 10 niños que requieren pensión alimentaria la tienen”. “En cuestiones de salud se han perdido 30 años, mortalidad materna, cáncer uterino, de mama, vacunas contra el papiloma; también desaparecieron los programas de prevención de las escuelas, y la brecha entre las mujeres y niñas indígenas y el resto es terrible”, sigue Olamendi, también abogada por los derechos de la mujer. Por todo ello, el anuncio de comenzar con el sistema de cuidados que está atorado en el Senado y la prioridad de atender a las mujeres más pobres se recibe con felicidad.
Marta Lamas, otra histórica del feminismo mexicano, ha conocido de primera mano las dificultades del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) para dialogar de tú a tú con la Secretaría de Hacienda en busca de recursos para implantar sus medidas más ambiciosas, razón por la cual aplaude la creación de la nueva secretaría. “Requerirá recursos nuevos que permitirán operar de otra manera, con legitimidad y fuerza”, confía. “Me hubiera gustado que fuera Secretaría de Igualdad, pero entiendo que siendo Sheinbaum la primera presidenta le haya dado más empuje a las mujeres”. Lamas espera mejores tiempos en adelante.
“Son señales positivas estas de ahora, no podríamos decir lo mismo si fuera un hombre el gobernante”, dice también Martha Tagle, que fue diputada por Movimiento Ciudadano y ahora es consultora en Género y Derechos Humanos. “Los 65 presidentes que la precedieron no dieron la misma importancia a estos asuntos. Pero lo tomo con precaución porque Sheinbaum ya gobernó la ciudad, y tuvo su secretaría de la Mujer y se dieron cambios, pero tampoco hubo la mejor de las relaciones [con el mundo feminista]”, dice. Tagle espera a conocer la reforma de la ley orgánica en la que se detallen las atribuciones de la nueva secretaría y el presupuesto con que se la dotará después, asuntos clave para evaluar las intenciones reales de cambio. “Ahí veremos si hay dientes para sacar adelante las medidas o se queda limitada”, afirma. Atender a las mujeres más pobres y combatir la violencia son asuntos en los que [la presidenta] no encontrará resistencia en el feminismo”, asegura Tagle, quien pertenece a la organización Mujeres, Ideas, Desarrollo e Investigación (Midi).
Citlalli Hernández, citadina de 34 años, ha sido fundadora de Morena y secretaria general del partido. Ahora es senadora electa. Fundadora también de Internacional Feminista y luchadora por las causas de la diversidad sexual. “No la conozco, pero he visto que pelea por sus causas. Si tiene capacidad de interlocución y retoma las propuestas que hemos venido haciendo no iniciaremos este sexenio con confrontación” dice Olamendi, esperanzada en que Hernández pueda recibir el documento que redactaron en Todas México a partir de numerosos foros regionales en el que se pide, entre otras cosas, una beca especial para las niñas indígenas, justicia, seguridad, y la larga lista de pendientes que el país tiene en materia de igualdad sustantiva. En México son asesinadas 10 mujeres como promedio al día.
La interlocución con el feminismo es clave. Este sexenio, las activistas, muchas de las cuales también votaron por López Obrador en su día, se manifestaron olvidadas cuando no despreciadas. Ahora es el momento, dicen, de escuchar de nuevo las propuestas, pero también de ser escuchadas. Tagle pide, por ejemplo, que no se echen en el olvido los aciertos que sí tuvo el Inmujeres al respecto de la interlocución, con los mecanismos de consulta ciudadana puestos en marcha. Sobre Citlalli, dice, le queda el beneficio de la duda. “Normalmente, las feministas pedíamos que la titular de estas oficinas o secretarías no fuera una mujer de partido, sino de experiencia, lo que ocurrió con López Obrador, pero hemos visto que eso no siempre garantiza la independencia ni la autonomía de las directrices que emanan del Gobierno”, dice. Por ahora, ve en Hernández un discurso para todas, sin discriminación y con prioridad para las pobres. El peligro, explica, es que la secretaría se convierta en un mecanismo clientelar en el que solo tengan cabida las mujeres de Morena.
Lamas valora la juventud y la ideología de izquierdas de la nueva secretaria de la Mujer. “Es una buena operadora, está metida en el ajo y eso le da una fuerza simbólica. Es un buen mensaje político”, dice. “En Inmujeres se hizo un buen trabajo con pocos recursos” y ahora cree que Hernández tendrá más poder para conseguir sus objetivos.
El feminismo renueva sus esperanzas en México. La ilusión de los últimos discursos de la presidenta, muy volcados en la igualdad de las mujeres, en su desarrollo completo y en la posibilidad de tener oportunidades parejas en su vida cotidiana y laboral encuentra en el movimiento feminista las manos abiertas que se fueron cerrando en el sexenio de López Obrador. La cautela, sin embargo, es una lección que ya tienen aprendida.
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