México se desmarca de Estados Unidos y sigue su propia ruta sobre Palestina

México sigue su propia línea frente al conflicto en Gaza. La Administración de Andrés Manuel López Obrador decidió no sumarse a un pronunciamiento impulsado por Estados Unidos para exigir la liberación inmediata de los rehenes secuestrados por Hamás desde el pasado 7 de octubre y ratificado por otros 17 países con connacionales afectados, entre ellos Argentina y Brasil. Esta misma semana, la representación mexicana se posicionó en un debate abierto del Consejo de Seguridad a favor de que se levante el veto impuesto por Washington a Palestina y se permita su ingreso como miembro de pleno derecho a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Se trata de uno de los posicionamientos más explícitos del Gobierno mexicano desde el inicio de las hostilidades en Oriente Próximo hace seis meses.

La Secretaría de Relaciones Exteriores señaló que México “privilegia sus esfuerzos de liberación por medio de gestiones confidenciales y considera que pronunciamientos públicos y colectivos como el comunicado conjunto suscrito por los 18 países, puede prejuzgar las gestiones en curso con varios países y organizaciones de Medio Oriente”, se lee en un comunicado oficial, en respuesta a los cuestionamientos por no sumarse a los esfuerzos promovidos por Estados Unidos. En octubre pasado se dio a conocer que había dos mexicanos, un hombre y una mujer, en la lista de casi 100 rehenes en manos de Hamás, tras la incursión del grupo en territorio israelí y la contraofensiva bélica que lanzó el Gobierno de Benjamin Netanyahu. Ilana Gritzewsky, habitante de la comunidad de Nir Oz, fronteriza con la Franja de Gaza, fue liberada a finales de noviembre tras la mediación de Qatar.

Orión Hernández sigue retenido por la milicia islamista. El Gobierno mexicano también se pronunció sobre la situación de dos marineros, que fueron capturados en el mar Rojo por rebeldes huthíes en represalía por los ataques de Israel en Gaza. “México está comprometido con la liberación de todos los rehenes que se encuentran aún en poder de Hamás y hace votos por su pronto regreso a casa; así como por una paz prolongada en la región”, señaló la Cancillería, insistiendo en que apuesta por su propia estrategia.

Estados Unidos y países como el Reino Unido y Francia lanzaron un documento en el que condenan que sus ciudadanos lleven más de 200 días en manos de Hamás y afirmaron que la liberación de las víctimas es clave para encontrar una salida diplomática al conflicto. “Insistimos en que el acuerdo sobre la mesa para liberar a los rehenes supondría un alto el fuego inmediato y prolongado en Gaza, que facilitaría un aumento de la ayuda humanitaria adicional necesaria que se entregaría en toda Gaza, y conduciría a un fin creíble de las hostilidades”, señala el posicionamiento conjunto.

Las diferencias entre los posicionamientos de México y Estados Unidos van más allá de las gestiones necesarias para la liberación de los rehenes y se reflejan también en el reconocimiento de Palestina en la comunidad internacional, y su inclusión como miembro pleno de la ONU y no como “Estado observador permanente”. El Gobierno mexicano ratificó que busca “una solución integral y definitiva del conflicto, bajo la premisa de dos Estados, que atienda las legítimas preocupaciones de seguridad de Israel y permita la consolidación de un Estado palestino, política y económicamente viable, que conviva con Israel dentro de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas, de conformidad con el derecho internacional”.

El distanciamiento se produce en una semana complicada para la relación bilateral, en la que López Obrador ha ventilado sus desacuerdos con el diagnóstico que hizo el Departamento de Estado en su informe anual sobre derechos humanos. “Es una manía del Gobierno de Estados Unidos de entrometerse en la política interna de otros países”, declaró el presidente mexicano hace un par de días en su conferencia matutina. El mandatario acusó “intervencionismo” y se quejó de que los estadounidenses se consideran “los jueces del gobierno del mundo”. También criticó la respuesta policial frente a las protestas propalestinas en varias universidades de Estados Unidos: “Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.

La Administración de Joe Biden ha dado campo a López Obrador para que realice declaraciones de ese tipo y se confronte con varias agencias de su Gobierno, bajo el entendido implícito de que no impactan en la cooperación bilateral sobre asuntos prioritarios para Washington, como la gestión de la crisis migratoria y el combate al narcotráfico. Esta misma semana, López Obrador y Ken Salazar, el embajador de EE UU, sostuvieron una reunión para mandar la señal, por otro lado, de que las relaciones diplomáticas gozan de buena salud, pese a las tensiones permanentes. Ambos países tendrán elecciones presidenciales este año. México, en junio y Estados Unidos, en noviembre. Los resultados de los comicios serán clave para definir el tono, la agenda y los nuevos protagonistas de la compleja relación entre ambos Gobiernos.

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