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El sacerdote Filiberto Velázquez asegura que Los Tlacos y La Familia Michoacana pactaron una tregua

El director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello afirma que el acuerdo alcanzado este miércoles tiene como principal propósito el desarme

El sacerdote Filiberto Velázquez Florencio
Filiberto Velázquez ayuda a transportar víveres en el municipio General Heliodoro Castillo en el Estado de Guerrero, el 6 de septiembre.Mónica González Islas
Erika Rosete

El sacerdote Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello, en Guerrero, ha asegurado la tarde de este jueves que los grupos criminales Los Tlacos y la Familia Michoacana han pactado una tregua este miércoles. “El día de ayer hubo este acuerdo y aclararte que es iniciativa de estos grupos y esto pone un precedente inclusive para los políticos porque si entre los malos saben ponerse de acuerdo y dejan de pelearse y atacarse por el bien del pueblo, creo que también los políticos deberían de hacer lo mismo”, ha dicho el religioso en entrevista al periodista Jaime Núñez.

La tarde de este jueves, las declaraciones del sacerdote a varios medios de comunicación inundaron las redes sociales y los portales de noticias, después de que hace solo un par de días las imágenes que se repetían y difundían eran las de un enfrentamiento entre esos dos grupos, escenas de una masacre que mostraba el horror de asesinos que volvían a disparar a cuerpos ya sin vida, que luego ardían en una pira. “El acuerdo tiene que ver con el desarme de estos grupos, no es cualquier cosa que depongan las armas, esto es lo principal. Ya de territorios o de reparticiones desconozco totalmente porque participaron exclusivamente los grupos, simplemente es la información que me han dicho y que me han permitido decir, es esa, que es verdad y que esperemos que dure y que el diálogo continúe”, dijo Velázquez.

El enfrentamiento del lunes, en la comunidad de Las Tunas, en la zona colindante entre la Tierra Caliente y la sierra de Tlacotepec, ha dejado hasta ahora un saldo confirmado por las autoridades de 12 personas muertas, según el último reporte que ha hecho el propio presidente López Obrador. Los Tlacos y La Familia Michoacana pelean desde hace más de un año ese territorio. Un día después del enfrentamiento, personal de la Sedena, Policía estatal y Fiscalía de Guerrero llegó al lugar en donde desplegaron un operativo que aún se mantiene en la zona.

Tan solo cinco días antes del enfrentamiento, varios obispos del Estado anunciaron un acuerdo paz entre dos de los cárteles que operan en el Estado. La Familia Michoacana quedó fuera del pacto. Según el sacerdote, el acuerdo alcanzado este miércoles, se dio entre los dirigentes de la Familia Michoacana, los hermanos Jhonny y José Alfredo Hurtado Olascoaga, y el de Los Tlacos, también llamado Cártel de la Sierra, Onésimo Marquina.

Los religiosos: la vanguardia de los intentos de paz

A mediados de enero, los cuatro obispos de Guerrero ya se habían citado en Ciudad Altamirano, en la región de Tierra Caliente, con el objetivo de dialogar en persona con los líderes del grupo criminal La Familia Michoacana, Johnny Hurtado Olascoaga, alias El Pez, y su hermano, Alfredo, alias La Fresa, para tratar de sentar las bases de una tregua con el grupo criminal contrario, Los Tlacos, que dominan parte de la región Centro y la sierra. Pese al intento, fracasaron.

La negociación frustrada de Tierra Caliente contrastaba entonces con el acuerdo alcanzado en Chilpancingo para que Los Tlacos y otro grupo criminal con intereses en la zona, Los Ardillos, dejaran de pelear por las rutas de transporte locales, situación queconfirmó el sacerdote Velázquez. Con respecto a la tregua alcanzada este miércoles, Velázquez apunta: “No hubo ninguna intervención de nadie, lo de los obispos en su tiempo fue una iniciativa, pero antes ellos ya tenían conversaciones. Todos hemos puesto de nuestra parte”.

Filiberto Velázquez tiene 39 años y dirige desde hace cinco el Centro de Derechos Humanos Minerva Bello, cerca de Chilpancingo. Su nombre ha cobrado protagonismo este enero, por las denuncias que ha hecho de ataques armados en la sierra de Tlacotepec, inmersa en una disputa entre grupos criminales. El religioso despacha cada día desde el centro, que levantó gracias a la venta de unos terrenos de su padre. Llegó a Guerrero atraído por el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, que funciona en el municipio de Tixtla, no muy lejos del Minerva Bello. Pronto, estableció un servicio de apoyo legal a los estudiantes de la escuela. A la vez, empezó a contactar a familiares de personas desaparecidas del Estado, con la idea de armar un frente común ante las autoridades.

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Erika Rosete
Es periodista de la edición mexicana de EL PAÍS.
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