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Maduro fuerza la renuncia de su embajador en la ONU tras la purga en PDVSA

El divorcio del también exministro de Energía y expresidente de la petrolera con el Gobierno parecía inminente tras las detenciones

Rafael Ramírez Carreño, el pasado noviembre en la ONU en Nueva York.
Rafael Ramírez Carreño, el pasado noviembre en la ONU en Nueva York.JEWEL SAMAD (AFP)

El embajador de Venezuela ante la ONU, Rafael Ramírez, anunció el martes su renuncia al cargo diplomático por solicitud del presidente Nicolás Maduro. “Se me ha removido por mis opiniones. Me mantendré, pase lo que pase, leal al comandante [Hugo] Chávez”, escribió en Twitter Ramírez, quien ha sido crítico con Maduro. El divorcio del también exministro de Energía y expresidente de la petrolera estatal PDVSA con el Gobierno parecía inminente tras una purga contra exgerentes petroleros cercanos a él acusados de corrupción.

Más de 65 directivos de la petrolera, incluidos Nelson Martínez y Eulogio del Pino, hasta hace una semana presidente de PDVSA y ministro de Petróleo, respectivamente, han sido detenidos por su supuesta participación en irregularidades en la administración de la empresa. Muchos de los encarcelados son aliados de Ramírez. Su primo, el extravagante Diego Salazar Carreño, y su presunto cómplice, Luis Enrique Luongo, también han sido arrestados. La Fiscalía acusa a estos dos empresarios de haber blanqueado capitales a través de la Banca Privada de Andorra. Las denuncias de lavado de dinero contra los acusados no son nuevas. Julio Montoya, un diputado opositor de la Asamblea Nacional (Parlamento), ya había señalado a Salazar por estar implicado en manejos ilícitos en 2015. Pero el Gobierno de Maduro ha emprendido las investigaciones hasta ahora.

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En plena cruzada del régimen contra la corrupción petrolera, Ramírez había preferido mantener un perfil bajo. El exministro de Energía ha atribuido su salida del cargo en la ONU a opiniones emitidas sobre la administración de la industria petrolera en Venezuela en unos artículos publicados en Aporrea, el portal del chavismo crítico. “No quisiera imaginar que ahora arreciarán los ataques y los vilipendios por expresar mis opiniones y fijar una posición de alerta en defensa de la Revolución y el país, como ya han hecho algunas voces ofensivas y arteras”.

“Es la nueva forma de hacer política con ‘p’ minúscula que se ha impuesto, en una comunión de intereses y bajos propósitos coincidentes con las matrices de opinión de la derecha, cosa que era inimaginable en los tiempos de Revolución con el Comandante Chávez”, dijo en una carta dirigida a Jorge Arreaza, ministro de Relaciones Exteriores, quien ha nombrado como reemplazo en la ONU al excanciller Samuel Moncada. Ramírez había llevado las riendas del crudo venezolano entre 2004 y 2014. Con la muerte de Chávez y el ascenso de Maduro a la presidencia, el poderoso funcionario fue apartado de la petrolera para ser nombrado embajador en Naciones Unidas.

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Probable detención

La salida de Ramírez del Gobierno allana el camino para su probable detención, en caso de que regrese al país sudamericano. Ramírez ya no tiene fuero diplomático y se ha convertido en el enemigo de turno de Maduro que, en vísperas de elecciones municipales, el próximo domingo, ha lanzado una ofensiva contra sus antiguos aliados. El presidente ha responsabilizado a los exgerentes de la ruina de PDVSA, cuya deuda fue declarada recientemente en impago selectivo por la agencia calificadora Fitch Ratings. La estatal petrolera es la proveedora del 96% de los ingresos de divisas en el país. La caída de los precios del crudo y el inadecuado manejo de la empresa han influido en la crisis de Venezuela. Las detenciones han evidenciado que la pésima administración de la petrolera había alimentado una crisis sin precedentes en el país caribeño. “Los desvíos a gastos sociales han deteriorado la industria”, admitió del Pino en un vídeo difundido después de su detención.

Lejos de un cambio en las políticas económicas y ante la reducción de los recursos financieros, Maduro ha optado por desarrollar nuevas alianzas. La purga en PDVSA, el exterminio político de Ramírez y el nombramiento de militares en cargos clave han garantizado el pleno control castrense del país. Desde hace dos años, el jefe del Estado se ha plegado al Ejército, al que ha concedido el manejo financiero y ha apartado a los antiguos leales del chavismo.

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