11-S: la guerra más larga, el debate más largo
Bush prepara el discurso para el 11 de septiembre en horario de máxima audiencia mientras el Senado repite que no hubo relación entre Sadam Husein y Al Qaeda
A punto de cumplirse el quinto aniversario de los atentados del 11 de septiembre, el recuerdo de lo ocurrido y las consecuencias que trajo ocupan ya el centro del debate político en EE UU. Con las elecciones legislativas del 7 de noviembre al fondo, el presidente Bush culminará su cadena de discursos sobre el 11-S el próximo lunes, día del aniversario, para insistir en que el país es más seguro que entonces, pero sigue amenazado. Es seguro que Bush no hablará del informe hecho público hoy por el Senado en el que la cámara alta concluye que Sadam Husein no apoyó a Al Qaeda, ni antes ni después de aquella trágica mañana de 2001 en la que murieron 3.000 personas.
En contra de lo dicho por altos oficiales e incluso por el mismo presidente Bush, el ex-dictador iraquí no prestó apoyo material a Al Qaeda y no tuvo relación con el líder de la banda terrorista en Irak, Abu Musb Al Zarqawi. Es lo que dice el Comité de Inteligencia del Senado en un informe basado en información desclasificada de la CIA y que contradice las últimas afirmaciones del presidente sobre la prueba de ese vínculo que suponía la figura de Al Zarqaui.
Para un debate que se prevé largo, casi como la "guerra contra el terrorismo", el informe del Senadao proporciona nueva munición a los demócratas al desmontar de nuevo a pocos días del 11 de septiembre todas las justificaciones de la guerra de Irak. "Sadam Husein no tenía confianza en Al Qaeda y consideraba a los extremistas islámicos como una amenaza contra su régimen", sostiene el informe legislativo, "y por ello rechazó todas sus demandas de ayuda material o logística".
El problema de las pruebas
Las conclusiones que descartan la relación directa entre Sadam Husein y el complot del 11-S perpetrado por Al Qaeda no son nuevas. Tras meses de trabajo, la propia comisión de investigación bipartita sobre el 11-S concluyó que no hubo una "relación de colaboración" entre Sadam y Al Qaeda, lo que sumado a la inexistencia de armas de destrucción masiva, hizo perder credibilidad al presidente Bush y su equipo.
En cualquier caso, el quinto aniversario del 11-S parece ser la mejor lanzadera de Bush de cara a las elecciones legislativas del próximo 7 de noviembre, donde los republicanos se juegan mantener el control de las dos cámaras. El miércoles, ante familiares de las víctimas de los atentados, dos guerras y más de 1.000 soldados estadounidenses muertos después, el presidente reconoció y justificó la existencia de cárceles secretas de la CIA fuera de EE UU donde se han retenido a importantes sospechosos de terrorismo para obtener "información crucial que afecta a nuestra seguridad".
El 12 de septiembre de 2001, EE UU era un país unido. Cinco años después, la fractura parece evidente. "El informe de hoy demuestra que las alegaciones pasadas, presentes y futuras de la administración sobre la relación entre Al Qaeda e Irak eran erróneas y buscaban explotar la profunda sensación de inseguridad entre los ciudadanos tras el 11-S", ha dicho el senador demócrata John Rockefeller. El portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, ha dicho que el informe no presenta novedades y ha respondido recordando que antes de la invasión de Irak, en 2003, republicanos y demócratas "llegaron a la misma conclusión sobre lo que estaba pasando" tras consultar otros informes de inteligencia.
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