Tarta ‘desmigada’ de ciruelas, una receta apta para otras frutas de hueso

Merece la pena encender el horno si es para hacer esta tarta que enaltece a las ciruelas acompañándolas con masa quebrada. Lo mejor de todo: también puedes prepararla con otras frutas de hueso

Buf, ¡vaya pinta!Anna Mayer Mayer

Empieza la temporada de la fruta de hueso: ciruelas, cerezas, albaricoques, melocotones, nectarinas y paraguayos han llegado para alegrarnos la vida. Por alguna feroz ironía del universo, la fruta que más se beneficia del horneado es la de verano, justo cuando menos nos apetece añadir más calor a nuestro hogar. Pero como decía aquel, sin dolor no hay gloria. Por suerte también tenemos otras frutas para comer tal cual, como la sandía o el melón.

Las ciruelas asadas suben unos cuantos peldaños en la escalera hacia la perfección si van acompañadas de harina, azúcar y mantequilla, es decir, de masa quebrada. Esta receta, que rebautizamos en español como “desmigada” –esperamos que el término sea incorporado rápidamente por la Fundéu–, está a medio camino entre un Streuselkuchen alemán y un crumble inglés, pero en realidad es una prima despeinada de una crostata italiana (que suele estar cubierta con una reja de masa quebrada, como en esta versión con cerezas). El Streuselkuchen usa una masa levada para la base, y se acaba con el característico Streusel, el desmigado –literalmente: espolvoreado– de harina, mantequilla y azúcar.

El crumble es más esencial: la base de fruta se cubre con el desmigado y chimpún. La crostata usa la misma masa para la base, estirada fina, y la cobertura, que se suele hacer en forma de reja para proteger el relleno del calor del horno.

Si tienes una receta de confianza de masa quebrada o para crostata puedes probar a usar esa: el quid de la cuestión aquí es la idea de no complicarse la vida en el montaje. Empezando por la base, que se estira con los dedos directamente en el molde, hasta la cobertura final, que nos hará sentir unos Pollocks de las tartas, echando pegotes de masa aquí y allá.

Para acompañar las ciruelas, recomiendo un poco de canela, pero puedes tunear el relleno de muchas formas: sustituye las ciruelas con cerezas, nectarinas o cualquier otra fruta de hueso. En vez de canela, un poco de clavo. O una ralladura de pimienta negra, ¡le va fenomenal ese toque picante a la fruta ácida y dulce!

Dificultad: Encender el horno, ese misterio

Ingredientes

Para 6-8 personas

Para la masa

  • 300 g de harina
  • 100 g de azúcar
  • 1 cucharadita de impulsor químico
  • 1 pizca de sal
  • 1 huevo
  • 120 g de mantequilla

Para el relleno

  • 400 g de ciruelas rojas
  • 40 g de azúcar
  • 1/2 cucharadita de canela (opcional)

Instrucciones

1.

Encender el horno a 180 °C.

2.

Para la masa: En un bol mezclar la harina, el azúcar, la sal y el impulsor químico. Añadir la mantequilla en daditos pequeños e incorporarla a la harina estrujándola con los dedos hasta conseguir una textura de migas finas. Añadir el huevo entero e incorporarlo amasando rápidamente. Este proceso se puede hacer en un robot de cocina, será más rápido y uniforme.

3.

Reservar en la nevera un tercio de la masa. Con los dos tercios restantes, forrar la base y un poco los lados de un molde redondo de 24 ccentímetros de diámetro. Reservar en la nevera.

4.

Cortar las ciruelas en tropezones y mezclarlas con el azúcar y la canela.

5.

Sacar las masas de la nevera. Distribuir la fruta encima de la base. Coger el tercio de masa apartado al principio y desmigarlo con las manos encima de la fruta, recubriéndola de forma más o menos homogénea.

6.

Hornear unos 30 minutos: la superficie deberá estar bien dorada y la fruta debajo burbujeante. Dejar enfriar del todo antes de probarla.

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