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“Con Bolsonaro, Brasil vuelve a ser campeona del mundo”

Las esperanzas de cambio de los seguidores del líder ultra chocan con las ganas de remontada de los partidarios de Haddad, en una jornada electoral sin percances

Seguidores de Bolsonaro muestran su apoyo en Rio de Janeiro. En vídeo, Brasil vota en unas elecciones cruciales.Foto: atlas | Vídeo: RICARDO MORAES (REUTERS) | ATLAS

Hace 16 años que Brasil no levanta la copa de campeón del mundo de fútbol, cuando la selección verdeamarelha, con dos goles de Ronaldo —para los brasileños solo hay un Ronaldo que valga—, remató a Alemania en el Mundial de Corea y Japón. Desde entonces, la pentacampeona no ha logrado acercarse al trono en los siguientes cuatro campeonatos, que han coincidido con el auge mundial y posterior declive del país. Para Fernando, embutido en una bandera de su país, todo eso va a cambiar a partir de este domingo. Mientras besa compulsivamente una réplica de cartón del trofeo, en el que dos figuras sostienen la Tierra, este hombre de 56 años repite convencido: “Con Bolsonaro, Brasil vuelve a ser campeona del mundo”.

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La fe que despierta el candidato ultraderechista entre sus seguidores ha conseguido incluso espantar el mal augurio que para los brasileños ha supuesto el número 17 los últimos cuatro años. La cifra que tienen que marcar los votantes que opten por Bolsonaro en las urnas coincide con el resultado que   Alemania endosó a Brasil (1-7) en las semifinales de su Mundial, hace cuatro años, una sacudida histórica.

Los supersticiosos, no obstante, también tienen un reto con su rival, Fernando Haddad, cuyo número de elección es el 13. Nada, sin embargo, con tal de tratar de frenar la victoria que han vaticinado las encuestas. Un giro que ha obligado este domingo a la médica Sayoné Andrade de Moura, de 32 años, de Salvador de Bahía, a cambiar su guardia para asegurarse de que podía depositar su papeleta por “la izquierda”. En los seis años que lleva en São Paulo, donde vive, no había votado. Pero ahora sus motivos son trascendentales: “Tengo miedo a revivir el periodo más oscuro de nuestra historia”, explica emocionada esta mujer que viste una camiseta de lema feminista “Luta como uma garota” (Pelea como una chica).

Bien distinta es la camiseta de Selma Lucia, que espera ante la escuela de la villa militar donde votó el ultra. El rostro estampado de Bolsonaro, con una mancha roja que simula sangre con su nombre, ocupa la camiseta de esta ama de casa de 53 años, que antaño optó por Lula. “Fue una decepción, mire cómo está el país, la seguridad está fatal, la educación por los suelos. Si seguimos votando al mismo partido vamos a llevar al país a la ruina. No sé si Bolsonaro lo va a lograr, pero necesitamos darle un voto de confianza”, aseguraba mientras aguardaba al candidato junto a medio centenar de simpatizantes. La presencia de medios de comunicación era casi del doble. Finalmente, Bolsonaro entró por la puerta de atrás de la escuela. Protegido por un fuerte despliegue de seguridad, con un chaleco antibalas –el candidato fue apuñalado y permaneció tres semanas en el hospital durante la campaña–, el político ultraconservador apenas saludó a su salida durante unos segundos a sus seguidores, entregados a él como una estrella de rock, y sin hacer declaraciones a los medios.

Lejos de allí, en Brasília Teimosa, en la periferia de Recife, Flavio Cândido, de 43 años, acudió a votar con toda su familia. Todos se mostraban esperanzados en que se diese un vuelco a las encuestas y Haddad lograse la victoria. “Estoy emocionado, mi voto es por la democracia y por el amor”, decía. “Brasilia Teimosa es así gracias a Lula y Haddad trabajará también por nosotros”. La localidad fue el primer lugar que Lula visitó después de ser elegido. Un motivo de orgullo también para Gisele Regina, de 26 años, que igualmente votará por el candidato del Partido de los Trabajadores. “La corrupción no comenzó con el PT”, dice, sobre las críticas que se han vertido sobre la tradicional formación de izquierda. “Y no van a acabar, pero es preciso luchar por las conquistas sociales”, añade.

La esperanza por la remontada choca, en todos los colegios, con la de cambio que reclaman los seguidores de Bolsonaro. En el colegio Santo Agostinho, de São Paulo, convertido en centro electoral para brasileños de otras regiones de este inmenso país, Flavia Cobb, de 51 años, administradora de empresas, es tajante: “Estoy cansada de escándalos, de corrupción, es muy emocionante participar en este día. Soy muy patriota, quiero un cambio”.

Con información de Javier Lafuente, Joanna Oliveira, Naiara Galarraga y Marina Rossi

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