El tesoro del imperio de la garnacha
En el corazón de la DO Campo de Borja, Bodegas Borsao inaugura unas innovadoras instalaciones. El objetivo: reforzar la búsqueda de la excelencia y la elaboración de vinos que respetan el entorno
Bajo las laderas del imponente Moncayo, en la provincia de Zaragoza, se extiende el denominado imperio de la garnacha. En esta zona de inviernos fríos –donde sopla fuerte el cierzo– y de veranos cálidos y secos, los viñedos crecen robustos de uva autóctona que es la base de unos vinos reconocidos en todo el mundo. Intensos, con nítidos aromas frutales, energía y personalidad: así son los vinos, de gran complejidad estructural, cromática y aromática, que se crían en este rincón de Aragón. Un enclave con una tradición vinícola que se remonta al siglo XII.
En este entorno idílico repleto de naturaleza e historia se encuentra Bodegas Borsao, buque insignia de la Denominación de Origen (DO) Campo de Borja. Con 375 viticultores y 2.200 hectáreas de viñedo, esta marca nacida en 1958 representa el 36% de toda la superficie de la DO. La personalidad de sus vinos resume a la perfección la tradición de sus viñedos y el vanguardismo de sus instalaciones, el clima de la zona y la amplia variedad de suelos que dan cobijo a las garnachas de monte que crecen a los pies del Moncayo.
Tras seis décadas de historia y de compromiso con este territorio, Bodegas Borsao acaba de inaugurar un nuevo complejo en la localidad de Borja, epicentro de la DO. Este moderno recinto de 16.500 metros cuadrados llama la atención por su funcionalidad y por una tecnología de última generación, que permite aumentar la capacidad de producción a la vez que garantiza el respeto por el medio ambiente. El espacio cuenta con 132 depósitos de acero inoxidable –con un almacenamiento para más de nueve millones de litros–, una sala de crianza de vino para más de 2,5 millones de botellas y una línea de embotellado con una capacidad de hasta 10.000 botellas a la hora.
Esta nueva bodega quiere ser un ejemplo de sostenibilidad en el sector vinícola. Con ella, Borsao pretende mantener su implicación con la economía y la vida en las zonas rurales y afianzarse como referente mundial en vinos de la variedad garnacha. El respeto por el entorno comienza con la elección misma de los materiales empleados en la construcción del edificio.
El compromiso de Bodegas Borsao por la producción sostenible abarca todo el ciclo de crianza del vino, desde la misma plantación de las uvas hasta el embotellado. Un proceso largo y complejo que en los últimos años ha permitido minimizar las emisiones contaminantes gracias al uso de maquinarias cada vez más eficientes y al aumento de recursos renovables hacia una economía circular. En esta línea, la marca ha invertido 350.000 euros en distintas acciones para rebajar un 10% su impacto medioambiental el próximo año. Entre otras, la reducción de gases de efecto invernadero y de fertilizantes inorgánicos durante las cosechas. Medidas que demuestran su voluntad por afrontar el futuro con garantías en un mercado cada vez más exigente e involucrado con la sostenibilidad del planeta.
Veinte años de éxito de Borsao Tres Picos
Este año, Bodegas Borsao celebra el 20 aniversario de Borsao Tres Picos, su vino más emblemático y mundialmente reconocido. Este monovarietal de garnacha ya se exporta a más de 50 países y se ha convertido en un referente internacional que ha dado a conocer a la DO Campo de Borja por los cinco continentes. Para conmemorar este acontecimiento tan especial, se ha renovado su etiqueta con un rediseño que incluye un nuevo tipo de papel, tratamiento y colorido. Además, han puesto a la venta un estuche de madera con tres botellas de las tres mejores añadas de este vino a un precio especial. También se puede adquirir una botella en tamaño mágnum (1,5 litros) para disfrutar a lo grande de toda la expresión de la garnacha.
Porque ese era precisamente el objetivo de Tres Picos cuando nació. Su nombre es un homenaje al Moncayo, cuya cima, de 2.314 metros, está coronada por tres cumbres. La idea era demostrar el potencial de la garnacha en un momento en que esta variedad de uva no gozaba de buena reputación, ya que se había instalado la idea (equivocada) de que no aguantaba bien el paso del tiempo. Bodegas Borsao demostró que, trabajando a partir de viñas viejas y de rendimientos bajos, la calidad de la uva era inmejorable. Por eso, desde el principio Tres Picos se convirtió en un vino rompedor y enseguida expandió las garnachas aragonesas por todo el mundo.
Hoy, cientos de personas procedentes de países tan lejanos como Estados Unidos, Canadá o Japón visitan cada año los viñedos en los que nacen las uvas de este tinto, situados a más de 850 metros de altura. El resultado es un vino que gusta a todos los paladares y que es ideal para acompañar guisos de carne, embutidos, quesos, legumbres, arroces y pastas. No es casualidad que Tres Picos esté presente en las cartas de los restaurantes más selectos del planeta y que haya ocupado en repetidas ocasiones la primera posición en las listas internacionales como el mejor vino de la variedad garnacha del mercado.