La Bolsa Mexicana de Valores cierra 2022 con una caída anual del 9% y el éxodo de empresas
El parqué financiero cierra con 48.463 puntos, lejos de las 53.175 unidades reportadas el 30 de diciembre de 2021
En un año marcado por las políticas restrictivas de los bancos centrales, por la inflación y la incertidumbre ante el conflicto ruso en Ucrania y el aumento de contagios de covid en China, la Bolsa Mexicana de Valores ha seguido la estela de las grandes Bolsas mundiales, que se han teñido de rojo, y concluye 2022 con una caída del 9%, su peor resultado desde 2018, año en que su pérdida fue del 15%, y el éxodo de empresas. El índice IPC de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) —integrado por las 36 firmas más líquidas del mercado doméstico— cerró este viernes con 48.463,8 puntos, un 9% menos respecto a las 53.175,2 unidades reportadas el 30 de diciembre de 2021.
La analista de Banco Base Gabriela Siller detalló que la caída del 9% del índice supone su peor año desde 2018. Al analizar el desempeño de las 36 emisoras que componen el índice, unas 15 compañías registraron pérdidas y 21 empresas ganancias. “Las caídas se concentraron en las empresas más grandes, especialmente Walmart de México, América Móvil y Grupo México, mientras que las mayores ganancias en el año fueron para Banco del Bajío, Gentera, Inbursa y Bimbo, entre otras.
En pleno clima de volatilidad e incertidumbre, la BMV ha visto partir a grandes jugadores como Aeroméxico. Esta semana la aerolínea bandera de México formalizó su salida del parqué financiero con miras a buscar su listado en Wall Street. A través de un comunicado, la empresa informo de que obtuvo el aval de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) para cancelar el registro de sus acciones del centro bursátil. Así, las acciones de la aerolínea mexicana —que estuvo al filo de la quiebra— dejaron de cotizar en el mercado financiero mexicano desde el jueves pasado.
El desliste de Aeroméxico de la BMV fue aprobado en junio pasado y forma parte del acuerdo establecido con sus acreedores bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, al que se acogió en plena crisis económica derivada por la pandemia, en junio de 2020. En marzo pasado y tras más de un año de negociaciones, la aerolínea salió del Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos y ahora, el siguiente paso será comenzar los trámites ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) para ingresar sus acciones en Wall Street.
Aeroméxico se suma al éxodo de empresas que este año dijeron adiós al parqué financiero mexicano: Fortaleza, Elementia y Maxcom Telecomunicaciones. Además, otras compañías como Bachoco, Aleática y Grupo Sanborns están a la espera de obtener las autorizaciones para salir también de la BMV. El mercado mexicano no registra la inscripción de una emisora nueva desde hace más de cuatro años y, por el contrario, en los últimos tres años una docena de empresas ha regresado al ámbito privado, por ejemplo, la firma de autopartes Rassini, la productora de papel y cartón Bio Pappel; IEnova, del sector energético, o la firma de materiales Pochteca, entre otras.
Carlos González, director de Análisis de Monex, explica que en el caso más reciente de Aeroméxico su desliste se explica a partir de su reconfiguración accionaria que ejecutó la firma para esquivar la bancarrota. “Es una nueva Aeroméxico y lo que tienen que hacer los nuevos accionistas es darle una viabilidad a la empresa, colocarla en el mercado a una mejor valuación y esa mejor valuación ellos la están viendo en los mercados internacionales”, menciona.
El analista reconoce que la salida de un jugador tan conocido como Aeroméxico es una mala señal para el mercado financiero mexicano, que no ha reportado el ingreso de una nueva empresa desde hace más de cuatro años, un foco rojo, advierte, que debe llevar a replantear los incentivos que ofrece la BMV para atraer a nuevas empresas. “Se debe agilizar el mercado, generar los incentivos para empresas e inversionistas. Las empresas sí se están financiando, pero mediante otros mecanismos, no necesariamente mediante el mercado. También las evaluaciones de nuestro mercado son baratas, es más de compradores que de vendedores, es decir, las empresas en lugar de colocar acciones o de vender acciones están recomprando acciones porque las evaluaciones están castigadas, baratas”, asevera.
González advierte de que en este momento no existe este apetito por el mercado mexicano por distintas razones, desde económicas hasta políticas. “Lo que hemos visto es que nuestro mercado es chico, se ha mantenido así desde hace mucho tiempo y en lugar de ver entrada de empresas, vemos deslistes. Creo que sigue haciendo falta mucho tema de promoción y de democratizar el mercado mexicano para que haya más inversionistas e incluso es un tema de más incentivos fiscales”, concluye.
La persistencia en la inflación desbocada y las tasas de interés, coinciden los analistas, serán dos factores que jugarán en contra del atractivo por los mercados, por lo menos, durante el primer semestre de 2023.
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