¿Dónde está la carta de López Mateos? El escrito fantasma que cita el presidente
López Obrador utiliza un texto del exmandatario sobre la nacionalización eléctrica para acusar a la oposición de “traición a la patria”, pero no hay evidencia del original y los historiadores dudan de su autenticidad
Nadie encuentra la famosa carta de Adolfo López Mateos. Esas líneas escritas en 1960 en las que el exmandatario anuncia la nacionalización de la industria eléctrica y afirma que “solo un traidor entrega su país a los extranjeros”. El presidente Andrés Manuel López Obrador las cita constantemente para atacar a la oposición. Sin embargo, no hay evidencia de que la carta sea real. No la recogen los diarios de la época y tampoco la recuerda el anciano ayudante de la antigua familia presidencial. Solo aparece transcrita en un libro de divulgación histórica y en los discursos de López Obrador. En el mejor de los casos, se trata de un borrador que nunca salió a la luz, pero los historiadores consultados afirman que el texto ni siquiera suena a López Mateos. ¿Existe o es una fabricación?
27 de septiembre de 1960. El elegante presidente, de traje y corbata, sale al balcón de Palacio Nacional y abre los brazos para dirigirse a una multitud “arrebatada”, describen los periódicos de la época. Miles de trabajadores y curiosos lo saludan con vivas, cohetes y golpes de matraca. “Al tomar posesión la nación mexicana de la Compañía de Luz, se consuma un largo esfuerzo desarrollado por el pueblo de México para tener en sus manos la energía eléctrica que en el país se produce por manos de mexicanos”, arranca el discurso de López Mateos en el que anuncia la nacionalización de la industria eléctrica. “Excitativo”, “vehemente”, la prensa no escatima adjetivos rimbombantes en sus primeras planas.
Más de medio siglo después, López Obrador se ve a sí mismo como un digno sucesor de López Mateos. El actual mandatario es, además, un gran aficionado a la historia y le gusta llenar sus discursos y programas sociales de referencias al pasado. No cita, sin embargo, el famoso discurso del Zócalo, sino una carta del 27 de septiembre dirigida al pueblo mexicano, de un tono mucho más belicoso. En ella, López Mateos supuestamente carga contra cualquier futuro intento por “entregar” recursos a empresas extranjeras. López Obrador, a su vez, la ha utilizado durante años para acusar de “traición a la patria” a todos aquellos que discrepan de su nacionalismo energético.
“Pueblo de México”, empieza la carta. “Les devuelvo la energía eléctrica, que es de exclusiva propiedad de la Nación, pero no se confíen porque en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros”. A continuación, la misiva menciona al presidente Lázaro Cárdenas, autor de la expropiación petrolera, y niega que México necesite inversión extranjera. “Solo un traidor entrega su país a los extranjeros; los mexicanos podemos hacer todo mejor que cualquier otro país”, reza.
El problema de la misiva que López Obrador da por buena es que no hay evidencia de la original. Desde hace al menos ocho años, la carta aparece transcrita en discursos oficiales y libros del actual mandatario, y repetida por sus seguidores. La primera mención que ha encontrado este periódico es de agosto de 2014. El entonces líder opositor colgó una transcripción en su cuenta de Facebook para criticar la aprobación de la reforma energética de Enrique Peña Nieto, que abrió a la competencia privada el sector energético.
En 2021, López Obrador volvió a mencionar la carta en su libro A mitad del camino, aunque reconoció que podría no ser verdadera: “Real o imaginario, el documento es una joya y vale la pena citar aquí uno de sus pasajes”. Es lo más cerca que ha estado de señalar la posible falsedad de la “joya” que no cesa de citar, pero las dudas del mandatario sobre la carta pronto se desvanecieron. En septiembre pasado, presentó la iniciativa de reforma constitucional para limitar la participación privada en la generación eléctrica. En la exposición de motivos, se hace una referencia velada a la carta que casi nadie ha visto: “Pese al enorme logro de la nacionalización (...), como López Mateos lo advirtió, continuaron iniciativas presidenciales para restituir la presencia extranjera”.
Tras el rechazo de la reforma en el Congreso, López Obrador volvió a mencionarla en su conferencia matutina del 21 de abril para acusar a los legisladores de oposición que votaron en contra de “traición a la patria”. El presidente proyectó en una pantalla el texto y lo leyó de principio a fin. “Fíjense lo profético: ‘Algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles’. Reformando las leyes es un medio sutil, o imponiendo un nuevo marco jurídico como lo hicieron en el 2013. ‘Entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros’. Lo que hicieron con la reforma energética”, declaró.
Discurso de López Mateos | Carta citada por López Obrador |
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Al tomar posesión la nación mexicana de la Compañía de Luz, se consuma un largo esfuerzo desarrollado por el pueblo de México para tener en sus manos la energía eléctrica que en el país se produce por manos de mexicanos. La nacionalización de la energía eléctrica es una meta alcanzada por el pueblo en el camino de la Revolución. Siempre hemos sostenido que alcanzar una meta debe ser punto de partida para más importantes realizaciones, y ahora invitamos al pueblo de México a que, en posesión de su energía eléctrica, acreciente su industrialización para llevar a los hogares de todos, los beneficios de la energía eléctrica y los de la industrialización. Hemos de velar todos por que la industria eléctrica en México se maneje con la mayor limpieza, para que todos sus beneficios sean para el pueblo y sólo para el pueblo. Y todos estaremos atentos y vigilantes para señalar con índice de fuego y para castigar en forma adecuada a quienes falten a la lealtad que deben a la patria y al pueblo. No habrá en la industria eléctrica ni merinos ni ladrones, porque contamos no sólo con la energía del gobierno, que habremos de poner en juego, sino con la lealtad de los trabajadores electricistas, que habrán de ser soldados permanentes en la vigilancia de los intereses del pueblo. Confiamos en su esfuerzo y en su patriotismo para responderle a México que su industria eléctrica se manejará bien, en beneficio del país; honestamente, en beneficio del pueblo; esforzadamente, en beneficio de México. Y en esta ocasión en que se cumple una etapa más, podemos afirmar: México es cada día más soberano, cada día más libre, cada día más independiente, por el esfuerzo de ustedes, por el esfuerzo de todos los mexicanos. ¡Adelante... México es nuestro! | Pueblo de México. Les devuelvo la energía eléctrica, que es de exclusiva propiedad de la Nación, pero no se confíen porque en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros. Ni un paso atrás, fue la consigna de Don Lázaro Cárdenas del Río, al nacionalizar nuestro petróleo. Hoy le tocó por fortuna a la energía eléctrica. Pueblo de México, los dispenso de toda obediencia a sus futuros gobernantes que pretendan entregar nuestros recursos energéticos a intereses ajenos a la Nación que conformamos. Una cosa obvia es que México requiere de varios años de evolución tecnológica y una eficiencia administrativa para lograr nuestra independencia energética; sería necio afirmar que México no requiere de la capacitación tecnológica en materia eléctrica y petrolera. Pero para ello ningún extranjero necesita convertirse en accionista de las empresas públicas para apoyarnos. Solo un traidor entrega su país a los extranjeros; los mexicanos podemos hacer todo mejor que cualquier otro país. Cuando un gobernante extranjero me pregunta si hay posibilidad de entrar al negocio de los energéticos o a la electricidad, le respondo que apenas estamos independizándonos de las invasiones extranjeras que nos vaciaron el país. Pero en tanto, los mexicanos sí queremos invertir en el petróleo americano o en su producción de energía eléctrica, por si quieren un socio extranjero. En México, la Constitución es muy clara: los recursos energéticos y los yacimientos petroleros son a perpetuidad propiedad única y exclusiva del pueblo mexicano. El resto de las especulaciones al respecto son traición a la patria. Industrializar el país no implica una subasta pública de nuestros recursos naturales, ni la entrega indiscriminada del patrimonio de la patria. |
Un borrador guardado en una cartera
¿Cómo llegó la carta a manos de López Obrador? Presidencia no ha respondido a las preguntas de este periódico sobre el origen. Sin embargo, las palabras que cita el mandatario son idénticas a las recogidas por el abogado y divulgador Emilio Arellano en su libro Adolfo López Mateos. Una nueva historia, publicado en 2014, unos meses antes de que López Obrador mencionara la carta en Facebook. Arellano explica a este periódico que encontró el documento en la casa de la familia López Mateos en la colonia de San Ángel, donde aún vivía la única hija del matrimonio. Allí, rebuscando entre los objetos, se topó con una cartera con fotografías de la esposa, 37 pesos, y una hoja suelta que parecía arrancada de una libreta.
“Era un borrador con ideas, más que otra cosa. Le doy mi palabra de honor de que así sucedieron las cosas”, afirma Arellano. “Cuando la puse en mi libro ni siquiera imaginé que fuera a haber esta polémica sobre la industria eléctrica”. Transcribió el texto, dice, pero no le hizo fotos ni copias. En su libro, sostiene que esas palabras fueron las que utilizó López Mateos para dirigirse a la multitud. El autor asegura en entrevista telefónica que esto se lo dijo Gabriel Castillo, el ayudante del expresidente. “Le pregunté: ¿Oiga y esta hojita qué trae aquí? ‘Es el discurso que dio en la Cámara de Diputados y en el Zócalo’. Me dijo que el expresidente se paró en el Zócalo y se puso a leer la hojita”.
Sin embargo, los principales periódicos de la época no recogen nada de esto en sus ediciones del día siguiente, como ha podido constatar este diario en la Hemeroteca Nacional de México. El Nacional, altavoz oficial del Gobierno, abre con una gran foto de López Mateos y una cita extraída del discurso del Zócalo: “¡Adelante… México es nuestro!”. El Excélsior, de línea más independiente, titula: “Entrega López Mateos a México la industria eléctrica del país”. No se habla de ninguna carta ni se recoge un discurso distinto al oficial, del que sí se conservan numerosos registros.
Gabriel Castillo no recuerda haber estado presente en la visita de Arellano a la casa de los López Mateos ni tampoco haber visto la hoja que encontró el autor. Y no parece ser de las personas que olvidan algo así. Él entró a trabajar para la familia a los 14 años y, a sus 83, todavía se acuerda de los nombres de los guardaespaldas, Juanito y Alexander, de los vinos franceses que se servían en la mesa, y del odio de López Mateos al color café.
El pequeño departamento donde vive al sur de la Ciudad de México es todo un homenaje al presidente y a su esposa. Tiene un muro entero dedicado al matrimonio, fotografías de Eva Sámano con un collar de perlas y de él, con la banda presidencial. “Fueron unos amores y lo que les puedo dar es cariño y lealtad. Y defender su memoria”, señala, impecablemente vestido de traje, corbata azul y pañuelo a juego en el bolsillo del saco. Sámano le regaló la gran mesa Chippendale del comedor, que a duras penas cabe en la sala. La tiene arrimada a la pared para poder pasar. Frente al sofá hay decenas de tomos llenos de discursos del mandatario, con las mejores frases subrayadas por Castillo. “Era enérgico pero no ofensivo”, reflexiona.
El texto que descubrió Arellano no le suena. Es verdad que López Mateos, amante de la oratoria, gustaba de improvisar y no siempre hacía caso de los papeles. Cabe la posibilidad de que, de ser cierto el borrador, este nunca llegara a la boca del exmandatario ni fuera publicado. “Pudo haber escrito algo, pero don Adolfo quizás lo cambió porque era delicado decirlo con toda esta gente delante”, dice, señalando la foto del exmandatario dirigiéndose a la multitud. Castillo solía encontrar papeles garabateados en la recámara presidencial. Eva Sámano varias veces las quiso tirar. El ayudante aún guarda dos tarjetas que salvó, con anotaciones escritas en pluma fuente. Letra estrecha y apretada, la del expresidente.
Dudas de los historiadores: vocabulario y contexto
Más allá de la ausencia de referencias en la prensa de la época, los historiadores consultados dudan de la autenticidad de la carta tanto por el vocabulario utilizado como por el contexto en el que debió ser escrita. “Es apócrifa. A lo mejor hay una carta, pero no hay manera científica de comprobar que sea de López Mateos”, dice Alfredo Ávila, investigador de la UNAM. “Si existe, los historiadores no la han visto”.
La referencia al expresidente Lázaro Cárdenas, que en aquel momento todavía estaba vivo, es extraña, según Ávila. “López Obrador lo tiene en su lista de personajes históricos, pero en aquel momento aún vivía y no era tan fácil que López Mateos lo citara en los discursos”, dice. Enrique Krauze, autor de la Presidencia Imperial sobre los líderes priistas, añade que existía en ese entonces “una gran tensión” entre Cárdenas y López Mateos. “El presidente tenía muchos problemas con Cárdenas a raíz de la Revolución cubana, que este apoyó. Es muy improbable que en una carta así hubiese invocado el nombre del general”, señala.
Para Krauze, el tono agresivo de la carta tampoco empata con el estilo del mandatario. “Tenía un uso muy florido del español. No hubiera usado la palabra ‘necio”, señala. “López Mateos nunca habló así. Era muy cuidadoso con las palabras, muy timorato”, coincide Soledad Loaeza, académica del Colegio de México. Además, señala la historiadora, los recelos en EE UU ante una posible expansión del comunismo en la región hacían poco probable una retórica encendida. “El triunfo de la Revolución cubana en 1959 creó una atmósfera muy adversa a cualquier pronunciamiento de esta naturaleza en países latinoamericanos”, sostiene Loaeza. El caso de la carta muestra, según la historiadora, que López Obrador “reinterpreta la historia” en beneficio de su proyecto político.
Las dudas sobre la autenticidad del escrito se disiparían si apareciera el original. Hasta ahora, López Obrador solo ha mostrado transcripciones. Emilio Arellano dice que el “borrador” que encontró se quedó en casa de la hija, fallecida en 2018, y que ahora debe de estar “en alguna de las cajas”. Gabriel Castillo solía visitar la residencia a menudo, pero ha perdido el contacto con la nieta y tampoco sabe qué se ha hecho de los documentos que allí quedaban. Con lo que tiene, eso sí, ha empezado a escribir un libro sobre el matrimonio que su bisnieto le está ayudando a “mecanografiar”. Lo titulará Un México posible. “López Mateos es una veta inacabable como estadista”, señala. Falta aclarar este punto oscuro de la biografía, la carta fantasma que por mucho que se cita no aparece.
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