“Las presidenciales de México afectarán tanto o más el comercio que la renegociación del TLC”
El empresariado español debate los efectos de la renegociación del pacto comercial de América del Norte
España sigue la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) entre Estados Unidos, México y Canadá con el interés que le merece ser el segundo mayor inversor en el país latinoamericano, solo tras EE UU. Con la confianza de que el resultado de la puesta al día del pacto será positivo y de que llegará pronto ─los equipos negociadores esperan que sea en las próximas semanas─, la mayor fuente de incertidumbre para las empresas españolas se sitúa ahora en las presidenciales del 1 de julio en México y la hipotética victoria del candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador, primero en los sondeos, según han manifestado este lunes representantes del empresariado y el Gobierno de España en un ciclo de conferencias en Madrid.
“Las empresas españolas se van a quedar en México, gane quien gane, y van a invertir más”, ha afirmado Antonio Sánchez Bustamante, subdirector general de Política Comercial con Iberoamérica y América del Norte de España. “Aunque de verdad que prefieren que no gane quien vosotros sabéis”, ha agregado el funcionario en una clara referencia a López Obrador durante la jornada celebrada en la Fundación Ramón Areces y coordinada por Ramón Casilda, analista y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares. “El resultado de las elecciones presidenciales afectará tanto o más [el comercio] que la negociación del TLC”, ha incidido Antonio Bulnes, socio de la firma de abogados Garrigues y exdirector de las oficinas de México y Brasil.
Pese a que los participantes del evento han coincidido en que López Obrador ha hecho un esfuerzo por tranquilizar a los mercados sobre las decisiones en materia económica que tomaría de ser elegido presidente, el líder de Morena ha mantenido abierta la veda de la preocupación en distintas direcciones. López Obrador ha insistido, por ejemplo, en cancelar la construcción del aeropuerto de Ciudad de México, que proyecta una inversión inicial de 13.300 millones de dólares, y en revertir reformas estructurales del sexenio de Enrique Peña Nieto como la del sector energético, que lo abrió a la inversión privada.
“No vamos a afectar a la banca en nada”, aseguró en marzo el candidato de Morena durante la gran cumbre anual del sector financiero mexicano, en uno de sus intentos para apaciguar las aguas. La apuesta por Jesús Seade, un veterano economista que ha trabajado en otras negociaciones comerciales de gran calado, para tomar las riendas en la modernización del TLC ─en caso de que esta no finalice antes del 1 de julio─ también se ha percibido como un guiño de López Obrador al empresariado, según Gustavo Florentino Vega, secretario general de El Colegio de México y catedrático de Relaciones Internacionales del Centro de Estudios Internacionales de la misma institución.
La finalización antes de las elecciones de la puesta al día del mayor pacto comercial del mundo, que representa 1,2 billones de dólares en intercambios, puede funcionar como un estabilizador o un seguro de las reformas estructurales de Peña Nieto. “El mercado mexicano en telecomunicaciones no se modernizó sino con la reforma constitucional de 2013”, ha destacado José Juan de Haro, director de Políticas Públicas y Negocio Mayorista para América Latina de Telefónica. El Gobierno del PRI, respaldado por el PAN y el PRD en el llamado Pacto por México, eliminó el monopolio en este sector y la restricción a la inversión extranjera. El hecho de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, busque aumentar las trabas a la importación de bienes y servicios tradicionales en el TLC, según ha recordado De Haro, pero facilitar la exportación de bienes y servicios digitales, es un punto a favor de las reformas. Si “el libre flujo transfronterizo de datos, sin aduanas, impuestos ni restricciones regulatorias” queda consignado en el nuevo pacto, ha dicho Haro, revertir esas medidas en una contrarreforma constitucional va a ser muy difícil.
El funcionario Sánchez Bustamante ha remarcado que “si el TLC no se terminara de renegociar, para España el problema no va a ser ni mucho menos grave”, aunque el escenario ideal y más probable es el de una renegociación exitosa para los intereses mexicanos y, en consecuencia, españoles. Las inversiones de España en el país latinoamericano ascienden a más de 40.000 millones de dólares de la mano de más de 6.000 empresas. “El propio país (México) ofrece oportunidades con o sin TLC”, ha agregado Sánchez Bustamante, quien ha destacado la importancia del inminente cierre de la modernización del tratado de libre comercio de la Unión Europea y México. Sin embargo, el funcionario ha reconocido que las empresas españolas que están en México fabricando partes de coches podrían verse afectadas en la renegociación. EE UU renunció a la exigencia de que el 50% de los componentes que se emplean en la fabricación de los automóviles que se producen en la región sean de origen estadounidense, pero ha añadido un método de cálculo que premie las autopartes que se produzcan en EE UU y Canadá.
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