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La manera en que cocinamos también puede calentar el planeta

Desde la adopción de alumbrado público LED hasta la modernización de cocinas rudimentarias, nuevas iniciativas están preparando a Latinoamérica contra el cambio climático

Una mujer cocina en estufa en Santiago de Atitlán, Guatemala.
Una mujer cocina en estufa en Santiago de Atitlán, Guatemala.I. Schaefer

La electricidad llega al 96% de los latinoamericanos, pero esto no quiere decir que a la región le falta poco para superar sus desafíos de suministro de energía eléctrica.

"La infraestructura no es suficiente o no está actualizada, faltan reformas de mercado y no hay acceso suficiente en algunos países", según un análisis del Programa de Asistencia a la Gestión del Sector de la Energía (ESMAP, por sus siglas en Inglés), administrado por el Banco Mundial.

La buena noticia es que poco a poco América Latina se enfrenta a estos problemas con experiencias innovadoras que van más allá de llevar la electricidad a los más necesitados: también tratan de poner fin a las tecnologías contaminantes, de fortalecer la utilización de fuentes de energía renovables, de modernizar y mejorar la infraestructura contra los efectos del cambio climático.

Estas son cinco tendencias que prometen traer más y mejor energía para América Latina en los próximos años.

1) Más cocinas “limpias”

Veinte millones de personas (aproximadamente la mitad de la población de Centroamérica Central) cocinan usando chimeneas o estufas rudimentarias, y alrededor del 86% de ellas están en Honduras, Guatemala y Nicaragua. En la región, se atribuyen 37.000 muertes prematuras al año a la contaminación del aire debido a la combustión de la madera. La iniciativa Centroamericana de Cocinas Limpias (CACCI en inglés) realizó una evaluación en Guatemala y Nicaragua, y llegó a la conclusión de que requieren 80,3 millones de dólares y 87,3 millones de dólares, respectivamente, hasta 2030 para hacer las estufas más limpias. Un proyecto de CACCI en los dos países busca atraer inversiones de 28,3 millones y de 26,7 millones de dólares para el sector de cada país para el 2020.

2) Alumbrado con bombillas de bajo consumo

En su plan de infraestructuras para 2017, Río de Janeiro debe comenzar a adoptar las bombillas LED – casi un 60% más eficientes que las convencionales - en sus 400.000 puntos de iluminación. Belo Horizonte ya lo ha hecho en sus 178.000 puntos a través de una asociación público-privada. Estas ciudades adoptaron el cambio después de que los gobiernos locales utilizaran la herramienta para la evaluación rápida de Energy Cities, creada por ESMAP que ayuda a los diseñadores de políticas a identificar y elegir entre las mejores alternativas de energía. En un futuro próximo, el uso de LED podría convertirse en realidad en otros lugares de Brasil: se está completando una encuesta de los sistemas de alumbrado en 300 ciudades, y se pondrá en marcha un estudio sobre los modelos de negocio más adecuados para apoyar a los municipios en esta transición.

3) Medir emisión de gases en el campo

Los agricultores de México y Costa Rica pronto podrán saber los costos de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero en las cadenas agrícolas de valor. El cálculo se realizará mediante una herramienta de evaluación energética del sector. En México, la herramienta calculará la energía utilizada en las cadenas de suministro de la carne y su contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero. Con esto, el gobierno puede desarrollar acciones para reducir las emisiones de carbono en el sector ganadero. En Costa Rica, la herramienta analizará las cadenas del café y la leche para mejorar el uso tanto de la energía como del agua. El objetivo a largo plazo es hacer que la herramienta se implemente en toda América Latina.

4) Adopción de nuevas tecnologías

Para que los países adopten cada vez más fuentes de energía renovable es importante crear y fortalecer el marco regulatorio del sector. Es lo que está haciendo Chile para incrementar las fuentes de energía geotérmica, por ejemplo. El objetivo es mejorar la capacidad de gestión del sector, la movilización de inversiones en energía geotérmica y fortalecer las condiciones del mercado para promover el desarrollo sostenible de la actividad. El Banco Mundial proporcionará asistencia técnica directa al país, a través de la movilización de expertos y la realización de estudios.

5) Red eléctrica resistente al cambio climático

Belice, considerado por Naciones Unidas como uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático, evaluó recientemente el impacto que tendrían en su red eléctrica huracanes e inundaciones, entre otros fenómenos. Se pronostica que para el 2100, la temperatura promedio del país aumente en 3,5° C, lo que haría lo más dependiente de los combustibles fósiles y la electricidad importada. La información del estudio ayudará a la base de un nuevo proyecto -apoyado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) - para que sea más resistente al cambio climático.

* Mariana Kaipper Ceratti es productora online del Banco Mundial.

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