La policía corta la conexión del clan de Los Charlines con la Costa del Sol
Desmantelada una organización de narcotraficantes asentada en Málaga y con vínculos en Galicia tras la detención de nueve de sus integrantes y la incautación de 230 kilos de cocaína
A Alejandro O. M. le conocen bien los investigadores policiales en la Costa del Sol. A sus 42 años acumula cuatro detenciones, todas por tráfico de drogas. Es malagueño, vive en Torremolinos y se le conoce como Cabeza perro. A pesar de sus credenciales delictivas estaba en libertad el pasado verano, aunque los agentes no le perdían de vista. A mediados de julio detectaron que realizaba algunas actividades sospechosas que podría significar que estaba de vuelta en el negocio. En ellas también participaba Paola, una mujer de nacionalidad colombiana que estuvo casada un tiempo con uno de los sobrinos del ya fallecido Manuel Charlín Gama, patriarca de uno de los históricos clanes del narcotráfico gallego. Semanas después, la investigación reveló que ambos formaban parte de una organización asentada en el litoral de Málaga que compraba, almacenaba y distribuía cocaína a gran escala en España.
Tres meses después del inicio de la investigación, a cargo del Grupo 1 de Estupefacientes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de la Costa del Sol, la Policía Nacional ha detenido a nueve personas de esta banda de narcotraficantes con base en la costa malagueña y vínculos con el clan de Los Charlines de Vilanova de Arousa (Pontevedra). Los delincuentes importaban cocaína para luego comerciar con ella en distintos puntos del territorio nacional. Durante la operación, denominada Papito, se han intervenido 230 kilos de esa sustancia estupefaciente y otro dos de hachís, así como 234.000 euros, un arma de fuego y varios vehículos. Ocho de las personas arrestadas —localizadas en las provincias de Málaga, Granada y Madrid— han ingresado ya en prisión por los presuntos delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas.
Los narcotraficantes se abastecían de la droga en Marbella y Madrid, según la hipótesis policial. A la Costa del Sol la cocaína llegaba en contenedores trasladados desde el puerto de Algeciras. A la capital de España, con el mismo método pero con la mercancía procedente de Galicia. El líder de la banda era Alejandro O. M., viejo conocido de la policía malagueña por sus cuatro detenciones anteriores, dos de ellas por el mismo grupo de estupefacientes que lo ha vuelto a arrestar ahora. Fue precisamente la sospecha de que había retomado el tráfico de estupefacientes la que dio origen a la investigación, en la que también han participado miembros de la Udyco de Pontevedra.
Poco a poco, los agentes fueron desvelando las conexiones de este malagueño con el clan de Los Charlines a pesar de las “muchas medidas de seguridad” que tenían para intentar evitar la labor policial, como el uso de detectores de frecuencia para interferir en las balizas policiales, según han explicado fuentes policiales. Los investigadores, sin embargo, pudieron ir aclarando las labores de cada uno de los presuntos narcotraficantes a medida que avanzaba su trabajo. Además del cabecilla malagueño, la Policía Nacional destaca la participación de Paola, la expareja del sobrino del patriarca de Los Charlines, a quien los agentes destacan por sus “nervios de acero”. Ella se dedicaba a transportar la droga y recoger el dinero de las operaciones de compraventa. Para trasladarla usaba vehículos con escondrijos ubicados en el maletero a los que habían instalado un sistema hidráulico para su apertura. Entre otros destinos, se detectaron portes a ciudades como Málaga, Marbella, Granada y Madrid. En uno de ellos se interceptaron 30 kilos de cocaína.
Debajo de los dos máximos responsables, otros integrantes de la banda se dedicaban a ocultar la cocaína en guarderías. Una de ellas estaba situada en un taller de chapa y pintura de un polígono industrial de Marbella, donde estaba estacionado un coche que albergaba 80 kilos de cocaína y un arma de fuego corta lista para ser utilizada. La droga también se escondía en un zulo ubicado en una vivienda de otro de los investigados —donde había 50 kilos— y un inmueble del municipio de San Agustín de Guadalix (Madrid) en el que se hallaron otros 30 kilos. El resto de participantes tenía como misión distribuir la droga por distintos territorios de las provincias de Málaga y Granada. Uno de ellos fue arrestado con 140.000 euros en efectivo.
Los nueve detenidos en la operación Papito fueron puestos a disposición judicial y ocho de ellos ingresaron en prisión. El caso está en manos del Juzgado de Instrucción Número 5 de Torremolinos (Málaga).
Operativo de la Guardia Civil contra el tráfico de marihuana
Más de 150 agentes de la Guardia Civil se han desplegado desde primera hora de la mañana en las localidades malagueñas de Torremolinos, Mijas y Fuengirola en una operación centrada en la lucha contra el tráfico de marihuana. A lo largo del día los agentes han realizado más de una decena de registros y han detenido a 16 personas, según han informado fuentes policiales. También se han incautado de medio millón de euros en metálico, armas, marihuana, vehículos y material electrónico. El operativo, que sigue abierto, forma parte de una investigación del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de Málaga y en él han participado guardias civiles de la Comandancia de Málaga y del Centro Regional de Análisis e Inteligencia contra el Narcotráfico (Crain).
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