La oposición de Venezuela acepta un diálogo condicionado con el Gobierno
En su primer discurso frente a la nueva mayoría opositora, Nicolás Maduro llamó a la unidad nacional para enfrentar la emergencia económica
La posibilidad de un diálogo muy condicionado entre Gobierno y oposición fue el resultado de la comparecencia, el viernes, del presidente venezolano, Nicolás Maduro, ante el pleno de la Asamblea Nacional. En su primer discurso frente a la nueva mayoría opositora, el sucesor de Hugo Chávez llamó a la unidad nacional para enfrentar la emergencia económica que el mandatario había oficializado por decreto apenas unas horas antes de la alocución. El presidente de la Asamblea, Henry Ramos Allup, recogió el guante.
En una réplica inmediata al discurso de Maduro, el socialdemócrata Henry Ramos Allup, se mostró —en nombre de la oposición— abierto al intercambio con el Ejecutivo “siempre que sea con resultados”, permanente, y esté precedido por rectificaciones, enfatizó, al recordar el proceso de diálogo que se inició en abril de 2014 bajo los auspicios de la Santa Sede y Unasur y que desembocó en un frustrante callejón sin salida. “Cuando usted busque aquí diálogo, encontrará diálogo”, ofreció Ramos Allup.
Después de dos años de negación de la crisis de desabastecimiento, Maduro ha optado por mencionar al elefante en la habitación. Para ello, el chavismo ha tenido que sufrir un varapalo electoral y un recorte de 70% de los ingresos en divisas debido a la caída de los precios del petróleo. “Presidente, tenemos 17 años con este régimen y por primera vez se llama a dialogo”, le hizo notar Ramos Allup a Maduro.
El decreto de emergencia económica
Después de que la Gaceta Oficial publicase el viernes el decreto de emergencia económica declarado por Nicolás Maduro, la Asamblea Nacional tiene ocho días para debatir la medida, tal y como quedó además acordado públicamente por el mandatario y el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup.
Entre los escenarios posibles a partir de ese momento se encuentra la opción de que el Parlamento apruebe el decreto, lo que confirmaría su validez y vigencia por 60 días. Ello otorgaría garantías constitucionales a Maduro para gobernar por decreto. En caso de no aprobar la medida, el decreto de estado de emergencia perdería vigencia. Si en ocho días la Asamblea Nacional, que podrá celebrar las sesiones que considere, no se pronuncia, se da por hecho que el decreto queda aprobado. / A. MEZA
La llamada presidencial al consenso —para la que habría que mejorar la confianza mutua que, como aceptó Maduro, “no está bien”— pudo haber pasado por un gesto retórico de no haber recogido el guante enseguida Ramos Allup. De hecho, en su intervención de tres horas transmitida por cadena nacional de radio y televisión, Maduro puso empeño en refutar las principales banderas de la agenda parlamentaria de la oposición como, por ejemplo, la anunciada Ley de Amnistía y Reconciliación. Como contrapartida, el presidente venezolano propuso conformar una Comisión de la Verdad “presidida por un venezolano o una venezolana de confianza”, que estableciera un veredicto oficial sobre las muertes ocurridas durante las protestas callejeras del primer semestre de 2014.
Aunque mantuvo un tono sereno durante la mayor parte de su alocución, Maduro solo perdió los estribos cuando expresó su renuencia a aceptar la Ley de Vivienda que la oposición promueve para otorgar títulos de propiedad a los beneficiarios de casas y apartamentos construidos por el Gobierno (que hasta ahora solo entrega certificados). “No toleraré que capitalicen las viviendas, no, tendrán que derrocarme”, dijo Maduro. El presidente, contra los deseos de la oposición, anunció que mantendrá cerrada la frontera con Colombia y reprochó a la nueva directiva parlamentaria el trato “irrespetuoso a los símbolos patrios” tras el retiro de la Asamblea de los retratos oficiales del libertador Simón Bolívar y del expresidente Hugo Chávez.
La mayor parte de la intervención estuvo dedicada a la crisis económica, en detrimento de otros temas acuciantes, como la inseguridad o la debacle de la salud, que simplemente desaparecieron del discurso. Maduro dijo que 2015 será recordado como el “peor año de la revolución” y no tuvo reparos en calificar de “catastróficas” las cifras reveladas el mismo día por el Banco Central, incluyendo un incremento de un 109% en el Índice de Precios al Consumo.
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