Podemos y Sumar tratan de esquivar el abismo de la ruptura a una semana del lanzamiento de Díaz como candidata
Las negociaciones entre los equipos de la vicepresidenta y el partido que lidera Ione Belarra siguen abiertas
El espacio a la izquierda del PSOE intenta sortear, contra reloj, el abismo de una ruptura. La inminente presentación de la candidatura de Yolanda Díaz a las generales, prevista para el próximo domingo, 2 de abril, con un gran acto en Madrid, ha acelerado en los últimos días los contactos entre Podemos y el equipo de la vicepresidenta del Gobierno. El objetivo es evitar en esa jornada la escenificación de una ruptura entre el partido que lidera Ione Belarra y la nueva plataforma Sumar que encabeza la ministra de Trabajo. Una fractura que, si bien no tendría por qué ser definitiva, resultaría muy simbólica. Podemos elevó el pulso hace dos semanas al exigir un “acuerdo de mínimos” que garantizase la celebración de primarias abiertas para elaborar las listas electorales, como condición previa para arropar a Díaz en ese acto del día 2. De fondo subyace la batalla por los puestos en las candidaturas y, por tanto, el peso que tendrá Podemos en Sumar.
Ese amago de ultimátum de la formación de Belarra ha provocado esta semana un movimiento del resto de las fuerzas llamadas a compartir papeleta en las generales con la marca Sumar. La líder de Más Madrid, Mónica García, los ministros Alberto Garzón (coordinador general de IU) y Joan Subirats (En Comú Podem) o la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, junto a partidos como Compromís o la Chunta Aragonesista, ya han confirmado su presencia en el lanzamiento del nuevo proyecto.
A siete días de ese acto, las negociaciones siguen abiertas y algunas voces sí ven posible un acuerdo antes del lanzamiento, aunque Díaz volvió el sábado a poner límites a las pretensiones de Podemos: “No se gana un país defendiendo una mesa camilla y hablando de listas electorales. No necesitamos hablar de nosotras, a la gente no le interesa eso”, reivindicó la vicepresidenta en el último acto de la gira de su plataforma por toda España, en Las Palmas de Gran Canaria ante unas 600 personas, según la organización. Sus palabras no fueron contestadas por Podemos, que recordó que la propia Belarra ha repetido en multitud de ocasiones que sería “un error” pasarse un año hablando de las peleas internas. “Queremos mirar hacia fuera. Y con esa grandeza y esa altura de miras, si lo conseguimos, vamos a ser capaces de cambiar el país, de ganar el país”, insistió Díaz.
Los contactos continúan y hay intercambio de documentos para tratar de pactar algún tipo de salida a la crisis, aunque el tiempo se agota y las opciones son limitadas, porque el entorno de la vicepresidenta ha sostenido en las últimas semanas que cualquier acuerdo debería incluir a todos los partidos y algunos actores que compiten este 28-M no tienen interés en cerrar nada antes de los comicios municipales y autonómicos, que creen definitorios para medir su peso. Podemos sí quiere formalizar un acuerdo antes, porque opina que el retraso solo busca debilitarlos en esa negociación si los resultados de mayo no son buenos. “La unidad tan valiosa que construimos en el pasado siempre se basó en acuerdos que tenían que ver con listas, con recursos, con dejar participar a la gente. Ojalá eso se pueda hacer pronto”, explicitó a última hora del lunes en la Cadena SER el exvicepresidente Pablo Iglesias, una voz con enorme influencia en Podemos aún hoy.
Las conversaciones entre la secretaria de Organización del partido, Lilith Verstrynge, y el jefe de gabinete de Díaz, Josep Vendrell, se han intensificado, a pesar de que la número tres de Podemos ha estado en Buenos Aires toda la semana. Ambos mantuvieron un encuentro telemático el jueves, pero las dos partes guardan silencio sobre los detalles de las conversaciones para evitar interferencias. “No tenemos ninguna novedad a este respecto”, despachó escuetamente y hasta en dos ocasiones Belarra el sábado en León. El partido reitera, como ya hizo la ministra de Derechos Sociales el viernes, que quiere un pacto antes del día 2 para poder arropar a Díaz en su lanzamiento, y pide, entre otras cuestiones, “primarias abiertas en las que pueda participar cualquier persona que quiera”, según sus palabras.
El consenso para celebrar primarias es compartido, al menos, dentro de Unidas Podemos, pero varias voces coinciden al señalar que los problemas vendrán a la hora de definir los detalles, es decir, la fórmula concreta del proceso. Aquí entran en juego cuestiones como el censo de votantes, los plazos para cerrarlo, el sistema de elección, quién organiza las primarias o por qué circunscripciones, por ejemplo.
La semana, en todo caso, ha servido de trampolín a Díaz, que el martes aprovechó la oportunidad que le brindó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para replicar a Ramón Tamames durante la moción de censura de Vox. La titular de Trabajo dedicó al exdirigente comunista un rosario de datos en defensa de la gestión del Ejecutivo de coalición, elogió a los ministros —también del PSOE— y trazó las líneas maestras de su proyecto de país. Su intervención en un tono institucional y contra la derecha contrastó ese día con el señalamiento de Belarra al PSOE. “Hoy es muy fácil parecer de izquierdas. La clave es que lo demostremos con hechos”, apremió la responsable de Derechos Sociales desde los pasillos de la Cámara baja para exigir la aprobación cuanto antes de la ley de vivienda o una rectificación sobre la modificación de la ley del solo sí es sí, que ha dividido al Gobierno. La vicepresidenta quiso proyectar ese día una imagen de fortaleza, rodeada a su llegada al Congreso de Garzón, Subirats y varios cargos del grupo parlamentario.
Esa foto representativa se extenderá en siete días a otras formaciones que, ante el órdago de Podemos, han cerrado filas con Díaz. Algunas voces de UP interpretan que el acercamiento de partidos como Más Madrid o Más País —la titular de Trabajo e Íñigo Errejón posaron juntos en un acto la semana anterior— ha sido posible por el espacio que ha dejado la organización de Belarra al imponer su ultimátum, y califican de “error” su movimiento. La fuerza política que lidera Mónica García, creada por la exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena y el propio Errejón tras la ruptura con Pablo Iglesias, tiene una relación complicada con Podemos y nadie oculta que se presencia es más sencilla si estos se borran de la foto el día 2.
La resolución de la crisis, en todo caso, está aún en el aire. “Hay que hablar, hay que negociar, somos compañeros y yo no visualizo ninguna otra opción, creo que finalmente IU y Podemos, con otros partidos, vamos a apoyar y empujar para contribuir a que el proceso de Yolanda [Díaz] salga adelante”, animó Garzón el viernes. Una hipotética exclusión de los de Belarra tendría, además, una lectura complicada en clave electoral, porque la vicepresidenta es la líder política más valorada, según el CIS, y hay candidatos que “necesitan esa foto para municipales y autonómicas”, sugiere una fuente. Podemos tampoco puede controlar a todos sus cargos territoriales. El coordinador en Galicia, Borja San Ramón, así como el diputado de Galicia en Común, Antón Gómez Reino, o el secretario del grupo parlamentario en el Congreso, Txema Guijarro, han confirmado ya su presencia en ese acto. Díaz agradeció el sábado a todas las organizaciones que la van a respaldar el 2 de abril en Madrid: “Da igual de dónde vengan. Lo importante es que nos vamos a dar la mano y le vamos a demostrar a nuestro país que, aunque tengamos matices, la diversidad es riqueza y no nos quieren pensando lo mismo, nos quieren caminando juntas”, insistió antes de pedir a todos los partidos estar “a la altura de las circunstancias”.
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