Preocupación por la seguridad aérea en el aeropuerto de Ciudad de México tras un incidente
Pilotos y controladores aéreos advierten de un aumento de los fallos en el último año tras el rediseño del espacio aéreo
La seguridad aérea en Ciudad de México vuelve a ser un tema de preocupación nacional. Un incidente en el principal aeropuerto del país ha puesto en alerta al Gobierno y se ha cobrado la dimisión del titular de la agencia aeronáutica. A la espera de los resultados de la investigación oficial, las autoridades apuntan a un “error humano”, aunque han anunciado una reducción del número de operaciones en el aeropuerto. Los controladores aéreos y los pilotos han advertido de un reciente aumento de los fallos y de problemas “sistémicos” que van más allá del último susto. El incidente siembra dudas, dicen, sobre el rediseño del espacio aéreo y sobre la capacidad de México de recuperar a corto plazo la categoría 1 que permitiría a las aerolíneas mexicanas abrir nuevas rutas hacia EE UU.
La capital se ha acostumbrado a tener un aeropuerto saturado, con retrasos y desvíos. Sin embargo, la grabación de un incidente el sábado ha elevado el nivel de alarma en torno a la seguridad del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM). Un avión de la compañía Volaris procedente de Mazatlán se disponía a aterrizar cuando se encontró a otro aparato en la pista. El piloto tuvo que abortar la operación in extremis y levantar otra vez el vuelo. En un video que se ha hecho viral, el controlador parece dar permiso al avión para aterrizar. Segundos después, otra voz avisa de que hay “tráfico en la trayectoria”. “¡No mames!”, exclaman dos miembros de la tripulación de un avión en tierra que acaban de presenciar el incidente.
Aunque un posible error humano de parte del controlador es la tesis principal, el suceso no es un caso aislado, según el Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (Sinacta). La agrupación ha alertado este lunes de que los incidentes se han triplicado en el último año. Son unos 100, aunque no todos han sido reportados a las autoridades. El sindicato ha señalado que desde marzo de 2021 se han entregado al Gobierno 30 reportes de problemas, como maniobras evasivas para evitar una colisión, y que la mayoría ha ocurrido en Ciudad de México. “Los procedimientos de emergencia están diseñados para una eventualidad y no para la normalidad como sucede ahora”, dice el líder de Sinacta, Alfredo Covarrubias.
El sindicato estima que hay una sobrecarga de trabajo provocada por un déficit de controladores y que eso facilita errores humanos graves como el del sábado. Se necesitarían 300 profesionales más, según sus cálculos, para satisfacer las demandas impuestas por el rediseño del espacio aéreo implementado por el Gobierno federal para dar cabida al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), inaugurado en marzo. “Ya hacían falta desde antes, pero con el rediseño se requieren más. En el centro del país se ha pasado de ocho sectores a 11″, señala Covarrubias. El líder sindical reconoce que el incidente pudo deberse a un error del controlador, pero acusa a las autoridades de alargar las jornadas laborales, cambiar horarios y de amenazar a los trabajadores si no cumplen. “Han generado un ambiente de terrorismo”, apunta.
La Federación Internacional de Pilotos también señaló la semana pasada que la operación simultánea del AICM y del AIFA ha provocado incidentes tales como esperas en el aire demasiado largas y desvíos para aterrizar. Los analistas del sector prevén que este tipo de casos crezca a medida que el nuevo aeropuerto expanda su número de vuelos. La posible incompatibilidad entre ambos aeropuertos por su cercanía -unos 45 kilómetros de distancia- ha marcado el debate desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció su apuesta por la antigua base militar.
Frente a la alarma provocada por el incidente del sábado, López Obrador ha afirmado esta mañana que “no hay peligro” y ha rechazado que lo ocurrido se deba al rediseño del espacio aéreo por el AIFA, uno de sus proyectos estrella. En cambio, el mandatario ha culpado a los medios de comunicación y a los grupos de oposición de magnificar el suceso. “¿Qué tiene que ver el nuevo aeropuerto? O sea, es un afán de que nos vaya mal. Y pues todo lo vamos a ir resolviendo”, ha declarado. Pese a echar balones fuera, López Obrador ha considerado el incidente suficientemente grave como para convocar a todas las autoridades aeronáuticas a una reunión en la Secretaría de Gobernación y así “poner orden en el caos”.
Por lo pronto, Víctor Hernández, el muy criticado titular de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), se ha visto obligado a dimitir y ha sido sustituido por un controlador de larga trayectoria. El subsecretario de Transportes, Rogelio Jiménez Pons, ha reconocido en entrevista con varios medios mexicanos que había “mucha inconformidad” de los controladores con Hernández. “Si no tienes un buen ambiente de trabajo, puede ser peligroso; la gente debe estar concentrada, tranquila”, ha afirmado en El Universal. Unas horas más tarde en Radio Fórmula, tras la celebración de la reunión en Gobernación, el funcionario ha echado la culpa al controlador. Por otra parte, Jiménez Pons ha dicho que las operaciones en el AICM se reducirían un 25%, lo que apunta al problema de la saturación aeroportuaria y la consecuente sobrecarga de trabajo. La Secretaría no ha respondido a la solicitud de entrevista de este diario.
El presidente del Colegio de Pilotos Aviadores, Heriberto Salazar, opina que el incidente no está directamente relacionado con el rediseño del espacio aéreo, pero no exculpa a las autoridades. El piloto distingue entre las causas inmediatas, como un posible error humano del controlador, y las de fondo, como la falta de competencia de las autoridades aeronáuticas. “El incidente fue una cuestión de seguridad en pistas; pudo ser un simple error humano. Se tiene que investigar y determinar cuáles fueron las causas”, dice. Al mismo tiempo, Salazar pide revisar la capacitación y la elección del personal. “Hay que ver cuáles son las causas sistémicas del incidente, por qué el controlador autorizó el aterrizaje del avión. El sistema está teniendo muchos puntos débiles”, apunta.
Las autoridades aeronáuticas mexicanas están bajo la lupa desde hace tiempo. En mayo de 2021, la Administración Federal de Aviación de EE UU (FAA, por sus siglas en inglés) retiró la categoría 1 de seguridad aérea a México tras detectar durante una auditoría “varias áreas de no cumplimiento con los estándares mínimos de la Organización de Aviación Civil Internacional”. La FAA señaló, entre otras cosas, que había un número insuficiente de inspectores aéreos y que los que había estaban mal pagados. Por culpa de la degradación, en los últimos 11 meses las aerolíneas mexicanas no han podido abrir nuevas rutas a EE UU, su principal destino en el exterior, lo que ha limitado su crecimiento.
Inicialmente, el Gobierno esperaba recuperar la categoría 1 en unos cuatro meses. Luego, el canciller Marcelo Ebrard aseguró que el país la recobraría en la primera mitad de este año. Casi un año después, todavía no se sabe con certeza cuándo va a suceder. El subsecretario Rogelio Jiménez Pons ha dicho a El Universal que el incidente del sábado no genera “buen ambiente” ante la FAA, pero que confía en que “no contribuya a seguir con la descalificación”. Heriberto Salazar duda, por su parte, de que el país sea capaz de volver a la categoría 1 próximamente. “Creo que esto no pasará antes de agosto, con el siguiente ciclo de inspección. México sigue careciendo de lo que la FAA pidió en la auditoría”, asegura.
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