La Plana Baja, la comarca de la naranja que se pasa al sector logístico
La ubicación y los beneficios fiscales de esta zona castellonense motiva la inversión de grandes compañías que necesitan fortalecer su distribución en la zona levantina. Los pequeños productores también han encontrado una mayor rentabilidad gracias a la digitalización de sus ventas y las comunicaciones
La Plana Baja, la comarca castellonense que ha forjado su identidad en la naranja y el azulejo, ha visto cómo, más allá de los cítricos y la cerámica, el interés por sus tierras ha crecido en los últimos años entre las grandes empresas, atraídas por su valor estratégico. Entre ellas se encuentra Amazon, la compañía estadounidense líder en comercio electrónico, que el pasado noviembre inició la construcción de un macrocentro logístico en una parcela de 200.000 metros cuadrados en Onda, uno de los pulmones industriales de la comarca con 25.000 habitantes. Este gigante tecnológico ha anunciado que invertirá más de 100 millones de euros y creará un millar de puestos de trabajos directos en su nueva planta, destinada a almacenar, preparar y gestionar la venta de sus productos. Una estela que, en la última década, también han seguido más de 500 empresas de diversos sectores, como el logístico, el cerámico, el agroalimentario, el químico y el del metal, entre otros. “El Ayuntamiento de Onda ha concedido este año 75 licencias de obra mayor con una inversión de 59,2 millones de euros”, cuenta un portavoz de Onda Logistic Mediterranean Business Park, entidad dedicada a asesorar e impulsar las inversiones en el parque industrial del municipio. “La cifra que duplica todas las inversiones realizadas durante los últimos cuatro años”, añade.
La localidad ondense no es la única ciudad que atrae capital. La compañía especializada en materiales de construcción BigMat invirtió el año pasado ocho millones de euros en una planta logística de 100.000 metros cuadrados en Burriana, capital de la comarca donde viven 35.000 vecinos. Por su parte, el Grupo Pamesa, con sede en Vila-real (de más de 51.000 habitantes), que exporta productos cerámicos a más de 150 países, ha anunciado que este año invertirá 70 millones de euros en diversos proyectos por toda la comarca, desde la construcción de oficinas para sus departamentos comerciales hasta la creación de nuevos hornos. A los beneficios que aportarán estas inversiones se suman varias iniciativas públicas de desarrollo, como las que está llevando a cabo la Generalitat y la Diputación de Castellón para potenciar el sector agrario o las de Correos, que buscan impulsar la digitalización y las ventas de los pequeños productores de la zona en internet. “Estamos viendo cómo algunos negocios han pasado en un par de años de vender por internet diez pares de alpargatas a más de 100″, dice Francisco Briceño, jefe del sector de productos y servicios de Correos en Castellón.
Expertos como Briceño, que asesora sobre cuestiones de logística a múltiples empresas de la zona, afirma que la ubicación es uno de los motivos que está fomentando la inversión en los pueblos de la comarca. El fácil acceso de la mayoría de los municipios a la A-7, conocida como la autovía del Mediterráneo, sitúa a la comarca como un enclave perfecto para el transporte de mercancías. Desde Burriana se tarda menos de 20 minutos en coche a Castellón, unos 50 minutos a Valencia, menos de hora y media a Teruel y dos horas a Tarragona. También destaca su cercanía con los puertos de Castellón y de Valencia y sus líneas férreas, así como con el aeropuerto castellonense de Vilanova-Benlloch y el valenciano de Manises. Conexiones que, en el caso de los envíos de paquetería, permiten un control en toda la zona levantina más eficiente y rentable. Correos, por ejemplo, batió su propio récord en la gestión de paquetes en la provincia con más de 1,6 millones de envíos en 2020, un 8% más que el año anterior. “Con el proyecto del Corredor Mediterráneo en marcha [previsto para 2024 y que consiste en unir mediante líneas férreas de alta velocidad ciudades de la costa mediterránea con otras europeas], en un futuro será posible exportar nuestras mercancías a Europa por vía terrestre de forma más rápida, segura, ecológica y económica”, explica Santi Pérez, diputado de Desarrollo Rural de Castellón.
Otro punto de interés es el precio del suelo. En Onda roza los 70 euros por metro cuadrado, muy por debajo de la media europea de los 360 euros, según datos de Onda Logístic Mediterranean Business Park. Razón, por la que, según previsiones de esta entidad, las inversiones extranjeras crecerán en el futuro. También ha jugado un papel fundamental las bonificaciones fiscales que algunos municipios de la comarca ofrecen a las nuevas compañías que quieran instalarse en ellos. El ondense, por ejemplo, reduce el impuesto de actividades económicas (IAE) y el impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO) un 50% durante los primeros cinco años de actividad. Ventajas que han favorecido a que la ocupación del parque industrial de la localidad se haya duplicado en un año: de 302.581 metros cuadrados en 2019 a 689.598 metros cuadrados durante el cierre de 2020.
Una gran parte de esos terrenos lo ocupan empresas de cerámica. El sector azulejero es el corazón industrial de la provincia (el 94% de la producción nacional procede de Castellón, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos). El año pasado vendió al extranjero por valor de 2.715 millones de euros y, por primera vez, España fue el principal exportador a EEUU, según datos del Instituto de Comercio Exterior. La reindustrialización que está viviendo la comarca también está acompañada de un crecimiento poblacional, a punto de alcanzar los niveles de 2014, año en el que comenzó a caer hasta los 190.174 habitantes en 2017, según datos del INE.
Vender en línea, la estrategia para fomentar el comercio local
Los datos de la creación de empresas también son positivos. En los últimos seis años se han registrado 578 empresas en toda la comarca, según datos extraídos del portal estadístico de la Generalitat Valenciana. Una cifra alentadora si se tiene en cuenta que entre 2012 y 2014 cerraron 588 negocios. Una recuperación en la que también han participado los pequeños productores de la zona que, tras la llegada de la covid-19, han visto cómo la digitalización de sus negocios se ha convertido en una necesidad para no cerrar, pero también en una herramienta para crecer.
Testigo de ello ha sido África Barriel, apicultora en Nules, localidad de 13.236 habitantes. “La pandemia nos ha obligado a enfocarnos en el comercio online para seguir sirviendo miel a nuestros clientes”, dice. Aunque ya tenían tienda web, actualizaron su forma de llegar al público a través de las redes sociales y de ampliar su pequeño negocio en línea con más productos: cosméticos, propóleo, caramelos, surtidos para regalar, etc. También pusieron un pie en Correos Market, la plataforma que este operador logístico ha abierto para que los pequeños productores puedan publicitarse y vender (de Castellón hay una veintena que forman parte de este market place) a través de ella a compradores de toda la Península.
Usar la tecnología para potenciar el sector agrario
Junto al azulejo, la agricultura siempre ha sido otro de los sectores económicos con más presencia en la Plana Baja. Los cítricos siguen liderando el podio en cuanto a ventas y exportación pese a plagas como la del cotonet, que desde 2009 está infligiendo un duro golpe para el sector. La Unió de Llauradors (organización agraria valenciana) prevé que este año los costes se incrementen hasta un 55% a causa de la expansión de esta plaga por toda la Comunidad Valenciana. En la Plana Baja el 80% de las parcelas están afectadas, según estimaciones de esta asociación. Para paliar estos efectos, la Conselleria de Agricultura de la Generalitat Valenciana está llevando a cabo un proyecto de investigación con la Universidad Politécnica de Valencia para frenar el cotonet a través de la suelta de otro insecto, el anagyrus aberiae, utilizado comúnmente para eliminar plagas (la hembra hace las puestas en las larvas de otros especímenes, lo que ocasiona que sus crías acaben por matar a sus anfitriones). La eficacia probada es del 80%, lo que define a este método como una herramienta menos dañina que el uso de pesticidas.
Del mismo modo, la Diputación de Castellón ha financiado con 300.000 euros un proyecto de la Universitat Jaume I que estudia el uso de ciertos organismos que puedan proteger a los cultivos de enfermedades y plagas. “Se está investigando la micorrización [simbiosis entre un hongo y las raíces de una planta] de los árboles de cítricos para hacerlos más resistentes ante efectos adversos, incluidos los meteorológicos como las sequías”, cuenta el diputado de Desarrollo Rural de Castellón, Santi Pérez.
Los últimos avances tecnológicos también están sirviendo de herramientas para aumentar las ventas de los cítricos. La semana pasada se realizó con éxito el primer envío de naranjas a la India (unas 242 toneladas en nueve contenedores) respetando la cadena de frío en el transporte, como exigen las autoridades indias para realizar exportaciones de este alimento. Un proyecto experimental, coordinado por el Comité de Gestión de Cítricos, que ha abierto la ruta hacia más exportaciones con el país asiático.
En esa misma línea y para impulsar la venta de los pequeños agricultores, Correos también ha puesto en marcha una campaña para fomentar el consumo de otras frutas locales, como las cerezas. En ella, el operador logístico, además de realizar una promoción específica, ofrece a los agricultores un descuento de hasta un 50% de los portes. “El objetivo es dar a conocer dentro y fuera de la provincia esta fruta típica de la zona”, comenta Briceño.
Una iniciativa que también ayuda a los pueblos más deshabitados, que nutren su economía básicamente con el sector primario y nota, además, los efectos de la brecha rural. Entre ellos, está la carencia de servicios bancarios, que se ha incrementado con la desaparición de las sucursales. Para paliar esta despoblación financiera, Correos está trabajando para acercar estas prestaciones junto con entidades como FACSA (gestora de agua potable) o el Banco Santander. “Hay lugares en los que es imposible sacar dinero. Por eso, ofrecemos a estos vecinos desde nuestras oficinas la posibilidad de sacar o retirar dinero e incluso pagar recibos. La gente está muy contenta”, dice Briceño. A estas prestaciones se les suma la posibilidad de digitalizar trámites burocráticos de la Administración a través de Oficina de Registro Virtual (ORVE), como becas de estudios o subvenciones agrarias.