Haití alarga el caos al anular las elecciones presidenciales
Fuertes críticas de EEUU y Europa a la decisión de liquidar los comicios de octubre y convocar nuevos
Haití ha optado por el borrón democrático. Tras meses de retrasos y cancelaciones, las autoridades del Estado más pobre de América han anulado las elecciones presidenciales del 25 de octubre, cuya segunda vuelta nunca llegó a celebrarse, y han convocado nuevas para el 9 de octubre y el 8 de enero de 2017. La maniobra, basada en un supuesto fraude electoral, ha permitido al presidente interino, Jocelerme Privert, ampliar su mandato y dificultar el ascenso del ganador de la primera vuelta, Jovenel Moïse.
La artimaña, en un país al borde del colapso, ha sido repudiada por la Unión Europea y Estados Unidos. “El pueblo haitiano merece que su voz sea escuchada y no diferida”, señaló el Departamento de Estado. La diplomacia europea, notablemente irritada, decidió suspender su misión de observación electoral en Haití, liderada por la socialista española Elena Valenciano.
Para anular los comicios, las autoridades haitianas blandieron un informe de la denominada Comisión Independiente de Evaluación y Verificación que, tras una revisión de actas electorales, avalaba la repetición de los comicios ante la imposibilidad de excluir que se hubiese cometido un fraude masivo. Para la misión europea, que dio por buena la primera ronda electoral, esta conclusión carece de fundamento fáctico y adolece de fallos conceptuales y metodológicos graves. “La anulación se basa en una hipótesis estadística poco fiable y sin relevancia jurídica así como en alegaciones de fraude no probadas”, afirma el informe europeo. “Es decir, no hubo fraude masivo”, remachó a este periódico Valenciano.
En octubre pasado el vencedor de la primera vuelta, con el 32% del voto, fue el empresario Moïse, el candidato apoyado por el anterior presidente, Michel Martelly, el primero que recibió el poder de otro mandatario elegido democráticamente. En segundo lugar quedó Jude Célestin, con el 25% de los sufragios. Desde el primer momento, Célestin, un epígono del dos veces presidente Réne Préval, lanzó durísimas acusaciones de fraude electoral y consideró que la segunda vuelta iba ser una farsa. Sucesivas oleadas de protestas en Puerto Príncipe abortaron los intentos convocar nuevos comicios.
La decisión de reiniciar el proceso favorece, según los observadores internacionales, a Célestin, un candidato más proclive a los intereses de la élite haitiana. La posibilidad de que nuevos disturbios ensombrezcan las futuras elecciones pesa como una losa sobre Haití (10 millones de habitantes). El presidente interino Privert, uno de los grandes beneficiados con el aplazamiento, hizo esta misma semana un llamamiento a “evitar la violencia”. La retirada de la misión europea agrava este riesgo. El país, aún herido por el terremoto de 2010, atraviesa una terrible crisis económica, agravada por la sequía y la depredación de la ayuda internacional.
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