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Detenidos dos policías presuntamente implicados en el homicidio del normalista Yanqui Kothan

La FGR todavía busca a un tercer agente que es el presunto autor del disparo que terminó con la vida del estudiante y que se fugó unos días después de los hechos

Estudiantes de la Normal de Ayotzinapa cargan el ataúd de Yanqui Kothan Gómez, el 10 de marzo en Chilpancingo.
Estudiantes de la Normal de Ayotzinapa cargan el ataúd de Yanqui Kothan Gómez, el 10 de marzo en Chilpancingo.Dassaev Téllez Adame (Cuartoscuro)
Erika Rosete

La Fiscalía General de la República (FGR) ha informado sobre la detención de dos policías que presuntamente están implicados en el homicidio de Yanqui Kothan Gómez Peralta, de 23 años, alumno de la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Guerrero. Según lo confirmado por las autoridades, un tercer agente permanece prófugo, desde el pasado lunes, y se trata del presunto responsable de disparar al estudiante y causarle la muerte. “A las 19.20 horas de este miércoles, Francisco “N” y Sigifredo “N”, integrantes del Grupo de Reacción Inmediata Centauro de la policía del Estado, fueron puestos a disposición”, asegura la Fiscalía.

Los agentes estatales, según la información de las autoridades, se han entregado voluntariamente este miércoles en Chilpancingo, en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública. Los elementos habían sido detenidos días antes, pero según declaró la FGR, la Fiscalía estatal no había solicitado una orden de aprehensión en su contra. El sacerdote Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Minerva Bello, también ha confirmado esta información al asegurar a medios de comunicación que “el tercer agente sigue prófugo”.

Este mismo miércoles, acompañada por otros estudiantes de la normal donde estudiaba su hijo Yanqui Kothan, Liliana Vianey Peralta pidió la destitución de los secretarios de Gobierno, de Seguridad Pública y del coordinador de la policía Estatal de Guerrero. Peralta también aseguró que a su hijo le fue negada la atención médica que quizá pudo salvar su vida: “Tardaron aproximadamente una hora en llevarlo, llegó todavía al hospital, pero ya no pudo, ya no aguantó”, dijo.

En conferencia de prensa este martes, el presidente López Obrador reconocía lo que parecía impensable dentro de la tragedia que representa para México el caso Ayotzinapa: el principal sospechoso, que ya estaba bajo arresto administrativo, se había escapado con apoyos externos. En respuesta, normalistas de la escuela atacaron con bombas incendiarias el estacionamiento de la Fiscalía de Guerrero, dependencia que se desmarcó de lo sucedido y aseguró que nunca estuvo en custodia del detenido.

La noche del pasado jueves, una camioneta con cuatro estudiantes de la normal, entre los que viajaba Yanqui Kothan, fue detenida en el libramiento a Tixtla. Las autoridades locales aseguraron firmemente durante las siguientes horas y ante las cámaras de los medios de comunicación locales que los agentes de la policía estatal dispararon en respuesta a una agresión. Rolando Solano Rivera, el secretario de Seguridad Pública de Guerrero, aseguraba entonces que se trató de un hecho resultado de la confrontación: “A raíz de este acto delictivo, una persona sale herida y otra detenida. No fue directamente contra alguna institución, escuela, movimiento social, político, cultural... fue un hecho netamente delictivo. Es un hecho fortuito y delictivo”.

Tras las comunicaciones oficiales por parte de las autoridades, los estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, refutaron la información y responsabilizaron a la policía: “Hacemos responsable al mismo Gobierno de la fabricación de delitos y siembra de armas, lo mismo trataron de hacer en 2011, con el mismo discurso de que nuestros compañeros agredieron a los policías y que estos solo respondieron”, dijeron en alusión a lo ocurrido en diciembre de ese año, cuando dos jóvenes fueron asesinados en la autopista del Sol, Chilpancingo, la capital del Estado, en medio de una protesta. Los estudiantes, además, aseguraron que los mismos agentes implicados manipularon la escena moviendo la camioneta del lugar original donde se encontraba y sembrando armas y drogas para justificar sus acciones.

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Erika Rosete
Es periodista de la edición mexicana de EL PAÍS.
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