López Obrador muestra liderazgo regional y encabeza la solución latinoamericana a la crisis migratoria

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho una demostración de su liderazgo en la región y ha convocado a una cumbre a los jefes de Estado de los países de Latinoamérica y el Caribe que tienen con México un problema común: la crisis migratoria. La reunión será entre representantes de 12 países y ocurre en un momento en el que Estados Unidos —el destino de todas las migraciones— ha decidido reforzar su muro fronterizo con México. El riesgo al que se exponen los migrantes a lo largo de su travesía por varios países, desde los accidentes hasta caer en manos de traficantes de personas y el crimen organizado, ha sido otro detonante de la cumbre de alto nivel. Apegado a comunicar con símbolos, López Obrador dispuso que el encuentro sea en Palenque, Chiapas, una ciudad ancestral de la cultura maya. El Estado sureño también es la frontera que comunica a México con Centroamérica y es paso obligado de los migrantes hacia EE UU.

López Obrador le ha puesto nombre a la cumbre: “Encuentro por una vecindad fraterna y con bienestar”. La Cancillería mexicana ha informado de que asistirán los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; Cuba, Miguel Díaz-Canel; Haití, Ariel Henry; Honduras, Xiomara Castro, y Venezuela, Nicolás Maduro. También acuden, en representación de sus jefes de Estado, los vicepresidentes o ministros de Belice, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala y Panamá. Todos estos países tienen en común ser sitios de expulsión, paso o llegada de poblaciones migrantes. Cuando dio a conocer la cumbre latinoamericana, el mandatario mexicano señaló que era urgente que los gobiernos buscaran una solución conjunta para contener la migración: “No nos podemos quedar con los brazos cruzados, está creciendo mucho el flujo migratorio”, dijo.

Los especialistas afirman que esta reunión de alto nivel para atender específicamente el fenómeno migratorio es inédita. También ven en ella una oportunidad muy prometedora para reducir los flujos y para brindar protección y trato digno a las personas en tránsito. Giovanni Lepri, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), señala que la presencia de los mandatarios es una buena señal de que los acuerdos alcanzados se lleven a la práctica. “Esto no se resuelve si es país por país, tiene que ser una concertación regional”, afirma en entrevista. Para el diplomático, el plan conjunto debe atender con prioridad tres problemas: fortalecer los procesos y sistemas de asilo; ampliar las posibilidades de integrar a las poblaciones migrantes mediante empleo o educación, y atender en cada país las causas profundas que provocan la expulsión.

Este último punto coincide con el diagnóstico de López Obrador sobre el fenómeno migratorio. El mandatario mexicano ha afirmado en varias ocasiones que las personas migran por necesidad, no por gusto. López Obrador es un convencido de que si en cada país hay oportunidades de educación y empleo se puede frenar la expulsión. Eso lo llevó a suscribir con países centroamericanos un acuerdo para exportarles el programa agrario Sembrando Vida. Las cifras de los flujos migratorios han aumentado y demuestran que el problema está lejos de resolverse.

La migración irregular aumentó 30% entre agosto y septiembre, de acuerdo con cifras oficiales. Visto por países de expulsión, la cifra de personas que migran de Venezuela se duplicó en ese periodo (pasó de 31.000 a 60.000 personas). La migración desde Ecuador y Colombia también van en aumento. Cientos de personas se agolpan en la frontera de México con EE UU en espera de poder cruzar para tramitar un permiso de estancia legal. El crimen organizado y los traficantes de personas representan la principal amenaza a su vida en su paso por México. Los grupos criminales acechan a los migrantes. Los extorsionan, los secuestran, los asesinan. La masacre de San Fernando, donde 72 migrantes fueron asesinados, o la más reciente matanza de Camargo, en la que fueron asesinadas 19 personas, son una cruel muestra del peligro. Eso sin contar los accidentes relacionados con el tránsito por las selvas o a bordo de camiones y ferrocarriles.

“El fenómeno de la movilidad humana no es algo que decidimos si nos gustan o nos gusta, si lo paramos o si sigue. Está pasando y está creciendo. Los números nos dicen que ha aumentado de manera exponencial, y muchos más países que hace solo unos años en esta región se ven involucrados como expulsores, como lugares de tránsito o como receptores”, señala Lepri. “Yo creo que [la cumbre del domingo] es un reconocimiento de algo que está sucediendo y que tiene que ser manejado. No puede ser un tema de reacción, sino de acciones proactivas. La movilidad puede aportar mucho en una región donde varios países tienen un déficit de mano de obra importante. Bien manejada, la movilidad puede también responder a una necesidad del mercado laboral”, señala.

El representante de la ACNUR sostiene que los países reunidos tendrían que comprometerse a buscar alternativas para acoger las diferentes causas de la migración (por ejemplo, los permisos o paroles humanitarios); ampliar las vías regulares de movilidad para un tránsito seguro; fortalecer el financiamiento a organizaciones que administran albergues, y ampliar la entrega de permisos de trabajo o estudiantiles. “Y la gran apuesta, compleja, pero hay que empezarla, porque si no se empieza nunca se acabará: buscar la fórmula para evitar que las personas tengan que salir de sus países. Y ahí son medidas políticas, institucionales y económicas que hay que hacer”, afirma.

Eunice Rendón, especialista en migración y prevención del delito, coincide con Lepri en que la atención de las causas profundas de la migración debe implementarse a la par de soluciones inmediatas. “Se requiere un modelo ordenado, seguro, empático y productivo. Es importante hablar de otro tipo de migrantes, no solo de los refugiados. Muchos de quienes migran no encajan en esa categoría. Tenemos que pensar en una respuesta para esos otros que no cumplen con los requisitos para acceder al refugio, pero que también salen huyendo de sus países por cuestiones difíciles”, señala en entrevista.

Rendón, que fue funcionara federal en la Secretaría de Seguridad Pública y en Relaciones Exteriores, afirma que esta cumbre demuestra un cambio en la política de López Obrador respecto de la migración. La especialista recuerda que en 2019, ante las presiones de Donald Trump, entonces presidente de EE UU, el Gobierno de México reforzó la presencia de la Guardia Nacional en la frontera sur para detener el paso de los migrantes. “Espero que [en la reunión] discutan qué vamos a hacer con lo que ya está pasando y que no se limite al control, a la securitización, a la militarización y a ver quién deporta, sino que hablemos de cómo podemos ordenar mejor lo que ya hay”, indica. Rendón afirma que es un mensaje políticamente poderoso que no se haya convocado a esta cumbre a Estados Unidos. “México retoma un liderazgo que estaba un poco perdido en la región, poniendo sobre la mesa el tema del frente común. La región tiene que ver que de EE UU hacia acá pocas cosas van a cambiar”, sostiene.

López Obrador llegó desde la tarde de este sábado a Palenque, donde tiene un rancho. Llegó a bordo de una camioneta y fue recibido por sus simpatizantes con muestras de afecto, como cada ocasión que visita este lugar. El presidente tiene planeado invitar a los dignatarios a la zona arqueológica de Palenque por la mañana del domingo, en una caminata de dos horas de carácter privado. Al mediodía dará comienzo la reunión plenaria, en la que se prevé que cada jefe de Estado o representante dé un posicionamiento y se abra una discusión. Esta parte del programa también será privada, lo mismo que la comida posterior. La secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, y voceros de los mandatarios latinoamericanos darán un mensaje conjunto a las dos de la tarde.

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