Mapas | Los municipios destruidos donde por fin llega la ayuda: “Es catastrófico”

La situación es precaria en las localidades que han detallado su situación a EL PAÍS: hay entrega de comida y llega la ayuda oficial, pero muchos hogares aún no tienen luz, internet o agua caliente. La UME asegura haber entrado en 69 núcleos urbanos

Miembros de la UME, en Alfafar, este lunes.
Miembros de la UME, en Alfafar, este lunes.Pablo Blazquez Dominguez (Getty Images)

El alcalde de Cheste pensaba que la catástrofe de la dana solo afectaba a su pueblo. El socialista José Morell sospechó que la furia del agua, que el pasado martes 29 destruyó los puentes, las carreteras y los principales caminos de este municipio de 9.000 vecinos —famoso por su circuito de motos— solo caía en sus casas. “Nos quedamos aislados de todo”, cuenta ahora por teléfono. Una semana después, la comida y la luz ha vuelto a los hogares, pero el gas y el internet llega a cuenta gotas. El principal problema, dice, son las infraestructuras. Necesita que sus vecinos salgan a Valencia. Espera que la Unidad Militar de Emergencia (UME) construya en los próximos días un puente para conectar de nuevo a Cheste con las carreteras.

La magnitud de la tragedia es de tal calibre que muchos ciudadanos de España han aprendido el nombre de algunos de los municipios afectados como si de una alineación se tratase. Aldaia, Cheste, Picanya, Catarroja, Sedavi, Utiel, Ribarroja, Chiva, Paiporta. Estos suman más de 140.000 habitantes, pero además hay otros 56 afectados por la dana, según una primera estimación de la Cámara de Comercio: concentran el 32% de la población de la provincia.

Una semana después, los mandos de la UME han asegurado que los militares han entrado ya en 69 municipios. Muchos de sus alcaldes cuentan por teléfono que mientras la ayuda solidaria de comida y principales enseres ha llegado, en centenares de hogares aún no se encienden las bombillas, no se puede mandar un WhatsApp ni buscar información por internet. O ducharse con agua caliente. El gas, coinciden muchos, será muy complicado de redistribuir, por las fugas de las tuberías y la reconstrucción, que requerirá de kilómetros y kilómetros de cañerías. Lo mismo sucede con los daños estructurales: una primera estimación a partir de datos satelitales estima en 550 los kilómetros de carreteras o vías de tren dañadas por la dana.

Estas son las principales carencias y demandas de los regidores o representantes municipales que han hablado con EL PAÍS siete días después de la tragedia:

Aldaia, 33.000 vecinos

El municipio de Aldaia todavía no tiene agua potable en todos los hogares. Lo mismo sucede con la luz, la cobertura móvil y el gas. “El pueblo está por construir”, cuentan fuentes del Ayuntamiento. “Estamos para empezar de cero. La imagen visual ha cambiado, pero hay calles llenas de trastos. Hemos hecho una labor muy importante desde el día siguiente, con la recogida de vehículos para llevarlos a una finca municipal y así los vecinos sepan que, al menos, su coche está aquí. Pero todo con recursos propios, con brigadas de obras y empresas de aquí”.

La UME llegó este domingo, después del llamamiento que hizo el alcalde el día anterior. Los fallecidos por la dana son seis. La mayoría son personas mayores que se quedaron atrapadas en las viviendas, y una persona que bajó a recuperar el vehículo y quedó atrapada. No tienen cifras de desaparecidos. Lo peor, apuntan estas fuentes, va a ser el drama psicológico que ya está afectando a muchos de sus vecinos. “Hay muchos con enfermedades mentales que ya estamos abordando casa por casa”.

Cheste, 9.000 vecinos

“Antes tardamos 20 minutos para ir a Valencia y hoy un compañero tenía una cita médica y ha tardado una hora y media”. El alcalde, José Morell, de 9.000 vecinos, cuenta que la principal demanda de su pueblo son las infraestructuras. La dana ha dejado, de momento, tres fallecidos. Desconoce el número de desaparecidos. “Por el pueblo pasa un riachuelo que podías saltar y vi en la tele una información que decía que pasó tres veces más agua que el Ebro”, cuenta. “Si nos ponen un puente, nos normalizamos. Seríamos un poco autónomos. Es lo que nos conecta con la autovía A3″.

Morell escribió por primera vez bandos a mano, en papel. Desmintió bulos como que el agua no era potable, un rumor que corría de casa en casa entre los vecinos. “Tuvimos que hacerlo para que la gente se enterara”. Lamenta que hace 24 horas volviera a llover. “Hemos hecho pasos provisionales por el río, pero esto es como la tragedia de Sísifo”. Una semana después, la comida y la luz ha vuelto a los hogares, pero el gas y el internet llega a cuenta gotas.

Picanya, 12.000 vecinos

“Lo que más falta nos hace son las bombas de achique para quitar el agua”. Josep Almenar, el alcalde de Picanya, de 12.000 vecinos, dice que la ayuda humanitaria de comida ha llegado y de “distinta clase”. También el ejército, que ha supuesto un impulso para desatascar las calles de lodo. De momento, cuenta, la cifra de fallecidos ha ascendido a 12. “No tenemos desaparecidos, que sepamos”. Hay luz. Hay agua. Hay internet. “Ahora estamos limpiando los bajos y los garajes”.

Riba-roja, 24.000 vecinos

Los 24.000 vecinos de Riba-roja tampoco tienen gas. Sí agua y luz, pero no en todo el municipio. El 80% de las 1.400 empresas del polígono carecen de electricidad. La cobertura va y viene, según cuenta el alcalde, Robert Raga. “Estamos incomunicados con ocho urbanizaciones, que son 3.200 vecinos”, cuenta. Quiere que la UME –que llegó el jueves, 48 horas después de la tragedia— construya de nuevo un puente transitorio, como ya se hizo en 1957, cuando otra riada arrasó con todo. “Esta ha sido más grande. Se ha llevado el puente antiguo y el nuevo”.

La cifra oficial de fallecidos ha ascendido a seis, entre ellos, cuenta, una mujer de 26 años, embarazada. Otra víctima apareció subida en un árbol, ahogada. Desconoce la cifra de desaparecidos. “Esto ha sido una barbaridad. Es catastrófico”.

Chiva, 16.000 vecinos

Francisco Esteso es el jefe de la policía local de Chiva, la localidad donde más lluvia cayó el pasado martes. Esteso cuenta que en este municipio de 16.000 vecinos ya cuentan con luz y agua, pero no tienen gas. Internet, dice, tampoco ha vuelto a los hogares. “Tenemos infraestructuras dañadas en algunas urbanizaciones, que están pasando con dificultades”, cuenta. La UME lleva 48 horas en el municipio. Los fallecidos son diez. Tampoco cuenta con una cifra oficial de desaparecidos. “Los colegios están cerrados por el fango y los accesos”.

Sedaví, 10.000 vecinos

Los 10.000 vecinos de Sedaví ya cuentan con luz y agua, según cuenta su alcalde, Francesc Cabanes. Sin embargo, no hay gas. “Tardará, hay que llegar a las fugas”, explica. Lo mismo sucede con la cobertura móvil, que es “muy mala”. La dana se cobró la vida de 10 vecinos, seis del pueblo y cuatro de fuera. “Los dos que yo sé, son mayores”. No cuentan con ningún desaparecido.

La demanda principal es que desaparezca de una vez por todas el barro. “Quiero vaciar los garajes”. Lo peor, describe, es que no ha quedado ni un solo comercio en pie. “Los autónomos lo han perdido todo”.

Utiel, 11.500 vecinos

Los 11.500 vecinos de Utiel ya cuentan con luz y agua, pero carecen de buena cobertura, que va y viene, y gas, que estará listo en breve. Su alcalde, Ricardo Gabaldón, del PP, dice que el principal problema fue el primer día porque la UME no pudo entrar.

“Ahora tenemos que reconstruir la ciudad porque una cuarta parte ha estado anegada. Tenemos que construir las calles y las viviendas”, dice. “Hay más de 200 familias que ya no tienen casa”. Las víctimas mortales son seis, por ahora. No hay ningún desaparecido. Gabaldón explica la magnitud de la tragedia describiendo el rescate en helicóptero de 60 vecinos. Cuenta que muchos salieron con tractores para achicar el agua a las pocas horas. Y narra que gracias a que suspendieron las clases de un instituto por la mañana se salvaron muchas vidas. “Aquí podrían haber fallecido más de 400 vecinos”.

Paiporta, 27.000 vecinos

Paiporta es, por el momento, el municipio más afectado por la dana. Aquí han fallecido 70 vecinos, según su alcaldesa, Maribel Albalat. Ahora los agentes están centrados en descongestionar los accesos al pueblo de 47.000 habitantes para que la maquinaria pesada pueda entrar e ir retirando toda la basura, los muebles y los diferentes enseres sacados de las casas. El agua, la luz y el gas tampoco ha vuelto a todo el municipio. El Ayuntamiento también presta ayuda psicológica a quienes la necesita en un gabinete improvisado, que reforzarán desde este lunes con psicólogos voluntarios llegados desde otros puntos.

Créditos

Almudena A. Herrerías ha contribuido a esta pieza
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