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El imperio del terror que la facción de Los Torcidos impuso para recuperar el control de los Latin King en España

Meses de vigilancia de la Guardia Civil finalizan con la detención de 15 de los miembros más agresivos de la banda y prueban que el líder histórico y su lugarteniente querían recobrar el control total cuando el primero saliera de prisión

Eric Javier Jara Velastegui, a la entrada de la Audiencia Provincial. Foto: ULY MARTÍN | Vídeo: Europa Press
Patricia Peiró

La cita se produce bajo el árbol de navidad de la Plaza de España de Madrid. Allí, entre el tumulto propio de esas fechas, ocultos entre los viandantes que curiosean en los puestos del mercadillo, se masca una venganza. A la cabeza del encuentro está Tatam, lugarteniente de Eric Velastegui, alias King Wolverine, fundador en España y líder histórico de los Latin King en prisión desde 2003. Tatam ha decidido que hay que actuar contra los cabecillas de la facción contraria de la misma banda, que no acepta su liderazgo ni el de Velastegui. Una guerra fratricida que se acrecienta con la próxima salida de prisión del segundo y su intención de retomar el control total de la organización, ahora dividida en dos bandos. A un lado, los que le son fieles, conocidos como Los Torcidos, y al otro, los rivales, que se autodenominan verdaderos Latin King. Dos de los jefes de estos últimos con K. y V. y contra ellos se planifica la agresión que se sella bajo el árbol de navidad.

A unos metros y ocultos entre el gentío, les vigilan los investigadores del Grupo de Información de la Guardia Civil que llevan siguiéndoles meses y que han intervenido sus conversaciones telefónicas. A través de sus pesquisas han comprobado que Los Torcidos se organizan en tres grupos o capítulos: Vallecas, Doce de Octubre y Galapagar. Este último municipio es simbólico para los Latin King porque ahí fundó en el año 2000 King Wolverine la célula española de la banda. Wolverine, Eric Velastegui, de 45 años, ingresó en prisión en 2003 acusado de una violación en la Casa de Campo de Madrid. Sin embargo, las dos décadas de cárcel no han diluido su liderazgo y su intención de volver a hacerse con el control era clara, según las conclusiones a las que ha llegado la Guardia Civil, que en la última semana ha detenido a 15 de los pandilleros más violentos envueltos en esta lucha por la hegemonía, incluido el propio Wolverine en su celda en la prisión de Teixeiro, en Galicia.

King Wolverine es partidario de una reunión con el jefe de la facción contraria, King Pablo, para unificar ambos bandos. Sin embargo, su segundo, Tatam, el de la reunión en el árbol de navidad, no cree en la negociación y opta por una estrategia más agresiva: derrocar a los líderes por la fuerza y absorber a sus seguidores. Todo esto se desprende de la información recopilada por los agentes de la Benemérita. Este deseo de venganza contra los cabecillas del otro bando se incrementa cuando Luna, la pareja sentimental de King Wolverine, asegura a principios de diciembre que ha sido atacada por las Latin Queens de la facción enemiga. El lugarteniente Tatam deja claro que hay que actuar. Luna le responde que hay que ponerse por encima de sus rivales a cualquier precio. “Nos vamos a matar a filo, a plomo o a puño, como tú quieras”, le dice Tatam a otro de los cabecillas de Los Torcidos. En esa reunión en plaza de España planifican hasta el modo de escape tras el ataque: primero con patinetes de alquiler usando una identidad falsa y después en Uber.

Los investigadores acreditan también que Luna ocupa un papel destacado en la organización, no es una mera comparsa de su pareja y que participa en la toma de decisiones. Ella, residente en la provincia de Barcelona, es una de las detenidas en la Operación Torcido, bautizada así en honor al modo en el que se denominan los seguidores de King Wolverine. En una redada en un bar de Madrid el día de Navidad, los agentes interceptan un cuaderno de anillas de la mujer en el que se puede leer lo que ellos llaman la literatura de los Latin King, los pasos que hay que seguir para ascender en el escalafón de la banda. En ese cuaderno se lee: “Una reina sirve, ayuda y organiza”. La Guardia Civil ha identificado al menos a otras cuatro mujeres que habían fundado en Madrid su propio grupo dentro de Los Torcidos, y se hacían llamar “las Amazonas”.

Los Torcidos arremeten contra todo: contra las bandas enemigas, la facción rival dentro de la organización y también contra los miembros que manifiestan su voluntad de querer abandonar la pandilla. Sobre uno de estos últimos, asegura Tatam: “A ese man le van a dar entre cuatro, no se va a poder levantar de la cama”. El lugarteniente llega incluso a planear aliarse con los Dominican Don’t Play, un grupo con el que tienen un pacto de no agresión, para atacar conjuntamente a dos de los líderes del bando enemigo que residen en Zaragoza. Pero hay más pecados imperdonables para los pandilleros. A uno de ellos le sentencian por no presentarse a una reunión en un bar del barrio de El Carmen, a otro por hacer gestos en redes sociales sin ser miembro de pleno derecho de la banda, a un tercero por acusar a un oficial de quedarse con dinero de la venta de estupefacientes.

Venganza sentimental

También se mezcla lo sentimental. Tatam tiene la mirada puesta en el exnovio de su actual pareja, S., al que acusa de haber acudido a la Guardia Civil a denunciar la persecución que sufre. Los informes policiales recogen varias ocasiones en las que S. se ha librado de acabar muy mal. “Te vamos a matar, eres un sapo (un soplón)”, le soltó Tatam en las últimas fiestas de Torrelodones, a donde había ido en su busca. Tal es su ansia de violencia que hasta se equivocan al atacar en Galapagar en 2021 a unos chavales a los que confunden por error con Trinitarios, su pandilla enemiga por antonomasia. Pocos días después, las calles y contenedores cercanos amanecen llenos de pintadas con coronas de cinco puntas y las iniciales “L. K. (Latin King)”.

La lucha de las facciones enfrentadas se recrudece a medida que King Wolverine ve acercarse su libertad. En junio de 2022 empieza a disponer de permisos penitenciarios y, aunque tiene prohibido abandonar Galicia en ellos, se desplaza a Madrid en alguna ocasión para fortalecer su liderazgo. En Galapagar, el grupo cuenta al menos con 26 pandilleros. Eric Velastegui ordena a los jefes de los Latin King en Valencia, Murcia y Barcelona que se “reporten”, es decir, que reconozcan su mandato. Por todo esto, la Guardia Civil interpreta que la estructura de esta banda organizada se ha mantenido “estable” en todo este tiempo y sigue dependiendo de una fuerte jerarquía. Wolverine ha coordinado desde su celda además la recepción de grandes cantidades de cocaína para que sus acólitos en Madrid la distribuyan y así financiar a la banda.

Tatam está entusiasmado con la vuelta a las calles de su jefe e incluso planea comprar “una torta” (un pastel) con una corona encima “y dos leones a los lados” con motivo de uno de los permisos de Wolverine a finales de noviembre. Las reuniones orgánicas se suceden: en una hamburguesería cercana a Atocha, en unas canchas en Villaverde, en el parque de Comillas, en la Casa de Campo... El rearme se evidencia en otros seguimientos. Otro de los dirigentes dentro del grupo de Galapagar recorre los parques y se sienta junto a su pareja en los bancos a hablar con menores. Los investigadores sospechan que era el encargado de captar nuevos miembros. En una de las visitas que Tatam y otro cabecilla realizan a Galicia, en uno de los permisos de Wolverine se les ve dando un bucólico paseo por la playa, seguramente sentando las bases del retorno del máximo líder, que, por ahora, permanecerá encerrado.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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