Todo lo que puedes hacer ‘caprese’: siete platos que no son la clásica ensalada

Tomate, mozzarella y albahaca componen este tradicional trío italiano que adaptamos a distintas recetas, desde unas sencillas tostadas hasta pechugas rellenas

Los colores de l'ItaliaJulia Laich

¿Es la ensalada caprese una de las mejores manifestaciones de las simples pero muy buenas creaciones que tiene la gastronomía italiana? Diría que sí. Este clásico proviene de la isla de Capri y consiste en la combinación de tomate, mozzarella y albahaca –de la calidad más alta posible–, cuyos colores imitan a la bandera de Italia. Se acostumbra a servir como entrante o antipasto y suele estar regada con aceite de oliva virgen extra.

Lo bueno de la ensalada caprese no es solo lo bien que conjugan el sabor del tomate, la mozzarella y la albahaca, sino su frescura –especialmente codiciada a estas alturas del año– y lo adaptable que es a otros formatos: como tal es perfecta, pero ¿por qué no llevar este trío a otros platos?

Ensalada completa

Comenzamos por lo más fácil y obvio que es convertir a la ensalada caprese en una que sirva de plato único. Para dos personas propongo cortar dos tomates maduros en gajos y una mozzarella en cubos, añadir 200 gramos de pasta corta cocida –puedes seguir los consejos de cocción que se indican en este artículo–, 150 gramos de garbanzos también cocidos, un puñado generoso de rúcula o espinacas para aumentar la parte vegetal de nuestro plato y una vinagreta que puedes preparar triturando diez hojas de albahaca con cuatro cucharadas de aceite de oliva, una de zumo de limón y sal.

Tostadas, bruschettas o bocadillos

Puedes capresear las tostadas de tu desayuno fácilmente tostando un par de rebanadas de buen pan, añadiendo un chorrito de aceite de oliva virgen extra en cada una y luego poniendo encima las rodajas de tomate y mozzarella intercaladas con albahaca y sal al gusto, del modo en que se muestra en la fotografía de portada de este artículo. Para preparar una versión más cómoda para comer –las rodajas de tomate siempre son un poco traicioneras–, corta el tomate y la mozzarella en dados, mézclala con aceite de oliva, la albahaca y sal en un bol y luego pon la preparación sobre la tostada. Puedes subirla un nivel untando primero el pan tostado con pesto. Esto puede servirte también como bruschettas para un entrante, para preparar un bocadillo si lo pones entre pan y pan, una piadina o un pan pita.

La opción cómodaJulia Laich

Tortilla francesa

La tortilla francesa es el comodín sano, barato y relativamente sencillo de las cenas cuando te has quedado sin ideas, y además tiene algo muy bueno: se puede rellenar de muchísimas cosas. Entonces, si esto es así, ¿por qué no sumar el clásico francés con el clásico italiano? Solo tienes que hacer tu tortilla y antes de doblarla, colocar rodajas finas de tomate y de mozzarella intercaladas con hojas de albahaca.

Untable

Tomo prestada la genial idea de hacer aceites con cosas a modo de aperitivo y la convierto en caprese. No tiene más complicación que picar tanto los tomates como la mozzarella en dados pequeños del mismo tamaño, rociarlos con aceite de oliva virgen extra y añadir unas hojas de albahaca. Para sumarle un punto extra añade unas cucharaditas de pesto repartidas por el plato. Para que este plato simplísimo tenga gracia es esencial que el tomate que se utilice esté bien maduro y dulce y que la mozzarella sea fresca –es decir, que venga sumergida en suero–, así como que ambos estén a temperatura ambiente para apreciar al máximo su sabor. También es relevante que la albahaca esté radiante y el aceite de oliva sea bueno. Sírvelo con pan tostado con un poco de aceite en una sartén.

Toma pan y mojaJulia Laich

Sopa de tomate

Con casi los mismos ingredientes de la caprese puedes preparar una sopa muy sencilla que consiste en asar un kilo de tomates maduros –preferiblemente cherry o pera– con un par de dientes de ajo aplastados sin pelar, sal, aceite y pimienta a 180 ºC hasta que estén dorados. Luego triturarlos sin los ajos, pasarlos por un colador chino, añadir 200 gramos de pan de miga prieta y volver a triturar bien. Si tienes barbacoa, puedes utilizarla para asar los tomates y darle un toque ahumado a la sopa, también puedes usar la freidora de aire (o una cazuela tapada a modo de horno primigenio). Puedes servirla fría o caliente añadiendo la mozzarella en daditos por encima y albahaca picada, pero si te interesa ir un poco más lejos, te propongo preparar un aceite de albahaca: escalda las hojas en agua hirviendo durante cinco o 10 segundos y pásalas rápidamente a un bol con agua y hielo. Tritúralas con una batidora con aceite de oliva virgen extra, cuélalas a través de un paño o colador muy fino y lo tendrás listo y radiante.

El aceite de albahaca le da el rollito refinadoJulia Laich

Pechugas rellenas

Este plato está pensado para quienes no eligen la pechuga de pollo por considerarla demasiado seca o para quienes no logran que les quede jugosa bajo ningún término, aunque hayamos dado varios consejos para ello. Para prepararlas para dos personas parte de dos pechugas pequeñas deshuesadas y sin piel y hazles un corte en el lateral sin llegar hasta el final para poder introducir el relleno. Añade un par de rodajas de tomate, otras de mozzarella, dos o tres hojas de albahaca, un chorrito de aceite de oliva, sal y pimienta. Cierra las pechugas con palillos o átalas con hilo de bridar. Salpiméntalas y embadúrnalas con un poco de aceite por ambos lados. Márcalas a fuego fuerte en una sartén por ambos lados y hornéalas a 200 ºC durante 15 minutos.

Quiche caprese

La quiche –o tarta, como le decimos en Sudamérica– goza de poca popularidad en España y me parece una pena, ya que es una preparación sencilla que sirve para alimentar a varias personas (si se acompaña con una ensalada). En la versión facilísima es válido recurrir a una masa quebrada o de hojaldre comprada pero bajo mi punto de vista, con solo un poco más de esfuerzo, se puede hacer una masa en casa con un resultado muchísimo más satisfactorio. Para ello mezcla 300 gramos de harina de trigo con 100 mililitros de aceite de oliva suave, sal y agua fría hasta formar un bollo que se mantenga húmedo pero sea manipulable. Envuélvelo en papel film y déjalo reposar en la nevera durante 15 minutos. Mientras prepara el relleno mezclando cuatro huevos, 250 mililitros de nata para cocinar, sal y pimienta negra recién molida. Estira la masa sobre la encimera con un poco de harina y colócala en un molde de 26 centímetros de diámetro engrasado y enharinado o cubierto con papel vegetal. Vierte el relleno y pon encima entre 15 y 20 tomates cherry, una mozzarella cortada en dados y unas hojas de albahaca. Hornéala a 180 ºC hasta que el huevo haya cuajado por completo y la masa luzca dorada.

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