Una nueva masacre en Guerrero deja al menos cinco muertos y apunta otra vez a La Familia Michoacana
Videos y testimonios del ataque muestran el antes y el después de un montón de cuerpos apilados en una camioneta, reducidos a cenizas horas más tarde. Uno de los atacantes interpela a Onésimo Marquina, alias Necho, líder de la banda rival
Una nueva masacre ha sacudido el Estado de Guerrero en estos primeros días de enero, en una región aislada de la sierra, en la frontera entre la Costa Grande y la Tierra Caliente. La Fiscalía ha confirmado este sábado la muerte de al menos cinco personas. El padre Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello, dio la voz de alarma el viernes, denunciando el ataque, ocurrido presuntamente el jueves, y la vulnerabilidad de los habitantes de la zona, sometidos a una guerra de guerrillas entre dos grupos criminales desde hace meses. Se trata de Los Tlacos, por un lado, y de La Familia Michoacana, presunto responsable de este último ataque.
En un comunicado divulgado este sábado, la Fiscalía del Estado ha explicado que la cuenta de víctimas responde en realidad a las entrevistas realizadas en la zona. La dependencia ha señalado que cuando los peritos llegaron al lugar de los hechos para recuperar los cuerpos, se dieron cuenta de que sus familias se los habían llevado. El padre Velázquez, que al parecer llegó al lugar antes que los peritos, llegó a contar cinco cráneos, entre cuerpos prácticamente reducidos a cenizas. El religioso ha dicho que los criminales atacaron a un grupo de unos 30 pobladores de la comunidad de Buenavista de los Hurtado, del municipio Heliodoro Castillo. Además de los cinco muertos, hay seis heridos, que huyeron de la comunidad, y alrededor de 19 desaparecidos.
Varios vídeos divulgados el viernes muestran las consecuencias del ataque, iniciado al parecer con bombas, lanzadas al poblado desde drones. En dos de los vídeos se ve un montón de cuerpos, algunos sin cabeza, apilados en una camioneta en uno de los lugares de la refriega. En uno de ellos, un hombre interpela al presunto líder del grupo criminal Los Tlacos, Onésimo Marquina, alias Necho. “Mira nomás, Necho. Mándame más pendejos, güey”. El hombre que habla y sus colegas son presuntamente parte de La Familia Michoacana, que batallan con Los Tlacos esa zona fronteriza entre las áreas de ambos grupos.
En vídeos grabados este sábado, ya con autoridades en la zona, se observa la misma camioneta, ahora calcinada, igual que los cuerpos apilados encima. El padre Velázquez ha informado además de que el Gobierno estatal se ha comprometido a organizar brigadas de búsqueda en la zona para tratar de dar con los desaparecidos. El Centro Minerva Bello ha agradecido el esfuerzo, aunque ha señalado las dificultades orográficas de la región, enjambres de cerros trufados de trincheras y barreras hechizas po la población local.
La táctica de los drones explosivos es habitual en la zona. En una visita el año pasado a varios poblados de la región, este diario pudo constatar la cantidad de techos perforados y fachadas golpeadas por la metralla de las bombas. En el poblado de Nuevo Caracol, a unos kilómetros de Buenavista de los Hurtado, una de las víctimas de las bombas, Araceli Santana, de 40 años, contaba el día en que la bomba cayó en su patio. Fue una mañana de agosto, a eso de las 9.30. Santana estaba preparando la masa de las tortillas en su cocina, cuando un artefacto cayó del cielo, golpeó una de las planchas de zinc que cubren el patio, y explotó. “Queda una como sorda y además llegan lejos”, explicaba la mujer. “A un muchacho le llegó un trozo de otra bomba que cayó en la cancha y le rajó la panza”, añadió.
En Nuevo Caracol, como ahora en Buenavista, Los Tlacos, mezclados a veces con la población local, se defienden de La Familia Michoacana, apostada en los cerros de alrededor, siempre con la amenaza de su equipo de drones. De confirmarse su autoría, esta nueva masacre se suma a las que ha perpetrado en los últimos años en Guerrero y el sur del Estado de México, sus áreas de influencia. En San Miguel Totolapan, algo más al noroeste, criminales de este grupo asesinaron a 20 personas a finales de 2022. Meses más tarde, el mismo grupo mató a un grupo de pobladores en el pueblo vecino de Coyuca.
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